5» Capítulo III
La Comunión de los Santos
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
l) Señor permitió que pasaran rápidamente por mi
mente, imágenes de campañas políticas.
Escenarios iluminados y grandes cantidades de gente,
gritando enardecidas. Ya en un partido de pelota, ya
en un concierto de algún artista o cantante de moda,
en una concentración política… rindiendo tributo a
seres humanos, de barro… Y el Rey de Reyes, el Señor
de toda la humanidad, sentado en un Trono bellísimo,
iluminado por Su misma Luz y abandonado,
esperando por nosotros… Sólo una minoría de gente
se detenía allá ante Él.
2) Al observarlos, me di cuenta de que ellos no podían
verlo como yo lo estaba contemplándolo, rodeado de
todos los hermosos y radiantes seres que habitan el
Cielo, pero veían Su trono terreno, es decir, el lugar
donde Él estaba: en una inmaculada Hostia, dentro de
una hermosa Custodia.
3) Entre la gente que entraba y se arrodillaba frente a
Jesús, había respeto, deseos de adorarlo, algunos
mostraban en su semblante mucho dolor, tristeza,
otros tantos miedo, temor y unos pocos, muchísimo
amor.
4) Cuando entraba una persona, Jesús la miraba, le
extendía la mano, la persona se arrodillaba o se
sentaba y de pronto desaparecían las demás personas. Era como si sólo estuvieran allí Jesús y esa persona.
Entonces Él la abrazaba y besaba la mejilla de la
persona, pero todo con gestos de inmensa ternura,
como un enamorado recibe al ser amado, o como lo
hace un padre: con dicha, con la alegría de la
Bienvenida.
5) La persona comenzaba a hablarle y Jesús primero la
escuchaba atentamente, pero luego, Él susurraba
algunas Palabras al oído de la persona y finalmente,
levantando los ojos, casi entrecerrándolos luego,
elevaba los brazos al Cielo.
6) Finalmente bendecía a la persona y se quedaba
contemplándola con amorosa mirada, como si fuese el único ser en el mundo…
7) ¡Cuánta Luz salía de Jesús e iluminaba todo el lugar!
¡Cuánta reverencia y respeto, adoración y amor
alrededor Suyo, por parte de muchísimos Santos, de Ángeles y una cantidad enorme de personas que
parecían tener también luz propia, por la dicha que
reflejaban en sus rostros…! Esta imagen, al igual que
la de la Santísima Madre y San José, aparecía y
desaparecía de mis ojos de cuando en cuando.
8) El Señor estaba enseñándome que todos
necesitamos que se abran nuestros ojos para poder
contemplar mejor las cosas de Dios, porque nuestros
ojos con frecuencia, o se cierran, o se entorpecen para
observar las cosas del Espíritu.
9) El Señor me dijo: "Recuerda que en el Salmo 24,4-6
se les advierte que para ver las cosas de Dios se
necesita tener el corazón limpio; es decir, limpieza
de ojos, limpieza de corazón, rectitud de conciencia
y pureza de intención, para poder llegar un día al
conocimiento de Mis Divinos secretos...
10) ¡Aprendan de otros seres que los antecedieron y
que hoy son Santos! Para ellos, el mejor lugar de
descanso eran Mis manos, la mejor medicina y el
más suave alivio era recurrir a Mi Cuerpo
Sacramentado, buscando Mi compañía, la
conversación Conmigo.
11) Por eso pasaban momentos prolongados en
oración y de ese tiempo de adoración, conseguían un
renovado vigor y mayores fuerzas para enfrentar la
vida con todos sus sufrimientos, dolores y
humillaciones, propios de su condición, y que
servirían luego para su corona de gloria.
12) Es primordial que se enseñe a los hombres que no
basta confesarse y venir a recibirme, volver a
cometer los mismos pecados y luego nuevamente la
confesión… Deben unirse a Mí en el pensamiento,
en el sentimiento, en la voluntad. Es decir, con el
cuerpo y con el alma… Con el corazón.
13) Es así como su vida humana logra participar de
Mi Vida Divina, de modo que sea Yo mismo quien
conduzca su existencia por el viaje que los conduce
hacia las Delicias Eternas.
14) No olvides que, cuanto mayor sea tu entrega a Mi
Voluntad, mayores Gracias recibirás en el transcurso
de tu visita a Mi Presencia Eucarística."
15) ¡Cuánta privación obtienen las almas
permaneciendo lejos de los lugares donde se Adora al
Santísimo Sacramento! ¡Cuánta ignorancia y cuánta
ceguera espiritual que no nos permite creer en esta
verdad absoluta...!
16) ¿Qué estamos haciendo, humanidad, que
permitimos y hasta fomentamos los espectáculos
inmorales, la degradación de nuestros jóvenes y la
destrucción del planeta, y no corremos hacia el Dios
Vivo para suplicar Su Misericordia?
17) Esa noche casi no pude dormir, me sentía culpable
por estar ahí en mi cama, tan lejos y sin embargo tan
cerca de Jesús. Lejos porque ya no estaba en la
contemplación de aquello que me había permitido
vivir, y cerca porque parecía que mi pulso, el latido
de mi propio corazón no era mío, sino Suyo, es decir,
sentía el Corazón de Jesús sobre mi corazón.
18) Entonces le prometí a Jesús que desde ese instante,
cada vez que me despertara en la noche, haría una
Alabanza a Jesús Sacramentado, para saludarlo… Y
gracias a Dios, despierto varias veces, así puedo decir
algo como esto: "En el Cielo, en la tierra y en todo lugar,
sea por siempre bendito y alabado el Divino Corazón de
Jesús Sacramentado" o "Bendito sea Jesucristo en el
Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin
pecado original".
19) En otras ocasiones me sitúo, mental y
espiritualmente frente a un Sagrario, en cualquier
Templo que haya conocido y allí, desde mi cama,
hago oración como si estuviese postrada ante Su
Divina Presencia y le pido que me permita
acompañarlo con el pensamiento y con el corazón.
20) ¡Cuántas personas enfermas a quienes he enseñado
este tipo de acompañamiento y adoración, desde el
lugar en el que están postrados, dicen haber sentido la
amante Presencia de Jesús junto a su lecho! ¡Es que el
Amor de Dios no se deja ganar en generosa
retribución...!
21) Casi al amanecer, Jesús me permitió hacerme
presente en espíritu en una Iglesia de mi ciudad que
tiene un Altar precioso con un Sagrario imponente y
allí me postré para adorarlo. En cierto momento
escuché…
22) "Cuando ustedes Me contemplan en la Eucaristía,
sus ojos Me tocan ya, con una sola mirada, llenos de
amor, de fe, y entran inmediatamente en comunión
Conmigo.
23) ¡Pero si se alimentan de Mi Cuerpo y de Mi
Sangre, viven de la misma vida de Dios, habitan un
anticipo de la vida en el Cielo...! Porque Me miran
con los ojos de la fe, mientras aguardan para verme,
cara a cara, en la claridad de la Gloria.
24) El que en verdad se alimenta de Mi Cuerpo con
una fe viva, y es animado por la caridad hacia sus
hermanos, gozará de la vida eterna, puesto que
habrá llegado al final de su existencia renunciando a
vivir de otra manera en la tierra…
25) ¡Cuánto mayor grado de perfección alcanzará quien renuncie a todas las cosas mundanas para
tenerlo todo! Es decir, quien renuncie a todo lo
creado para tenerme a Mí que fui increado.
26) Objeto de Mis delicias es quien está dispuesto a
perderlo todo para ganar a Dios. A morir para poder
vivir luego Con y En todo…"
27) Yo no Me canso de invitar a Mis amados a la
fuente, para refrescarse en la inmensa sed que viven,
sed del amor que Yo He colocado en ustedes para su
propio bien.
28) ¿Acaso creen que Yo Estoy en los Tabernáculos o
en las Custodias, así quieto, sin actuar, sin darles a
conocer que Soy la Vida perenne y santa? Estoy aquí para hacerme desear por ustedes, para que cuando
vengan a recibir Mi Cuerpo y Mi Sangre como
alimento en la Comunión, Me escuchen decirles:
"Llévenme en su corazón, porque es calor lo que
busco y no estoy conforme si quedo olvidado por
ustedes".
29) Permanezco en la tierra para hacerme tomar
fácilmente por todos aquellos que no Me olvidan,
que saben cuáles son Mis alegrías y Me las
proporcionan recibiéndome gozosos, humildes y
ardientes de amor santo.
30) Di a Mis amados que vengan a Quien los ama verdaderamente, que vengan a alimentarse, no sólo
con Mi Cuerpo y Sangre, sino a alimentarse de Mi
Presencia, porque el hambre que tienen es un Don
Mío y es hambre de Mí, aunque sea cubierta y
disfrazada por tantas apetencias desordenadas.
31) Los espero aquí para obsequiar, junto con la
Madre que les He dado y con todos sus hermanos
del Cielo, a la dulce Trinidad que Yo mismo llevo, a
quien no Me rechaza sino que Me busca y tan
fácilmente puede encontrarme, oculto y vivo;
llameante y como ilusionado de verlos junto a Mí,
para darles muchos rayos de luz y de fuego. Para
estrecharlos a Mí y participarles dosis y dosis de Mi
propia Santidad.
32) Es en el Sagrario y en la Custodia santa donde los
espero, para hacerles participar de la celebración de
la Gloria de Mi Padre, para que reciban las llamas
del Santo Espíritu; para hablar con voces amorosas
del Cielo que les espera, del Amor que les espera, de
la felicidad que les prometo y les doy."