PADRE NUESTRO  QUE ESTÁS  EN LOS CIELOS
          Desde el natalicio del Mesías se cumplen ya dos milenios en los que la humanidad poco a poco ha ido perdiendo la espiritualidad que nos permite comunicarnos con nuestro Creador.
          Hemos  olvidado que la oración del Padre Nuestro que Jesús nos enseñó, es un  resumen de vida divina de las 7 metas que tiene que conseguir el cristiano.  Son 7  peticiones y la primera se tiene consiguiendo la segunda; la segunda,  teniendo la tercera; la tercera, teniendo la cuarta, y así sucesivamente.
          La primera petición y meta final del  cristiano es que el nombre de nuestro Padre celestial sea santificado.  Alabar a Dios con sumo gozo por cada segundo del día y de la  noche, es  la vida eterna del cielo. Alabar a Dios, santificarlo, glorificarlo,  adorarlo, darle gracias con gozo en cada segundo del día y de la  noche es la  meta del cristiano en la tierra, la forma de orar continuamente y el  secreto de vivir siempre con gozo en la tierra.
          Para obtener  la primera petición,  hay que obtener la  segunda: "venga a nosotros tu Reino". El Reino de Dios es lesús. Él en nuestro corazón. Es la esencia del cristiano ser portador  de Cristo. Y si Jesús vive en nuestro  corazón, en verdad vamos a santificar  el nombre de Dios con nuestra palabra.
          Para vivir  en el Reino, hay que "hacer la voluntad de Dios en nuestra  vida tal como se hace en el cielo", que es la tercera petición, la meta clave en la vida."Quien  hiciere la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre",  advirtió el mismo  Jesús según nos relata Marcos en el capítulo tercero de su libro.
          No  es fácil hacer la voluntad de Dios en cada segundo del día. Para  poderlo hacer en la peregrinación de la tierra, tenemos que comer a  diario "el pan nuestro de cada día", la Eucaristía que Dios  nos ofrece cotidianamente. Esta es la cuarta petición, la central, la vida y sostenimiento  de todos los días. Para poder recibir la Eucaristía, hay que cumplir la quinta petición: "perdona  las ofensas  de los hermanos", porque si antes de recibir la Eucaristía recordamos que hemos ofendido a alguien,  o que no  lo hemos perdonado, debemos dejar la ofrenda en el altar e irnos antes  a reconciliarnos  con él. Y es tremenda esta quinta petición, porque le pedimos a Dios  que nos perdone tal como nosotros perdonamos al vecino, a nuestro hermano, etc.
          La sexta petición:"no nos dejes caer en la  tentación", es básica, porque la vida en la tierra es un  período de prueba para ganarnos la vida eterna, y vamos a tener tentaciones y  pruebas,  y precisamente cuanto más oremos y más penitencia hagamos, más  tentaciones vamos  a tener, como las tuvo Jesús cuando oró y ayunó por 40 días en el desierto. La séptima y última petición es  la raíz de todo, "líbranos del mal". El pecado es el único  mal de  cristianos y paganos; quien vive en pecado, no está en nada. Quien vive  en gracia de Dios, vive en el amor. Para eso vino Jesús al mundo, para quitar  el pecado  y para que podamos vivir en Dios.