61» Mi Nombre es Caridad

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

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2-Abr-95 El Señor

1) Vengan a Mi los fatigados... El que es justo, para
justificarse más; el tibio, acérquese para llenarse de fe; el pecador, acuda para purificarse y santificarse.

2) A nadie atemorice la gravedad de sus delitos ni la grandeza de Mi majestad; no vine a buscar a los justos, sino a llamar a penitencia a los pecadores.

3) Hijos Míos, cuanto mayores sean las miserias que los esclavizan, tanto más me compadezco de ustedes y, cuanto más enfermos se hallan, tanto más se encuentran necesitados de médico. No Me extrañan sus miserias; conozco su origen. Comprendo sus corazones. Lo que me admira es que cuando Yo Me ofrezco a curarlos, ustedes no quieren sanar o, si lo
desean, como si dudasen de Mi bondad.

4) ¿Dónde encontrarán un corazón que ame más que el Mío? Ninguno de los hombres tiene mayor caridad que aquel que da la vida por sus amigos; y Yo, Hijo de Dios, la tengo mayor todavía, pues doy la vida por Mis enemigos...

5) Si comprendiesen perfectamente Mi caridad, podrían conocer con qué ternura ama a las almas fieles, con qué suavidad obliga a los pecadores, porque ¿Quién es el que sufre y mi corazón no lo compadece? ¿Quién es el que peca y Mi corazón no se aflige? ¿Quién es el que se enferma y Mi corazón no le da medicina? ¿Quién se reconoce miserable y
Mi corazón no lo siente? ¿Quién - finalmente - existe en el mundo al que Mi corazón no haya colmado de beneficios?

6) Soy un padre que abrazo a los hijos engendrados en el árbol de la Cruz y con todo Mi amor, con el corazón perpetuamente abierto para ellos, para que en todo tiempo tengan refugio y no así cualquiera, sino el centro mismo de Mis afectos divinos...

7) Ellos duermen y Mi corazón vela su custodia, ellos velan y Mi corazón cuida de su conservación. Si alguno, seducido por el enemigo se aparta de Mí, Mi corazón se contrista como de la muerte del unigénito. Sigo al que huye, con amor lo invito, lo insto, le prometo. Y si él no quiere escucharme,
tengo paciencia, permanezco a la puerta de su corazón, llamo frecuentemente... Y cuando se decide volver a Mí, vuelvo a su encuentro, lo estrecho a Mi pecho con regocijo porque veo ya vivo y salvo al hijo a quién lloré como muerto.

8) Quienquiera que seas, pecador, ven a Mi corazón y en él encontrarás refugio para tu alma, medicina para todos tus males. Confíen y no teman. Yo los llamo, no para confundirlos, sino para borrar todas sus inquietudes.

9) Vengan, hijos Míos, vengan: Aquí me tienen esperándolos con los brazos abiertos y el corazón ardiente de amor por la humanidad...