Thursday April 25,2024
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EN ADORACION
Testimonio de Catalina
  



Prólogo

Introducción
Jesús el buen Pastor

Capitulo I
El Trono de Dios

Capitulo II
Por Quiénes Pedir

Capitulo III
La Comunión de los Santos

Capítulo IV
Las Ofensas a nuestro Redentor

Capítulo V
Los Misterios del Reino

Capítulo VI
Dios Quiere Habitarnos

Capítulo VII
"Vengan a mi los Agobiados..."

10»Capítulo VIII
Las Pruebas de su Presencia

11»Capítulo IX
Conocerse para Cambiar

12»Capítulo X
La Misericordia del Señor

13»Capítulo XI
Un Bálsamo y Doce Promesas

14»Capítulo XII
Juan Pablo II - Cerca del Trono

15» Oraciones
del Siervo de Dios:
S.S. Juan Pablo II

 


 

 

4» Capítulo II
Por Quiénes Pedir

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

1) No sé en qué momento cerré los ojos, pero cuando volví a abrirlos estaba yo postrada en el suelo, en adoración, ante la magnificencia de aquella visión que hasta me había hecho pensar que tal vez estaría muerta… Aunque luego comprendí que lastimosamente no era así.

2) En un instante desapareció casi todo: sólo se quedó Jesús, con su regia vestimenta de color dorado. Llevaba puesta una preciosa corona, agarraba un cetro de oro en la mano izquierda y pisaba algo así como una nube de color verde…

3) "Siéntate, hijita" me dijo muy dulcemente. Obedecí y me di cuenta de que el hombre que estaba de rodillas allá, nada había visto ni oído de lo que estaba sucediendo.

4) El Señor me dijo: "Quiero que pidas, en primer lugar, por el sacerdote que hizo posible este encuentro entre tú y Yo, por quien consagró esta Hostia". Así lo hice.

5) Luego me dijo: "Pide por las personas que colaboraron al construir este lugar dedicado a estos encuentros. Sí, pide por ellos, porque hay muchas personas que lo hacen con la mayor devoción y ellos reciben Mis primeras bendiciones desde este lugar. Hay quienes trabajan y colaboran en la construcción de Mi Casa, pero que no lo hacen por Mí, sino por ellos mismos, no para que brille Yo, sino para brillar
ellos.


6) Hay otros tantos que sí lo hacen por amor a Mí, pero no son capaces de venir a visitarme. Son quienes Me honran con los labios pero no con el corazón.

7) Pide por las Parroquias y Capillas, en las cuales el
responsable y la comunidad aceptaron llevar a cabo las horas de Adoración Eucarística
.

8) Pide por aquellos que cierran su corazón ante Mis llamadas… Por quienes combaten a los que vienen hasta Mí… Por quienes mancillan y ofenden Mi Presencia con su falta de respeto, su irreverencia o su poco recato al vestir. Observa…"

9) En ese momento volví mi vista hacia donde Jesús miraba y pude ver el Altar Mayor de la Iglesia (no el de la capillita donde ahora estaba). Estaba el Santísimo Sacramento expuesto y había bastante gente en el lugar, muchas personas arrodilladas, en oración, pero había otras que, por detrás de los bancos, pasaban frente a Su Trono, conversando entre
ellas, comiendo algo, o masticando dulces y gomas de mascar, como si no hubiera nadie.

10) Algunos hacían un garabato en lugar de la señal de la Cruz, sobre ellos mismos, y otros ni siquiera eso. Se sucedieron una serie de imágenes (comprendo que de distintas ocasiones) de personas que yo veía sentadas a un lado de donde yo estaba. Unas cuchicheaban entre ellas, otras estaban con las piernas cruzadas; hombres y mujeres que hablaban entre sí o balanceaban el pie sin descanso, como si estuviesen en una reunión informal…

11) Desaparecieron de mi vista y enseguida entraron algunas parejas que se sentaron muy juntas entre sí, pero alejadas de las otras parejas. Me quedé azorada de ver cómo tenían manifestaciones de afecto entre ellos, frente al Santísimo Sacramento expuesto, Aquello era una verdadera vergüenza, como si estuviesen en algún lugar reservado para ellos solos.

12) Nuevamente estos se esfumaron de mi vista y fue peor, porque entraron unas mujeres jóvenes, y otras no tan jóvenes con vestimenta tan poco apropiada, que más parecían yendo a la playa, a una discoteca, o quién sabe a dónde; con partes de su cuerpo descubiertas, como todas esas jovencitas que
parecieran no tener padres y que caminan con ropas que tal parece que son dos tallas menos de la que deberían usar y que "dicen" está "de moda"… ¡Cuánta vergüenza y dolor sentí ante el Señor que miraba a todas estas personas con muchísima tristeza!

13) Sí, sentí dolor, pero al mismo tiempo tuve ganas de
sacarlos a empujones de allá, como otras veces me ha pasado, cuando casualmente asisto a alguna celebración de matrimonio, Misas de Promociones o de damitas que cumplen Quince Años.

14) En muchas de esas ocasiones he sentido vergüenza ajena al ver la forma de entrar al Templo de algunas invitadas a dichos eventos. ¡Como si costara mucho el ponerse un chal sobre los hombros para tapar los escotes y desnudez de los hombros y brazos durante los pocos minutos que permanecerán en la Iglesia!

15) Finalmente, mientras esperan que empiece la celebración, todos se ponen a conversar como si estuviesen realmente en plena recepción, y el silencio que debería haber en la Casa del Señor se pierde, y con él, todo asomo de la preparación espiritual que supone cada una de estas ceremonias.

16) Quiero aprovechar esta ocasión para rogar a mis hermanos laicos que no tengan temor de tomar el micrófono para pedir a los presentes que guarden silencio, por respeto al lugar donde están; para solicitar a las damas que se cubran al entrar al Templo, por respeto al Señor, al sacerdote, a los
asistentes y a su propia persona, pues quien ve a una mujer vestida insinuantemente en la Casa de Dios, inmediatamente piensa que es alguien que no siente respeto por sí misma.

17) Qué bueno sería que, quien tenga el valor de dirigirse al micrófono, invite a los fieles a hacer una oración por los futuros contrayentes, bachilleres o egresados, según sea el caso, o de intercesión por la joven por la cual se realizará la celebración. Así ayudaríamos a nuestros hermanos, enseñándoles el respeto debido a la Iglesia, y al mismo tiempo, cumpliríamos lo que la Iglesia nos pide: rezar los unos por los otros… ¡Mucho más en ocasiones como estas!

18) Estamos llamados a edificar, y sin embargo nos afanamos en desperdiciar los bienes de Dios, el dinamismo de la Gracia, la fecundidad del Espíritu, porque tenemos miedo de anunciar a un Dios vivo y mucho más, pedir el debido respeto a Su casa.

19) Volví los ojos hacia Jesús y con lágrimas le pedí perdón, por esas personas que le ocasionaban dolor y por nosotros, los que supuestamente somos "conscientes" del lugar donde estamos, pero nos mostramos cobardes para educar a nuestros semejantes. Me sentí avergonzada por aquellos
sentimientos de furia que también cruzaron por mi mente.

20) Jesús me dijo entonces: "Hijita, es tan difícil para
el hombre de hoy cambiar sus cómodos moldes, sin embargo, te aseguro que por medio de estos testimonios mucha gente sencilla está aprendiendo a conocerme, a saber de Mí en palabras también sencillas, no te desanimes cuando estamos
empezando.


21) Mira, Yo traje al mundo una revolución de ideas
que debería asombrar a la floja humanidad, tan fácil
de acomodarse, de estancarse en las viejas
costumbres, para no salir de una vida que le es
cómoda, porque no contradice a su amor propio, que
es el principal mal consejero suyo.


22) No te sientas mal, Yo fui categórico y tampoco usé
medios términos, precisamente para cortar
netamente las susceptibilidades y las
tergiversaciones.


23) El hombre es ingrato, Yo proveo a todos y todos
viven en Mí. Los doto, a unos más y a otros en
menor grado, de la capacidad de imitarme, según las
disposiciones que tienen. Sin embargo, parecería
que no les doy garantías de estar interesado en sus
sufrimientos, decisiones, pruebas y mucho más que
un padre amoroso.
"

   


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