21-30» Vive la Santa Misa
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
21) "Y ahora, dile al Señor que estás aquí para
escuchar lo que quieres que El diga hoy a tu
corazón".
22) Nuevamente agradecí a Dios por darme la oportunidad
de escuchar Su Palabra y le pedí perdón por haber tenido
el corazón tan duro por tantos años y haber enseñado a
mis hijos que debían ir a Misa los domingos, porque así lo
mandaba la Iglesia, no por amor, por necesidad de llenarse
de Dios...
23) Yo que había asistido a tantas Eucaristías, más por
compromiso; y con ello creía estar salvada. De vivirla, ni
soñar, de poner atención en las lecturas y la homilía del
sacerdote, menos.
24)¡Cuánto dolor sentí por tantos años de pérdida inútil,
por mi ignorancia!... ¡Cuánta superficialidad en las Misas
a las que asistimos porque es una boda, una Misa de
difunto o porque tenemos que hacernos ver con la
sociedad! ¡Cuánta ignorancia sobre nuestra Iglesia y sobre
los Sacramentos! ¡Cuánto desperdicio en querer
instruirnos y culturizarnos en las cosas del mundo, que en
un momento pueden desaparecer sin quedarnos nada, y
que al final de la vida no nos sirven ni para alargar un
minuto a nuestra existencia! Y sin embargo, de aquello
que va a ganarnos un poco del cielo en la tierra y
luego la vida eterna, no sabemos nada, ¡Y nos
llamamos hombres y mujeres cultos…!
25) Un momento después llegó el Ofertorio y la
Santísima Virgen dijo "Reza así: ( y yo la seguía)
Señor, te ofrezco todo lo que soy, lo que tengo, lo que
puedo, todo lo pongo en Tus manos. Edifica Tú,
Señor con lo poco que soy. Por los méritos de Tu
Hijo, transfórmame, Dios Altísimo. Te pido por mi
familia, por mis bienhechores, por cada miembro de
nuestro Apostolado, por todas las personas que nos
combaten, por aquellos que se encomiendan a mis
pobres oraciones... Enséñame a poner mi corazón en
el suelo para que su caminar sea menos duro. Así oraban los santos, así quiero que lo hagan".
26) Y es que así lo pide Jesús, que pongamos el corazón en el
suelo para que ellos no sientan la dureza, sino que los
aliviemos con el dolor de aquel pisotón. Años después leí un librito de oraciones de un Santo al que quiero mucho:
José María Escrivá de Balaguer y allá pude encontrar una
oración parecida a la que me enseñaba la Virgen. Tal vez
este Santo a quien me encomiendo, agradaba a la Virgen
Santísima con aquellas oraciones.
27) De pronto empezaron a ponerse de pie unas figuras que
no había visto antes. Era como si del lado de cada persona
que estaba en la Catedral, saliera otra persona y aquello se
llenó de unos personajes jóvenes, hermosos. Iban vestidos
con túnicas muy blancas y fueron saliendo hasta el pasillo
central dirigiéndose hacia el Altar.
28) Dijo nuestra Madre: "Observa, son los Ángeles de la
Guarda de cada una de las personas que está aquí.
Es el momento en que su Ángel de la Guarda lleva
sus ofrendas y peticiones ante el Altar del Señor."
29) En aquel momento, estaba completamente asombrada,
porque esos seres tenían rostros tan hermosos, tan
radiantes como no puede uno imaginarse. Lucían unos
rostros muy bellos, casi femeninos, sin embargo la
complexión de su cuerpo, sus manos, su estatura era de
hombre. Los pies desnudos no pisaban el suelo, sino que
iban como deslizándose, como resbalando. Aquella
procesión era muy hermosa.
30) Algunos de ellos tenían como una fuente de oro con algo
que brillaba mucho con una luz blanca-dorada, dijo la
Virgen: -"Son los Ángeles de la Guarda de las
personas que están ofreciendo esta Santa Misa por
muchas intenciones, aquellas personas que están
conscientes de lo que significa esta celebración,
aquellas que tienen algo que ofrecer al Señor..."