Thursday May 09,2024
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PREPARACION
PARA LA MUERTE


Un buena preparacion para la muerte

Autor: San Alfonso Maria
de Ligorio

Fuente: iteadjmj.com


Partes: [1/20 ] [ 21/37 ]

A. Objeto de la Obra y Advertencia Importante

B. Dedicatoria


1. RETRATO DE UN HOMBRE QUE ACABA DE MORIR
1.1 Considera que tierra eres ...
1.2 Más para ver mejor lo que ...
1.3 En esta pintura de la Muerte...

2. TODO ACABA CON LA MUERTE
2.1 Llaman los mundanos feliz...
2.2 Felipe II, rey de España...
2.3 A la felicidad de la vida ...

3. BREVEDAD DE LA VIDA
3.1 ¿Qué es nuestra vida? ...
3.2 Exclamaba el rey Exequias..
3.3 Qué gran locura es por los..

4. CERTIDUMBRE DE LA MUERTE
4.1 ¿Escrita está la sentencia...
4.2 Estamos condenados muerte..
4.3 La muerte es segura. ..

5. INCERTIDUMBRE DE LA HORA
5.1 ¿Certísimo es que todos ...
5.2 No quiere el Señor que nos ...
5.3 Dice el Señor que estemos..

6. MUERTE DEL PECADOR
6.1 Rechazan pecadores memoria
6.2 Pobre pecador moribundo ...
6.3 Dios no cesa de amenazar ...

7. SENTIMIENTOS
DE UN MORIBUNDO NO ACOSTUMBRADO A CONSIDERAR LA MEDITACION DE LA MUERTE

7.1 Imagina que estás junto ...
7.2 Cómo en el trance de la ...
7.3 Vivido sin acordarse del bien

8. MUERTE DEL JUSTO
8.1 ¿Mirada la muerte a la luz ..
8.2 En la hora de la muerte ...
8.3 Muerte, fin de los trabajos..

9. PAZ DEL JUSTO
A LA HORA DE LA MUERTE

9.1 ¿Quién podrá arrebatárselas?
9.2 Están en las manos de Dios..
9.3 ¿Cómo ha de temer la muerte

10. MEDIOS DE PREPARARSE PARA LA MUERTE
10.1 Una vez hemos de morir..
10.2 Póstrate en seguida a ...
10.3 Dispuestos a toda hora..

11. VALOR DEL TIEMPO
11.1 Emplear bien el tiempo...
11.2 Nada hay más precioso ...
11.3 Caminemos por la vía ...

12. IMPORTANCIA DE LA SALVACION
12.1 El negocio de la salvación ..
12.2 Unico negocio que tenemos.
12.3 Negocio único, negocio ...

13. VANIDAD DEL MUNDO
13.1 Aristipo, naufragó con la ...
13.2 Menester pesar los bienes...
13.3 El tiempo es breve ...

14. LA VIDA PRESENTE ES UN VIAJE A LA ETERNIDAD
14.1 Al considerar en el mundo .
14.2 Si el árbol cayere hacia ...
14.3 El hombre a casa eterna...

15. MALICIA DEL
PECADO MORTAL
15.1 Comete un pecado mortal..
15.2 No sólo ofende a Dios ...
15.3 El pecador injuria a Dios.

16. MISERICORDIA DE DIOS
16.1 Dios es bondad infinita..
16.2 Dios cuando llama . . .
16.3 Los príncipes de la tierra...

17. ABUSO DE LA DIVINA MISERICORDIA
17.1 Refiérase en la parábola...
17.2 Desprecias bondad de Dios..
17.3 Del Padre Luis de Lanuza.

18. DEL NUMERO DE
LOS PECADOS

18.1 Si Dios castigase ahora ...
18.2 Almas que se condenan.
18.3 Hijo, ¿pecaste? Ya No...

19. DEL INEFABLE BIEN DE LA GRACIA DIVINA Y DEL GRAN MAL DE LA ENEMISTAD
CON DIOS
19.1 Apartar lo precioso de lo vil
19.2 Dice Sto. Tomás de Aquino.
19.3 Infeliz estado de un alma..

20. LOCURA DEL PECADOR
20.1 Debiera haber dos cárceles.
20.2 ¡Infortunados pecadores!.
20.3 Sabio el que alcanza gracia.

 

18. Del número de los pecados
18.1 Si Dios castigase inmediatamente
a quien le ofendiese...


Quia non profertur cito contra malos sententia, ideo fílii Hominum perpetrant mala.

Por cuanto la sentencia no es proferida luego contra los malos, los hijos de los hombres cometen males sin temor alguno. ECL., 8, 2.

PUNTO 1

Si Dios castigase inmediatamente a quien le ofendiese, no se viera, sin duda, tan ultrajado como se ve. Mas por­que el Señor no suele castigar en seguida, sino que es­pera benignamente, los pecadores cobran ánimos para ofenderle más.

 Preciso es que entendamos que Dios espera y es pa­centísimo, más no para siempre; y que es opinión de muchos Santos Padres (de San Basilio, San Jerónimo, San Ambrosio, San Cirilo de Alejandría, San Juan Crisóstomo, San Agustín y otros) que, así como Dios tiene determinado para cada hombre el número de días que ha de vivir y los dones de salud y de talento que ha de otorgarle (Sb., 11, 21), así también tiene contado y fijo el número de pecados que le ha de perdonar. Y completo ese número, no perdona más, dice San Agustín (1). Lo mismo afirman Eusebio de Cesárea (lib. 7, cap. 3) y los otros Padres antes nombrados.

 Y no hablaron sin fundamento estos Padres, sino ba­sados en la divina Escritura. Dice el Señor en uno de sus textos (Gn., 15, 16), que dilataba la ruina de los amorreos porque aún no estaba completo el número de sus culpas.

En otro lugar dice (Os., 1, 6): «No tendré en lo sucesivo misericordia de Israel. Me han tentado ya por diez veces. No verán la tierra» (Nm., 14, 22-23). Y en el libro de Job se lee: «Tienes selladas como en un saquito mis culpas» (Jb., 14, 17).

 Los pecadores no llevan cuenta de sus delitos, pero Dios sabe llevarla para castigar cuando está ya granada la mies, es decir, cuando está completo el número de pe­cados» (Jl., 3, 13). En otro pasaje leemos (Ecl., 5, 5): «Del pecado perdonado no quieras estar sin miedo, ni añadas pecado sobre pecado.»

 O sea: preciso es, pecador, que tiembles aun de los pecados que ya te perdoné; porque si añadieres otro, po­drá ser que éste con aquéllos completen el número, y entonces no habrá misericordia para ti. Y, más claramen­te, en otra parte, dice la Escritura (2 Mac., 6, 14):

«El Señor sufre con paciencia (a las naciones) para castigar­las en el colmo de los pecados, cuando viniere el día del juicio.» De suerte que Dios espera el día en que se colme la medida de los pecados, y después castiga.

 De tales castigos hallamos en la Escritura muchos ejemplos, especialmente el de Saúl, que, por haber rein­cidido en desobedecer al Señor, le abandonó Dios de tal modo, que cuando Saúl, rogando a Samuel que por él intercediese, le decía (1 S., 15, 25): «Ruegote que so­brelleves mi pecado y vuélvete conmigo para que adore al Señor.» Samuel le respondió (1 S., 15, 26):

«No volveré contigo, por cuanto has desechado la palabra del Señor, y el Señor te ha desechado a tí.»

 Tenemos también el ejemplo del rey Baltasar, que ha­llándose en un festín profanando los vasos del Templo, vió una mano que escribía en la pared:  Mane, Thecel, Phares.

 Llegó el profeta Daniel y explicó así tales palabras (Dn., 5, 27): «Has sido pesado en la balanza y has sido hallado falto», dándole a entender que el peso de sus pecados había inclinado hacia el castigo la balanza de la divina justicia; y, en efecto, Baltasar fue muerto aquella misma noche (Dn., 5, 30).

¡Y a cuántos desdichados sucede lo propio! Viven largos años en pecado; mas apenas se completa el núme­ro, los arrebata la muerte y van a los infiernos (Jb., 21, 13).

Procuran investigar algunos el número de estrellas que existen, el número de ángeles del Cielo, y de los años de vida de los hombres; mas ¿quién puede indagar el número de pecados que Dios querrá perdonarles?...

 Tengamos, pues, saludable temor. ¿Quién sabe, herma­no mío, si después del primer ilícito deleite, o del primer mal pensamiento consentido, o nuevo pecado en que in­currieres, Dios  te perdonará más?
(1)  De vita Christi, c. 3.

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡ Ah Dios mío! Os doy ferventísimas gracias. ¡ Cuántas almas hay que, por menos pecados que los míos, están ahora en el infierno, y yo vivo aún fuera de aquella cár­cel eterna, y con la esperanza de alcanzar, si quiero, per­dón y gloria!... Sí, Dios mío; deseo ser perdonado. Me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido, porque injurié a vuestra infinita bondad.

 Mirad, Eterno Padre, a vuestro divino Hijo muerto en la cruz por mí (Sal. 83, 10), y por sus merecimientos te­ned misericordia de mi alma. Propongo antes morir que ofenderos más. Debo temer, sin duda, que, si después de los pecados que he cometido y de las gracias que me habéis otorgado, añadiese una nueva culpa, colmaríase la medida y sería justamente condenado...

Ayudadme, pues, con vuestra gracia, que de Vos espero luces y fuerzas para seros fiel. Y si previereis que he de volver a ofen­deros, enviadme la muerte antes que pierda vuestra gra­cia.

Os amo, Dios mío, sobre todas las cosas, y temo más que el morir verme otra vez apartado de Vos. No lo per­mitáis, por piedad...


María, Madre mía, alcanzadme la santa perseverancia.

   


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