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Mi Cristo Roto Camina Sobre las Aguas

  
VIVE LA SANTA MISA
Parte de una serie de Visiones y Mensajes de Jesús y María.
El Conocimiento de lo que sucede en la Santa Misa y cómo vivirla con el corazón
  


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TESTIMONIO DE CATALINA SOBRE LA SANTA MISA

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Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

51) De pronto suspendido en el aire, vi a Jesús, crucificado, de la cabeza a la parte baja del pecho. El tronco transversal de la cruz estaba sostenido por unas manos grandes, fuertes. De en medio de aquel resplandor se desprendió una lucecita como de una paloma muy pequeña muy
brillante, dio una vuelta velozmente toda la Iglesia y se fue a posar en el hombro izquierdo del señor Arzobispo que
seguía siendo Jesús, porque podía distinguir Su melena y
Sus llagas luminosas, Su cuerpo grande, pero no veía Su Rostro.

52) Arriba, Jesús crucificado, estaba con el rostro caído
sobre el lado derecho del hombro Podía contemplar el rostro y los brazos golpeados y descarnados. En el costado derecho tenía una herida en el pecho y salía a borbotones, hacia la izquierda sangre y hacia la derecha, pienso que agua pero muy brillante; más bien eran chorros de luz que iban dirigiéndose hacia los fieles moviéndose a derecha e
izquierda. ¡Me asombraba la cantidad de sangre que fluía
hacia del Cáliz. Pensé que iba a rebalsar y manchar todo el
Altar, pero no cayó una sola gota!

53) Dijo la Virgen en ese momento: "-Este es el milagro de los milagros, te lo He repetido, para el Señor no existe ni tiempo ni distancia y en el momento de la consagración, toda la asamblea es trasladada al pie del Calvario en el instante de la crucifixión de Jesús."

54) ¿Puede alguien imaginarse eso? Nuestros ojos no lo
pueden ver, pero todos estamos allá, en el momento en que
a Él lo están crucificando y está pidiendo perdón al Padre,
no solamente por quienes lo matan, sino por cada uno de
nuestros pecados: "¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!"

55) A partir de aquel día, no me importa si me toman como a loca, pero pido a todos que se arrodillen, que traten de vivir con el corazón y toda la sensibilidad de que son capaces aquel privilegio que el Señor nos concede.

56) Cuando íbamos a rezar el Padrenuestro, habló el Señor
por primera vez durante la celebración y dijo: "Aguarda,
quiero que ores con la mayor profundidad que seas capaz y que en este momento, traigas a tu memoria a la persona o a las personas que más daño te hayan ocasionado durante tu vida, para que las abraces junto a tu pecho y les digas de todo corazón: "En el Nombre de Jesús yo te perdono y te deseo la paz. En el Nombre de Jesús te pido perdón y deseo mi paz. Si esa persona merece la paz, la va a recibir y le hará mucho bien; si esa persona no es capaz de abrirse a
la paz, esa paz volverá a tu corazón. Pero no quiero que recibas y des la paz a otras personas cuando no eres capaz de perdonar y sentir esa paz primero en tu corazón.
"

57) "Cuidado con lo que hacen" – continuó el Señor -"Ustedes repiten en el Padrenuestro: perdónanos así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Si ustedes son capaces de perdonar y no olvidar, como dicen algunos, están condicionando el perdón de Dios. Están diciendo perdóname únicamente como yo soy capaz de perdonar, no más allá."

58) No sé cómo explicar mi dolor, al comprender cuánto podemos herir al Señor y cuánto podemos lastimarnos nosotros mismos con tantos rencores, sentimientos malos y cosas feas que nacen de los complejos y de las susceptibilidades. Perdoné, perdoné de corazón y pedí perdón a todos los que me habían lastimado alguna vez, para sentir la paz del Señor.

59) El celebrante decía: "....concédenos la paz y la unidad... y luego: "la paz del Señor esté con todos ustedes..."

60) De pronto vi que en medio de algunas personas que se
abrazaban (no todos), se colocaba en medio una luz muy
intensa, supe que era Jesús y me abalancé prácticamente a
abrazar a la persona que estaba a mi lado. Pude sentir
verdaderamente el abrazo del Señor en esa luz, era Él que
me abrazaba para darme Su paz, porque en ese momento había sido yo capaz de perdonar y de sacar de mi corazón todo dolor contra otras personas. Eso es lo que Jesús quiere, compartir ese momento de alegría abrazándonos para desearnos Su Paz.

   


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