1.17» Jesús Perdona hasta al Más Grande
Pecador
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
1) Pilatos ha pronunciado la sentencia. Hijitos Míos,
consideren atentamente cuánto sufrió Mi Corazón…
2) Desde que Me entregó en el Huerto de los Olivos,
Judas anduvo errante y fugitivo sin poder acallar los
gritos de su conciencia, que lo acusaba del más horrible
sacrilegio. Cuando llegó a sus oídos la sentencia de
muerte pronunciada contra Mí, se entregó a la más
terrible desesperación y se ahorcó.
3) ¿Quien podrá comprender el dolor intenso de Mi
Corazón cuando vi lanzarse a la perdición eterna esa
alma que había pasado tres años en la escuela de Mi
amor, aprendiendo Mi doctrina, recibiendo Mis
enseñanzas, oyendo tantas veces cómo perdonaban Mis
labios a los más grandes pecadores?
4) ¡Judas! ¿Por qué no vienes a arrojarte a Mis pies para
que te perdone? Si no te atreves a acercarte a Mí por
temor a los que Me rodean, maltratándome con tanto
furor, mírame al menos; verás cuán pronto se fijan en tí Mis ojos.
5) Almas que están enredadas en los mayores pecados...
Si por más o menos tiempo han vivido errantes y
fugitivas a causa de sus delitos, si los pecados de que son
culpables los han cegado y endurecido el corazón, si por
seguir alguna pasión han caído en los mayores
desórdenes, no dejen que se apodere de ustedes la
desesperación cuando los abandonen los cómplices de su
pecado y cuando su alma se de cuenta de su culpa...
Mientras el hombre cuente con un instante de vida, aún
tiene tiempo de recurrir a la Misericordia y de implorar
el perdón.
6) Si son jóvenes y los escándalos de su vida pasada los
han dejado en un estado de degradación ante los
hombres, ¡no teman! Aún cuando el mundo los
desprecie, los trate de malvados, los insulte, los
abandone, estén seguros de que su Dios no quiere que su
alma sea pasto de las llamas del infierno. Desea que se
atrevan a hablarle, a dirigirle miradas y suspiros del
corazón, y pronto verán que Su mano bondadosa y
paternal los conduce a la fuente del perdón y de la vida.
7) Si por malicia has pasado quizá gran parte de tu vida
en el desorden y en la indiferencia, y cerca ya de la
eternidad la desesperación quiere ponerte una venda en
los ojos, no te dejes engañar, aún es tiempo de perdón.
Oigan bien: si les queda un segundo de vida,
aprovéchenlo, porque en él pueden ganar la vida eterna.
8) Si ha transcurrido su existencia en la ignorancia y el
error, si han sido causa de grandes daños para los
hombres, para la sociedad y hasta para la Religión, y por
cualquier circunstancia conocen su error, no se dejen
abatir por el peso de las faltas ni por el daño de que han
sido instrumento sino, por el contrario, dejando que su
alma se penetre del más vivo pesar, abísmense en la
confianza y recurran Al que siempre está esperándolos
para perdonarlos.
9) Lo mismo sucede si se trata de un alma que ha pasado
los primeros años de su vida en la fiel observancia de
Mis mandamientos, pero que ha decaído poco a poco del
fervor pasando a una vida tibia y cómoda...
10) No ocultes nada de lo que te digo, pues todo es para
beneficio de la humanidad entera. Repítelo a la luz del
sol, predícalo a aquel que quiere verdaderamente
escucharlo.
11) El alma que un día recibe una fuerte sacudida que la
despierta, ve de pronto su vida inútil, vacía, sin méritos
para la eternidad. El maligno, con infernal envidia, la
ataca de mil maneras, abultándole sus faltas; le inspira
tristeza y desaliento, acabando por llevarla al temor, a la
desesperación.
12) Alma que Me perteneces, no hagas caso de ese cruel
enemigo y, en cuanto sientas la moción de la gracia al inicio de tu lucha, acude a Mi Corazón; siente,
contempla cómo vierte una gota de Su Sangre sobre tu
alma y ven a Mí. Ya sabes dónde me encuentro: bajo el
velo de la fe... Levántalo y dime con entera confianza tus
penas, tus miserias, tus caídas... Escucha con respeto
Mis palabras y no temas por lo pasado. Mi Corazón lo ha
sumergido en el abismo de Mi Misericordia y Mi amor.
13) Tu vida pasada te dará la humildad que te llenará. Y si
quieres darme la mejor prueba de amor, ten confianza y
cuenta con Mi perdón. Cree que nunca llegarán a ser
mayores tus pecados que Mi Misericordia, pues es
infinita.