I. La Biblia en acción
Lo que Creemos
Hacemos lo mismo en la Misa. Escuchamos la Palabra de Dios -comunicada por Cristo que está en medio de nosotros- y respondemos a la historia de salvación proclamada en las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento. Y esa respuesta se hace recitando el Credo.
No es solamente una recitación de los artículos de fe. Cuando decimos, “Creemos...” estamos diciendo lo que los israelitas dijeron, y que el Rey Josías dijo, que estamos preparados a guardar los mandamientos de Dios y vivir de una manera de acuerdo con las palabras que hemos escuchado en las lecturas de la Escritura de la Misa.
Hay algo más en cuanto al Credo: es un esquema de la historia bíblica. En el Credo, repetimos la historia de la salvación, desde la creación del cielo y la tierra hasta la Encarnación, Crucifixión, Resurrección, Ascensión y hasta el Juicio Final al fin de los tiempos.
Y casi cada palabra que profesamos en el Credo es sacada directamente de la Escritura. Podemos dar unos ejemplos:
Creemos en “un solo Dios, Padre” (cfr. 1 Cor. 8; Ef.:6); y en su “Hijo único” (cfr. Jn. 3:16); “por quien todo fue hecho” (cfr. Col. 1:16).
“Por nosotros” fue crucificado (cfr. 2 Cor. 5:21); y “de nuevo vendrá... para juzgar a vivos y muertos” (cfr. Hech. 10:42), y “su reino no tendrá fin” (cfr. Lc. 1:33).
Confesamos “un solo bautismo” (cfr. Ef. 4:5) y “la vida del mundo futuro” (cfr. Jn. 6:51). Después de nuestra profesión de fe, oramos unos por los otros y por los necesitados, otra práctica de la Misa que sigue el ejemplo del Nuevo Testamento (cfr. Sant. 5:16; 1 Tes. 1:2; Col. 1:9).