Friday April 19,2024
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EN ADORACION
Testimonio de Catalina
  



Prólogo

Introducción
Jesús el buen Pastor

Capitulo I
El Trono de Dios

Capitulo II
Por Quiénes Pedir

Capitulo III
La Comunión de los Santos

Capítulo IV
Las Ofensas a nuestro Redentor

Capítulo V
Los Misterios del Reino

Capítulo VI
Dios Quiere Habitarnos

Capítulo VII
"Vengan a mi los Agobiados..."

10»Capítulo VIII
Las Pruebas de su Presencia

11»Capítulo IX
Conocerse para Cambiar

12»Capítulo X
La Misericordia del Señor

13»Capítulo XI
Un Bálsamo y Doce Promesas

14»Capítulo XII
Juan Pablo II - Cerca del Trono

15» Oraciones
del Siervo de Dios:
S.S. Juan Pablo II

 


 

 

7» Capítulo V
Los Misterios del Reino

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

1) Algunas semanas después de la primera visión, una noche que llovía mucho y me quedé acompañando al Señor, se iluminó más el Altar donde estaba la Custodia, como si entraran rayos de sol por alguna ventana. No podía ser un relámpago, porque de serlo habría durado muy poco y ésta permanecía
brillando. Acababa de sentarme, pero al ver la luz volví a ponerme de rodillas en el reclinatorio.

2) Entonces vi dos Ángeles enormes, con grandes alas. Estaban de rodillas y con las manos juntas a los lados de la Custodia en la que se encontraba Jesús en la Eucaristía, sus ropajes de un color plata muy claro parecían de una textura aterciopelada.

3) Eran tan bellos y tan majestuosos que su presencia me hizo comprender que esas Criaturas están en el Cielo en Presencia de Dios, como otros tantos espejos en los cuales la pureza infinita del Señor se refleja. Ese Dios de Amor, goza de que los Ángeles sean semejantes a él, porque su semejanza es reverberación de la purísima Luz de Su Espíritu.

4) Me di cuenta de que nosotros, desde la tierra, admiramos en los Ángeles, no propiamente a ellos, sino a Dios, a la vez que tendemos hacia Él por medio de ellos. Y así como los Ángeles, todo lo que es de Dios nos atrae.

5) No sabía lo que me estaba pasando, como me ha sucedido otras veces: Era como si hubiera leído muy rápidamente algún libro, como si hubieran introducido una luz en mi mente. Por decirlo de alguna manera, "supe" que la luz angélica es pureza del eterno Dios, dada a los espíritus celestiales para Su gozo y para el inmenso gozo de estas criaturas.

6) En el caso de los ángeles custodios, su trabajo agrada a Dios, porque por medio de él nos llevan gustosamente a la claridad del Amor celestial, poseído por ellos en diversos grados, pero en absoluta y total pureza.

7) Sin embargo, nosotros no seguimos su obra, al contrario, muchas veces la obstaculizamos con no pocos pesos y enormes y variadas oscuridades.

8) En aquel momento desaparecieron los Ángeles y sentí la necesidad de agradecer a Jesús por mi Ángel Custodio, a quien verdaderamente amo y de quien siento en todo momento la poderosa ayuda e intercesión.

9) Comenzó nuevamente esa música mezclada con campanitas y caídas de agua, y esa melodía, en lugar de distraerme, me fue adentrando en la contemplación de mi oración y diálogo con el Señor. Aquello duró todo el tiempo de mi encuentro con Jesús y sé que el mensaje fue: "Los coros de Ángeles nos acompañan cuando estamos en adoración."

10) Esa noche Jesús dulcemente me instruyó sobre los beneficios de recibirlo en la Santa Comunión en la forma debida, y conforme iba hablando, más sentía aquella hoguera de gratitud dentro de mí.

11) Él decía: "Cuando ustedes Me piden algo, meditando en Mi Pasión o durante la Santa Misa, conmueven Mi Corazón, porque Me lo piden en compañía de Mi Madre y de Juan, al pie de la Cruz, porque pocos piden firmemente. Por eso varían las
peticiones, de acuerdo a la forma que tienen al pedir y a la esperanza que ponen a su petición.

12) Su oración al pie de la Cruz debe ser humilde pero firme, pacífica pero ardiente. Llena de compasión por Mis sufrimientos, llena de gratitud por Mi Resurrección.

13) Deténganse a meditar y a vivir mejor el Martirio y
renovación que les ofrezco en la Eucaristía, invitándolos a la unión con el Celebrante, anulando las distracciones, atentos a quien renueva Mis penas y ora Conmigo al Padre.

14) Yo Me someto, Estoy a la voluntad del Sacerdote, en su tiempo y en su oración y ustedes tantas veces se distraen, están ausentes aún estando presentes físicamente en la Celebración. ¡Les cuesta tanto tener una continua adhesión a las oraciones y al espíritu que mueven a Mi Iglesia…!

15) Cuando comulgan Yo mismo le otorgo al alma los elementos que requiere para transformarla y llevarla a un camino de mayor santidad. Así cada vez se parecen más a Mí en su manera de pensar, de sentir, de reaccionar, de vivir…

16) Es el Sacramento de la unión Conmigo y con sus hermanos; por eso cuanto menos obstáculos Yo encuentre en un alma para que sea más perfecta esta unión, serán mayores las Gracias que recibirán de este encuentro."

17) En un instante comprendí, por un conocimiento que yo misma no entiendo cómo fue, que cuando el sacerdote nos dice: "El Cuerpo de Cristo", está diciéndonos: "Aquí tienes la comida que te nutrirá en vida y te salvará a la hora de la muerte" Y esa respuesta nuestra: "Amen" es el "Sí, deseo salvarme", o "Hágase en mí como tú dices". Sí, es nuestro Fiat ese "Amen", y seguramente esto no va a llamar la atención de ningún sacerdote porque lo conocen, lo saben. Pero para nosotros, el común de los laicos, todo esto es
"novedad", es parte importante de la "Buena Nueva".

18) Y esa entrega del alma al Señor y a Su Divina Voluntad, es la disposición para que Él pueda hacer maravillas en ella, con todo Su poder y con todas Sus Gracias, para ayudarnos a corregir el rumbo, para fortalecernos, para amarnos.

19) Oí la voz de mi Jesús "¡Cuánto amor les tendrá Quien los formó, que para salvarlos debe ocultarse! Y lo hago de esta manera para evitar que Mi Majestad los enceguezca, para que Mi Gloria no ahogue su deseo de Mí, sus sentimientos hacia Mí, y eso lo hago con todos. No saben lo que es amar así sin ser comprendido, aceptado, correspondido en el Amor.

20) Desconocen cuán santo es este único Sacramento, con el cual Me doy a ustedes, cuán incomprendido es y cuán maltratado.

21) Ese es el por qué de estos libros llamados "Testimonios", porque una gran parte de Mi Iglesia, que son los laicos, desconoce tantas cosas que para la otra parte son "comunes y hasta corrientes".

22) Deseo hacer del laico un ser que, teniendo el conocimiento de los Misterios del Reino, de las cosas a las que por su naturaleza no ha tenido acceso o educación, en un encuentro sencillo y amoroso, por medio de estos escritos eleve su corazón hacia el encuentro con el Cielo.

23) Di a los hombres que vengan a Mí, que aquí Estoy Yo, el Omnipotente, el Infinito, que se dejen traer por Mis Ángeles ante Mi Presencia y que Me basta un soplo para alejar el polvo que anida en ustedes."

24) En ese momento pude ver, a lo lejos, una persona que se acercaba hacia la Capilla del Santísimo Sacramento, pero no iba sola, había cuatro Ángeles, uno delante, otro detrás y dos a los costados de ella. Los de los lados y el de atrás estaban rodeados de un luz plateada y el que caminaba (o más bien se deslizaba) delante de la persona, iba envuelto en luces doradas. "Ese es el Ángel Custodio" me aclaró la voz
de Jesús.

25) En ese instante entendí por qué decía que "nos dejemos llevar ante Su Presencia por los Ángeles". Son ellos los que nos están invitando permanentemente a visitar a Jesús Sacramentado, y cuando escuchamos Sus invitaciones, Ellos mismos nos acompañan. El porqué son tres más, no lo sé aún.

26) Muchas veces, cuando acabo de recibir a Jesús en la Santa Comunión, pienso en que no se cómo aún estoy viva, cómo no me he muerto ante la maravilla de tener la certeza de que estoy unida de esa manera a mi Dios y Señor, al Ser que amo por sobre todas las cosas, a Aquel que me ama con un Amor sin límites, al punto de perdonarme una y otra vez todas las ofensas y omisiones de mi vida cotidiana.

27) Entonces sube una oleada de amor que me envuelve y hace que emerja como de un remolino de agua fresca y dorada, abrazada a Él, o bailando para Él hasta la superficie en la cual todo está lleno de ese sentimiento que emana y penetra el corazón al mismo tiempo. Son los segundos del "Yo te amo con todo mi ser, gracias Jesús, gracias mi Señor."

28) Es ese desear que nadie te hable, que nadie se acerque, que nadie diga nada: sólo permanecer unida a Jesús esperando una palabra Suya, un nuevo gesto, un suspiro, o un silencio que lo dice todo a gritos…

29) En varias ocasiones, lo único que he repetido en mi
tiempo de adoración ha sido la oración que el Ángel dio en Fátima a los tres pastorcitos: "Oh Santísima Trinidad,Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente. Yo te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que se le ofende. Y por los méritos infinitos de Su Sacratísimo Corazón, y por el Corazón Inmaculado de María, yo Te suplico por la conversión de los pobres pecadores. Amen."

30) En otras oportunidades, cuando me siento tan cohibida por la Presencia amorosa de Jesús, solo puedo repetirle que lo amo, que quiero amarlo más, que quiero ser como Él quiere que yo sea y luego guardo silencio, notando que me ruborizo como una adolescente frente al muchacho que la mira
cariñosamente.

31) Cuán grande es constatar que es por Él, por el amado, por nuestro Jesús, que todas las cosas subsisten, y que el ir hacia Él, el estar a Su lado, el unirnos con Él, significa encontrar, ganar, poseer el Amor de Aquel por Quien existimos nosotros y existe el Universo entero. Como los santos, deberíamos desear estar en lugar de los Ángeles, porque los Ángeles permanecen rodeando los Sagrarios.

 

   


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