11» El lirio Perfumado de la Santa Iglesia
Abril 4/09 (7:00 p. m.)
San José dice:
Hijos os traigo una alegre noticia: venid a mi humilde
taller para contárosla. Dejad por unos minutos vuestras
ocupaciones y dirigíos hacia mí que os espero. Cuando
lleguéis, empujad la puerta, la tengo entreabierta, tomad
asiento; mi carpintería es vuestra casa, casa sencilla pero
rica en amor; casa en la que podéis respirar el aroma de
Dios porque cada rincón está habitado por su presencia;
casa que os purifica de vuestras inmundicias; casa que
limpia vuestro corazón y lo vuelve al orden primero.
Hijo querido: regocijo me da el veros y dicha por vuestra
perseverancia porque ya es una necesidad de amor el
vernos, el suspender nuestros trabajos del día para
entretenernos en nuestros coloquios espirituales;
coloquios en los que Jesús y María son el centro;
coloquios en los que sobra el tiempo; coloquios
iluminados y asistidos por el Espíritu Santo; coloquios
que son escuela de formación para que crezcáis en la
virtud.
Mi pequeño amado: os estaba esperando; mirad, cómo he
adornado mi taller para que os sintáis cómodo y recogido,
olvidaos de todo lo que dejasteis afuera, vivid este
momento de nuestro encuentro como si fuese el último de
vuestra vida, no deis cabida a pensamientos inútiles, no os
distraigáis por nada, ni por nadie. Fue el Señor quien os
trajo a mi humilde carpintería; agradecédselo, hijo mío,
por el haber puesto su mirada de misericordia en vuestra
pequeñez.
Hijito consentido: hoy miércoles embelleceré, aún más,
vuestro corazón plantándoos el lirio perfumado de la
Santa Iglesia. Lirio que os hará tomar conciencia de que
formáis parte del Cuerpo Místico de Cristo. Lirio que os
despertará sentido de pertenencia, de amor por la grey del
Señor. Lirio que os adherirá, aún más, a la verdadera
Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Lirio que
os llevará a obedecer a su máximo representante el Santo
Padre el Papa. Lirio que os motivará a orar por vuestros
obispos y sacerdotes. Lirios que os reunirá en la fiesta
Pascual para alimentaros del Cuerpo y de la Sangre de
Jesucristo. Lirio que os moverá a cumplir con sus Santos
Mandamientos. Mandamientos que son leyes que debéis
cumplir para que entréis al cielo. Lirio que os adoctrinará para que no seáis engañados por algunos grupos religiosos
que se dicen ser cristianos. Lirio que os aferrará a la
Verdad Única, es decir, a la Iglesia fundada por Cristo.
Lirio que os enriquecerá a través de los Sacramentos.
Lirio que perfumará todo vuestro ser: cuerpo, alma y
espíritu para que adoréis el Gran Misterio Trinitario.
Tomad conciencia mi fiel amigo que la Iglesia Católica
proviene directamente del cielo, que posee el más grande
de los tesoros: la presencia real de Jesús en la Sagrada
Hostia. No busquéis lo que no se os ha perdido, no vayáis
buscando novedades, la novedad está en el Sagrario. No
os dejéis separar de mi fidelísima esposa, ella es vuestra
Madre desde el mismo instante en que estaba al pie de la
Cruz en compañía de Juan, discípulo muy amado del
Señor.
Sois responsables del florecimiento, marchitamiento del
lirio perfumado de la Santa Iglesia que desde hoy lleváis
sembrado en vuestro corazón, cultivadlo con vuestra
fidelidad a sus enseñanzas, con vuestro servicio voluntario
en uno de sus ministerios, con la obediencia que a la
Iglesia le debéis, con vuestra veneración a la Santísima
Virgen María y a sus Santos, con la aceptación de cada
uno de sus dogmas, con la esperanza puesta en el Señor
esperando su segunda venida.
Sed, pues, mensajeros de Cristo, portadores de la verdad.
No os extraviéis del camino, no juguéis con vuestra
salvación. No vayáis tras lo novedoso, caeréis en la
mentira, mentira que os acarreará después sufrimientos
inevitables porque reconoceréis vuestra equivocación
cuando ya sea demasiado tarde.
Guardad este lirio perfumado como si fuese de oro,
conservadlo con muchísimo cuidado, es vuestra
credencial de entrada al cielo.
El alma dice:
San José, patrono de la Iglesia Universal: heme aquí en
vuestro taller ansioso en escuchar vuestra alegre noticia,
noticia que exaltará mi corazón de gozo; noticia que me
cuestionará, aún más, al cambio; noticia que me llevará a
amar sin reserva; noticia que me despojará del ser terreno
para que nazca en mí un ser trascendente, profundo,
enemigo de las vanaglorias y de la superficialidad.
San José, patrono de la Iglesia Universal: he llegado ante
vuestra presencia porque os necesito, así como la Virgen
María y el Niño Jesús necesitaron de vuestra protección,
de vuestra ayuda, de vuestro sacrificio y de vuestra
fortaleza, ya que fuisteis vos quien los resguardasteis del
peligro de los enemigos que querían destruirlos.
San José, patrono de la Iglesia Universal: os pido que os
dignéis mostrarme el camino que me lleve a la santidad;
camino en el que repare por mis pecados ofreciendo mi
inmolación y sacrificio como garante para mi salvación.
San José, patrono de la Iglesia Universal: abro las puertas
de mi corazón para que sembréis en él, el lirio perfumado
que me tenéis prometido. Lirio que hará que ame, con
amor frenesí, a mi Iglesia. Iglesia fundada por Jesucristo,
Iglesia enriquecida de gracias; Iglesia que jamás será derrotada, destruida; siempre prevalecerá hasta el fin de
los tiempos.
Iglesia carismática porque el Espíritu Santo
siempre aleteará y soplará sobre ella. Iglesia que es Una,
Santa, Católica y Apostólica. Lirio que me mostrará la
ruta de entrada al cielo, puesto que la Iglesia posee la
verdad revelada. Lirio que me instruirá con Sabiduría
Divina. Sabiduría proveniente de las Sagradas Escrituras.
Lirio que me adherirá al Papa, representante de Cristo en
la tierra.
San José, patrono de la Iglesia Universal: haced que, a
pesar de la crisis que enfrenta nuestra actual Iglesia,
permanezca siempre fiel a sus enseñanzas.
San José, patrono de la Iglesia Universal: interceded ante
el Padre Eterno para que la Iglesia sea restaurada,
levantada; para que la Iglesia se asemeje a las primeras
Comunidades Cristianas; comunidades de fervor, de
unción, de vivencia real del Evangelio.
San José, patrono de la Iglesia Universal: preservad del
demonio a los sacerdotes y consagrados, libradlos de
caídas, fortalecedlos en sus tentaciones.
San José, patrono de la Iglesia Universal: llamad a todos
los fieles para que sean ovejas del rebaño de Cristo,
ovejas que se alimenten en sus verdes pastizales, ovejas
que beban en las fuentes de su Sacratísimo Corazón.
San José, patrono de la Iglesia Universal: otorgadme la
gracia de no dejar marchitar el lirio perfumado que habéis
sembrado en mi corazón. Sé que florecerá en la medida de
mi entrega al Señor, en la adhesión a la Iglesia única y
verdadera, en la práctica de sus mandamientos y en la
obediencia a sus santas leyes, leyes que han de dar la
perfección a mi alma; leyes que han de ser yugo suave,
leyes que ponen freno a mis ímpetus, a mis deseos
desordenados; leyes que cumplidas en su plenitud son
credencial de oro que me adentran al cielo, cielo con
muchísimas moradas, cielo abierto para las almas que en
vida permanecieron unidas a la Vid que es Jesucristo.
Cielo abierto para las almas que en vida fueron fieles a los
preceptos de la Santa Madre Iglesia a pesar de sus
debilidades. Cielo abierto para las almas que en vida no se
dejaron llevar por vientos fuertes de doctrinas falsas.
Cielo abierto para las almas que en vida acogieron las
palabras de los sacerdotes santos, sacerdotes fieles al
Mensaje, a la Palabra de Dios.
Cielo abierto para las almas que en vida no manipularon a
Dios, almas que le cumplieron siempre sus promesas.
San José, patrono de la Iglesia Universal: tomadme de
vuestras castísimas manos, temo desviarme del camino,
temo caer en los huecos oscuros sin salida, temo que mi
alma se pierda.
San José, modelo de vida interior, haced de mi vida
ofrenda de amor, vida que sea del agrado al Sacratísimo
Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María.
Vida que también se asemeje a la vuestra. Vida que sea un
continuo himno de alabanza al Creador. Vida dirigida y
orientada por la Santa Madre Iglesia.
Vuestro lirio perfumado crecerá porque diariamente será
alimentado por los Sacramentos, fuentes de gracias que lo
volverán más hermoso y frondoso de lo que es.
(Letanías y oración al final.)