Friday April 26,2024
Iniciar pagina principal Quienes somos y que hacemos Mision principal del sitio en internet Como rezar el santo rosario, oraciones, etc. Base de datos de documentos recopilados Servicio de asesoria via e-mail. Calendario de eventos en el bimestre Personas para establecer contacto
 

EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 2 de 7 »

PRIMER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



44. Adiós a la Madre
y salida de Nazaret.
Llanto y oración de la Corredentora.

45. Predicación de Juan el Bautista y Bautismo de Jesús.
La manifestación divina.

46. Jesús tentado por Satanás en el desierto. Cómo se vencen las tentaciones.

47. El encuentro con Juan y Santiago.

48. Juan y Santiago refieren a Pedro su encuentro con el Mesías.

49. El encuentro con Pedro
y Andrés después de un
discurso en la sinagoga

50. En Betsaida, en casa de Pedro. Encuentro con Felipe
y Natanael.

51. María manda a Judas Tadeo a invitar a Jesús
a las bodas de Cana.

52. Las bodas de Caná. El Hijo, no sujeto ya a la Madre, lleva a cabo para Ella el primer milagro.

53. Los mercaderes expulsados del Templo.

54. El encuentro con Judas de Keriot y con Tomás. Simón Zelote curado de la lepra.

55. Un encargo confiado
a Tomás.

56. Simón Zelote y Judas Tadeo unidos en común destino.

57. En Nazaret con Judas Tadeo
y con otros seis discípulos.

58. Curación de un ciego en Cafarnaúm.

59. Curación de un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm.

60. Curación de la suegra de Simón Pedro.

61. Jesús agracia a los pobres después de exponer la parábola del caballo amado por el rey.

62. Los discípulos buscan a Jesús, que está orando en la noche.

63. El leproso curado
cerca de Corazín.

64. El paralítico curado en Cafarnaúm.

65. La pesca milagrosa
y la elección de los primeros cuatro apóstoles.

66. Judas de Keriot en
Getsemaní se hace discípulo.

67. El milagro de los puñales partidos, en la Puerta de los Peces.

68. Jesús enseña en el Templo estando con Judas Iscariote.

69. Jesús instruye a Judas Iscariote.

70. En Getsemaní con Juan de Zebedeo. Comparación entre el Predilecto y Judas de Keriot.

71. Judas Iscariote presentado
a Juan y a Simón Zelote.

72. Hacia Belén con Juan, Simón Zelote y Judas Iscariote.

73. En Belén, en casa de un campesino y en la gruta
de la Natividad.

74. En la posada de Belén y en las ruinas de la casa de Ana.

75. Jesús encuentra
a los pastores Elías y Leví.

76. En Yuttá, en casa del pastor Isaac. Sara y sus niños.

77. En Hebrón en casa de Zacarías. El encuentro con Áglae.

78. En Keriot. Muerte
del anciano Saúl.

79. Volviendo donde los pastores.

80. En el monte del ayuno
y en la peña de la tentación.

81. En el vado del Jordán con los pastores Simeón, Juan y Matías. Un plan para liberar
a Juan el Bautista.

82. En Jericó. Judas Iscariote cuenta cómo ha vendido
las joyas de Áglae.

83. Jesús sufre a causa de Judas, que es enseñanza viva para los apóstoles de todos los tiempos.

84. El encuentro con
Lázaro de Betania.

85. Antes de ir al Getsemaní, Jesús y el Zelote suben al Templo, donde está hablando Judas Iscariote.

86. El encuentro con el soldado Alejandro en la Puerta
de los Peces.

87. Con pastores y discípulos en las cercanías de Doco.
Isaac se queda en Judea.

88. Donde el pastor Jonás, en la llanura de Esdrelón.

89. Adiós a Jonás y llegada de Jesús a Nazaret.

90. La llegada a Nazaret de los discípulos con los pastores.

91. Primera lección a los discípulos en Nazaret,
en un olivar.

92. Segunda lección a los discípulos en Nazaret,
junto a la casa.

93. Tercera lección a los discípulos en Nazaret, en el huerto de la casa. Palabras de consuelo a Judas de Alfeo.

94. Curación de la Beldad de Corazín. Jesús habla en la sinagoga de Cafarnaúm.

95. Santiago de Alfeo recibido como discípulo. Jesús habla junto al banco de Mateo.

96. Jesús responde a la acusación de haber curado en sábado a la Beldad de Corazín.

97. La llamada de Mateo.

98. Encuentro con la Magdalena en el lago y lección a los discípulos cerca de Tiberíades.

99. En Tiberíades
en la casa de Cusa.

100. En Nazaret en casa del anciano y enfermo Alfeo.
No es fácil la vida del apóstol.

101. Jesús pregunta a su Madre acerca de los discípulos.

102. Encuentro con el ex pastor Jonatán y curación
de Juana de Cusa.

103. En los altos del Líbano, donde los pastores
Benjamín y Daniel.

104. Aava reconciliada con su marido. Noticias sobre
la muerte de Alfeo
y sobre el rescate de Jonás.

105. Los demás hablan bajo para no turbar su dolor.

106. Expulsión de Nazaret. Jesús consuela a su Madre. Reflexiones sobre cuatro contemplaciones.

107. Jesús y su Madre en casa
de Juana de Cusa.

108. Discurso a los vendimiadores y curación
del niño paralítico.

109. En los campos de Jocanán y en los de Doras. Muerte de Jonás.

110. En casa de Jacob en las cercanías del lago Merón.

111. Encuentro con Salomón en el vado del Jordán. Parábola sobre la conversión de los corazones.

112. De Jericó a Betania.
El encuentro con Marta,
que habla de María.

113. Regreso a Betania después de la fiesta de los Tabernáculos.

114. En el convite de José de Arimatea. Encuentro
con Gamaliel y Nicodemo.

115. Curación del niño arrollado por el caballo de Alejandro.
Jesús expulsado del Templo.

116. En Getsemaní con Jesús, los discípulos hablan de los paganos y de la "velada".
El coloquio con Nicodemo.

117. Lázaro pone a disposición de Jesús una casita en el llano
de Agua Especiosa.

118. Comienzo de vida común
en Agua Especiosa.
Discurso de apertura.

119. Los discursos en Agua Especiosa, Parte 1: Yo soy el Señor tu Dios. Jesús bautiza como Juan.

120. Los discursos en Agua Especiosa, Parte 2 : Yo soy el Señor tu Dios. Jesús bautiza como Juan.

121. Los discursos en Agua Especiosa: No profieras en vano mi Nombre. La visita de Manahén.

122. Los discursos en Agua Especiosa: Honra a tu padre
y a tu madre. Curación de un deficiente mental.

123. Los discursos en Agua Especiosa: No fornicarás. La afrenta de cinco hombres notables.

124. Se da alojamiento a la "velada" en la casita de Agua Especiosa.

125. Los discursos en Agua Especiosa: Santifica las fiestas. El niño de las piernas fracturadas.

126. Los discursos en Agua Especiosa: No matarás.
Muerte de Doras.

127. Los discursos en Agua Especiosa: No tentarás al Señor tu Dios. Testimonio
de Juan el Bautista.

128. Los discursos en Agua Especiosa: No desearás la mujer del prójimo. El joven lujurioso.

129. La curación, en Agua Especiosa, de un romano endemoniado.

130. Los discursos en Agua Especiosa: No dirás falsos testimonios. El pequeño Asrael.

131. Los discursos en Agua Especiosa: No robes y no desees los bienes ajenos. El pecado de Herodes.

132. Discurso de conclusión, en Agua Especiosa, antes de la fiesta de la Purificación.

133. El trabajo oculto de Andrés. Una carta a Jesús de su Madre. Jesús debe dejar Agua Especiosa.

134. La curación de Jerusa
en Doco.

135. Llegada a Betania. La Magdalena escucha
el discurso de Jesús.

136. En la fiesta de las Encenias, en casa de Lázaro, se hace memoria del nacimiento de Jesús.

137. Jesús regresa a Agua Especiosa, pero debe
abandonar el lugar.

138. Despedida del encargado de Agua Especiosa, y del arquisinagogo Timoneo, que se hace discípulo.

139. En los montes de las cercanías de Emaús. El carácter de Judas Iscariote y las cualidades de los buenos.

140. En Emaús, en casa del arquisinagogo Cleofás. Un caso de incesto. Fin del primer año.

 

 

134- La curación de Jerusa en Doco


Veo esto: Jesús, con las primeras luces de una raquítica mañana de invierno, entra en la pequeña ciudad de Doco, y le pregunta a un viandante madrugador:
-¿Dónde vive Mariamne, la anciana madre que tiene a su nuera muriéndose?

-¿Mariamne? ¿La viuda de Leví? ¿La suegra de Jerusa, mujer de Josías?

-Sí, es ella.

-Mira, hombre, al final de esta calle hay una plaza. En la esquina, hay una fuente. De allí salen tres calles. Coge la que tiene enmedio una palma y camina cien pasos. Encontrarás un foso; lo sigues hasta el puente de tablas.

Lo atraviesas y verás una callecita cubierta. Recórrela.

Terminada la calle y lo que la cubre - porque desemboca en una plaza -, ya has llegado. La casa de Mariamne es de color oro debido a la antigüedad. Con los gastos que tienen, no la pueden limpiar. No te puedes equivocar.
Adiós. ¿Vienes de lejos?

-No mucho.
-Pero, ¿eres galileo?
-Sí.
-¿Y éstos? ¿Vienes para la fiesta?
-Son amigos. Adiós, hombre. La paz sea contigo.

Jesús deja plantado a este hombre locuaz que ya no tiene prisa, y va por su camino, y los apóstoles detrás.

Llegan a la... placita: un pedazo de terreno muy fangoso que tiene en el centro una encina joven, alta, que ha crecido señoreadora y que tal vez en verano produzca bienestar, pero que por ahora sólo produce melancolía, pues, tupida y oscura, se yergue sobre las pobres casas quitándoles luz y sol. La casa de Mariamne es la más modestilla. Es ancha y baja y está muy descuidada. La puerta de fuera está llena de parches para tapar las ranuras que hay debido a lo muy vieja que es la madera.

Una ventanita sin bastidor muestra su negro agujero como una órbita sin ojo.

Jesús llama a la puerta. Viene una jovencita de unos diez años, pálida, despeinada, con los ojos rojos.

-¿Eres la nieta de Mariamne? Dile a la anciana madre que Jesús está aquí.

La niña da un grito y se echa a correr llamando a voces.

Acude rápidamente la anciana, seguida por seis niños además de la muchachita de antes. El mayor parece gemelo de ésta; los últimos, dos chisgarabises descalzos y demacrados, vienen agarrados al vestido de la anciana; apenas si saben caminar.

-¡Has venido! ¡Hijos, venerad al Mesías! En buena hora llegas a mi pobre casa. Mi hija se me está muriendo... No lloréis, niños; que no oiga. ¡Pobres criaturas! Las niñas están agotadas de las velas, porque, yo hago todo, pero ya no puedo velar; me caigo al suelo de sueño. Hace meses que no toco la cama. Ahora duermo en una silla, para estar junto a ella y junto a las niñas.

Pero son pequeñas y sufren. Los niños, estos, van a hacer leña para mantener el fuego, y también la venden, para conseguir pan.

Se agotan... ¡pobres nietos! Pero lo que nos mata no es el cansancio, es el verla morir... No lloréis. Tenemos a Jesús.

-Sí, no lloréis. Vuestra mamá se curará, vuestro padre volverá, dejaréis de tener tantos gastos y dejaréis de pasar hambre. ¿Éstos son los dos últimos?
-Sí, Señor. Esa débil criatura ha dado a luz tres veces gemelos... y el pecho ha enfermado.

-A unos demasiado y a otros nada - susurra Pedro entre dientes, y toma luego consigo a uno de los pequeñuelos y le da una manzana para que se calle; y, mientras también el otro pequeño le pide otra y Pedro lo complace, Jesús con la anciana atraviesa el atrio y va al patio, y sube la escalera para entrar en una habitación donde gime una mujer joven, pero esquelética.

-El Mesías, Jerusa. Ahora ya no sufrirás más. ¿Ves cómo ha venido realmente? Isaac no miente nunca. Lo dijo. Así que cree que de la misma forma que ha venido te puede sanar.
-Sí, madre buena; sí, mi Señor. Pero, si no me puedes curar, hazme morir al menos. Siento perros en este pecho mío.

Las bocas de mis hijos, a las que he dado dulce leche, me han dado a cambio fuego y amargura. ¡Sufro mucho, Señor! ¡Salgo muy cara! Mi marido lejos por el pan, la anciana madre que se está consumiendo, yo que me muero... ¿a quien irán los hijos, cuando haya muerto por la enfermedad, y ella por el cansancio y los sufrimientos?

-Para los pájaros está Dios, como también para los pequeñuelos del hombre. Pero no morirás. ¿Te hace mucho daño aquí? - Jesús hace ademán de depositar la mano sobre el pecho vendado.

-¡No me toques! ¡No me aumentes el dolor! - grita la enferma.

Pero Jesús deposita delicadamente su larga mano sobre el seno enfermo.

-Tienes realmente fuego dentro, pobre Jerusa. El amor materno se te ha transformado en fuego en el pecho. Tú no odias a tu esposo o a los niños, ¿no es cierto?

-¡Oh! ¿Por qué iba a odiarlos? Mi marido es bueno y me ha querido siempre. Con sabio amor nos amamos, y el amor floreció en hijos... ¡Y ellos...! Me acongoja el dejarlos... Pero... Señor, ¡si mi fuego cesa! ¡Madre! ¡Madre! ¿Es como si un ángel espirara el aire del Cielo sobre mi tormento! ¡Oh..., qué paz! No quites, no quites tu mano, mi Señor; aprieta, más bien. ¡Oh...,
qué fuerza! ¡Qué alegría! ¡Mis hijos! ¡Aquí, mis hijos! ¡Quiero que vengan! ¡Dina! ¡Osías! ¡Ana! ¡Seba! ¡Melquí! ¡David! ¡Judas!

¡Aquí! ¡Aquí! ¡Mamá ya no se muere! ¡Oh!...

La joven se vuelve sobre las almohadas llorando de alegría mientras acuden los hijos, y la anciana, de rodillas, no encontrando otra cosa, en su alegría, entona el cántico de Azarías en el horno de fuego, completo, con su voz temblorosa de anciana y de persona conmovida.

-¡Señor! - dice por fin - ¿Qué puedo hacer por ti? ¿No tengo nada con que honrarte?

Jesús la levanta y dice:

-Déjame sólo detenerme aquí un poco para descansar - Y calla - El mundo no me ama. Debo alejarme un tiempo. Te pido fidelidad a Dios y silencio. A ti, a ella, a los pequeños.

-¡No temas! ¡Nadie se acerca a los míseros! Puedes estar aquí sin temor a ser visto. Los fariseos, ¿no? Pero... ¿Y para comer? Yo no tengo más que un poco de pan...
Jesús llama a Judas Iscariote:

-Coge dinero y ve a comprar lo que haga falta. Comeremos y descansaremos aquí, con estas buenas mujeres. Hasta el anochecer. Ve y calla.

Luego se vuelve hacia la mujer que ha sido curada:

-Quítate las vendas, levántate, ayuda a tu madre, exulta. Dios te ha concedido gracia por piedad hacia tu virtud de esposa. Compartiremos el pan, porque hoy el Señor altísimo está en tu casa y hay que celebrarlo con una gran fiesta.
Jesús va afuera y alcanza a Judas que iba a marcharse en ese momento:

-Compra con abundancia. Que tengan también para los próximos días. A nosotros en casa de Lázaro no nos faltará nada.

-Sí, Maestro. Y, si me lo permites... Tengo dinero mío, he hecho voto de ofrecerlo porque quedes salvo de los enemigos; lo puedo emplear en pan. Mejor que vaya a estos hermanos en Dios que no a las tragaderas del Templo. ¿Me das permiso? El oro siempre ha sido una serpiente para mí.

No quiero seguir sintiendo su hechizo, porque, ahora que soy bueno, estoy muy bien.

Me siento libre, y soy feliz.

-Haz como quieras, Judas, y que el Señor te dé paz.

Jesús va hasta donde los discípulos mientras Judas sale.

Todo termina.


   


[Inicio] [ Blog] [Mision] [El Rosario] [Documentos] [Asesorias] [ Política de Privacidad] [Contacto ]

Copyright © 2022 Maria Luz Divina