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San José - El mas santo de los antos

  


LIRIOS PERFUMADOS DE SAN JOSÉ
Revelaciones dadas a un Alma  


»  Pasos a seguir

»  Coronilla a San José


1»  Lirio Perfumado de la Divina Voluntad

2»  Lirio Perfumado de la Castidad

3»  Lirio Perfumado de la Prudencia

4»  Lirio Perfumado de la Paciencia

5»  Lirio Perfumado de la Fortaleza

6»  Lirio perfumado del Silencio

7»  El lirio Perfumado del Amor de Dios

8»  El lirio Perfumado del Discernimiento

9»  El lirio Perfumado de la Docilidad

10»  El lirio Perfumado de la Confianza

11»  El lirio Perfumado de la Santa Iglesia

12»  El lirio Perfumado de la Familia

13»  El Lirio Perfumado del Sufrimiento

14»  El Lirio Perfumado de la Buena Muerte

15»  El Lirio Perfumado del Trabajo

16»  El Lirio Perfumado de Entrega al Señor


»  Letanías a San José

»  Oración a San José

 

 

 

3» Lirio Perfumado de la Prudencia

Autor: P. Angel Peña O.A.R

Marzo 28/09 (8:00 p. m.)

San José dice:

Hijos míos: las puertas de mi carpintería están abiertas; os espero para derramar una nueva gracia, gracia que os dará Sabiduría. Sabiduría para que llevéis vuestra vida sin riesgo a perderos. Sabiduría para que hagáis de cada día una ofrenda de amor al Amor Santo y Divino.

Sabiduría para que no os equivoquéis en vuestras actuaciones y no erréis en vuestras decisiones. Sabiduría para que no colapséis en vuestros proyectos. Sabiduría para que no seáis repudiados por vuestros hermanos y reprobados por Dios. Sabiduría para que viváis felices consigo mismos y con los demás. Sabiduría para decir sin temor, sin titubeo: sí o no. Sabiduría para que seáis coherentes con vuestros pensamientos y actuaciones.

Hoy es miércoles Josefino, miércoles de encuentro de
corazón a corazón, miércoles en que entráis a mi taller
para aprender algo nuevo, miércoles en que recibiréis de
mis manos purísimas otro lirio perfumado: el Lirio de la
Prudencia. Lirio que os enseñará a callaros cuando sea el
debido momento de silenciaros, de poner mordaza a
vuestra boca o de hablar si es oportuno hacerlo.

Lirio que os irá encaminando a un encuentro personal con el Señor porque Él ama con predilección a las almas que se
esfuerzan en asemejarse a Él; almas que le imitan en sus
heroicas y valiosas virtudes, virtudes que llevadas a la
praxis os hacen santas, cosecháis méritos para ganaros el
cielo.

Abrid, pues, vuestro corazón hijo mío, mirad la
hermosura del lirio que sostengo en mis manos; acercaos
a mí, oledlo suavemente para que quedéis extasiaos del
Amor Divino porque fue Dios quien lo creó, es Dios
quien recrea vuestra vista, es Dios quien os da la
oportunidad de aspirar su exquisito aroma; aroma que os
arroba y os levanta hacia el cielo; aroma que os muestra
vuestras imprudencias y os da el tiempo para que
rectifiquéis, para que os enmendéis en vuestras faltas y
empecéis de nuevo.

Hijos queridos: hoy, otro lirio más planto en vuestro
corazón. Lirio que florecerá si domáis vuestra lengua;
lirio que invadirá de su exquisito perfume los ambientes
en donde estéis si os proponéis ser prudentes; lirio que
crecerá sano y frondoso si pensáis con vuestro espíritu
sosegado aquello que pretendáis hacer.

Lirio que os ayudará a no cometer torpezas, a no lastimar, a no herir el corazón de vuestros hermanos. Lirio que os dará paz porque cuando se ora y se discierne, es mínima la
probabilidad del error. Vale la pena que no faltéis los días miércoles porque son días que aprenderéis a ser persona, son días de descarga emocional y de vaciamiento de corazón porque aquí en mi taller os mostraré las
herramientas que os elevan gradualmente a la santidad;
herramientas que si son bien trabajadas os dan perfección
en vuestras obras y por ende seréis aceptos a Dios.

Hijos míos: “dichoso el hombre que ha adquirido la
sabiduría, y es rico en prudencia; cuya adquisición vale
más que la de la plata; y sus frutos son más preciosos que
el oro acendrado. Es más apreciable que todas las
riquezas; y no pueden parangonarse con ella las cosas de
mayor estima. En su mano derecha trae la larga vida, y las
riquezas y la gloria en su izquierda. Sus caminos son
caminos deliciosos, y llenas de paz todas sus sendas. Es el árbol de la vida para los que echaren mano de ella; y
bienaventurado el que la tiene asida”,(Proverbios 3, 13-18).

Cultivad el lirio perfumado de la prudencia siendo
demasiado moderados en vuestro hablar y en vuestro
modo de comportaros. Nutríos de su savia y así vuestro
corazón estará exento de todo enojo, estará rebosado de la
paz; paz que suelen conservar las almas prudentes.

El alma dice:

José prudentísimo: el cielo os enriqueció con vuestras
adorables virtudes, virtudes que os hizo hombre del agrado de Dios, virtudes que os moldeó a semejanza de Nuestro Creador. Fuisteis dócil a su voz. Os movisteis por inspiración Divina.

Fuisteis alma privilegiada, ya que Dios os embelleció con sus dones dándoos gracias extraordinarias que a ningún ser sobre la faz de la tierra se las concedió; sólo en vos halló complacencias, sólo en vos encontró santidad, dignidad para ser esposo de su elegida y padre adoptivo de lo más Amado, su Único Hijo, Hijo que era descendido al mundo para pagar con su vida una deuda contraída por el pecado.

José prudentísimo: heme nuevamente en vuestro humilde
taller; permitidme tomar asiento en una de vuestras sillas
construidas por vuestras manos artesanales, manos que
trabajan a perfección la madera pero también labráis
armoniosamente el corazón de las almas; almas que no
temen acercaros a vos; almas que se sienten inseguras e
insatisfechas consigo mismas; almas que saben que las
cosas del mundo son triviales, caducas, pasajeras; almas
que quieren dejar huella; huella agradable, apacible; almas que añoran pasar como brisa suave por en medio de las creaturas sin estrépitos, sin ruidos.

José prudentísimo: trabajad mi corazón, talladlo, pulidlo
de tal modo que actúe con paz, con serenidad, con
equilibrio.

José prudentísimo: cómo no agradeceros si cada miércoles
sembráis en mi corazón un nuevo lirio; lirio que hace de
mi vida un vergel florecido; lirio que da hermosura a mi
alma, bonitura a mi espíritu porque sois vos quien lo
plantáis, sois vos el hijo amado del Padre Eterno, el único digno de ser padre adoptivo del Salvador que entrega en mis manos y deposita en mi corazón el lirio perfumado de la prudencia.

José prudentísimo: que habéis renovado mi vida con vuestra llegada, habéis transformado mis pensamientos con vuestros consejos, habéis dado nueva luz a mis ojos; ojos que ven de manera distinta, ojos que ven lo que antes no podía ver; habéis despertado mi espíritu a otro amanecer; amanecer amenizado por el trinar de los pájaros; amanecer salpicado de color; amanecer impregnado de vuestro perfume, fragancia que os hace único, especial; amanecer teñido de alegría porque estáis a mi lado alentándome a caminar, estáis a mi lado instándome a levantar mi mirada al cielo; cielo que me espera , cielo que prepara un espacio para mí, cielo en el que habitáis vos, cielo en el que os recreáis porque estáis con vuestro Hijo Jesús y con vuestra amadísima esposa.

José prudentísimo: concededme la gracia de cuidar este
preciosísimo lirio perfumado; lirio que dará paz y alegría
a mi corazón; lirio que impedirá que cometa torpezas;
lirio que hará de mí, alma prudente; alma que sepa actuar
con sabiduría, decoro; alma que irradie vuestra presencia
en mi vida.

José prudentísimo: concededme la gracia de saberos
corresponder a vuestro desvelo de amor. Os relegué la
mayor parte de mi vida, pasé indiferente frente a vuestra
presencia; poco me interesé en saber y conocer de vos.

Por mi ingratitud os pido mil y mil veces perdón. Cometí
muchísimos errores; fui osado e imprudente en mis
actuaciones pero hoy quiero ser renovado, ya no deseo ser
el mismo de antes. Estáis muy cercano a mí cambiando el
rumbo a mi vida, dándole sabor a mi existencia, dándole
olor a mi corazón, corazón que huele a lirio fresco, lirio
refinado, lirio exquisito.

(Letanías y oración al final.)

   


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