Friday April 26,2024
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LA EUCARISTÍA EL TESORO MÁS GRANDE DEL MUNDO

»  Introducción


1»  El hombre-Dios

2»  Respeto a Jesús Eucaristía

3»  El gran tesoro

4»  Eucaristía y sanación


5» Eucaristía, presencia plena de Dios:

5.1»  La presencia de Dios no es la misma en todas partes

5.2»  La adoración eucarística alcanza una dimensión nueva


6» El sagrario:

6.1»  Los primeros cristianos

6.2»  El Maestro está ahí y te llama


7»  Una historia de amor

8»  Humildad de Jesús

9»  Eucaristía, camino de santidad


10» La misa:

10.1»  Es el acto más grande y más sublime

10.2»  Asistir a misa cada día y recibir inmensas bendiciones de Dios


11» La comunión:

11.1» La Cercanía máxima de Dios en nuestra vida

11.2» Encontrando la fuerza para vivir en medio del dolor


12»  Comunión y caridad

13»  Espíritu Santo y la Eucaristía

14»  La Iglesia y la Eucaristía

15»  María y la Eucaristía

16»  Los ángeles y la Eucaristía

17»  La Eucaristía y los santos Padres

18»  Milagros eucarísticos


19»  Los santos y la Eucaristía:

19.1»  Beata Imelda Lambertini

19.2»  San Pascual Bailón

19.3»  Santa Margarita María de Alacoque

19.4»  Beato Pedro Vignes

19.5»  Santa María Micaela del Santísimo Sacramento

19.6»  San Pedro Julián Eymard

19.7»  Venerable Angeles Sorazu

19.8»  Santa Faustina Kowalska

19.9»  Beato Manuel González García

19.10»  San Pío de Pietrelcina


20»  Experiencias de Juan Pablo II

21»  Padre Segundo Llorente

22»  Padre Pietro Alagiani


23» La Eucaristía y los convertidos:

23a»  Jean Frederic Brunswick

23b»  Beato Charles de Foucald y Manuel García Morente

23c»  Andre Frossard

23d»  Hermann Cohen

23e»  Eugenio Zolli

23f»  Irma Barsy

23g»  Alex Guinness

23h»  James J. Pitts

23i»  Scott Hahn


24»  Visiones y revelaciones


25»  Adoración eucarística:

25.1»  La devoción de adorar

25.2»  Cuánta luz y cúanto amor


26»  Horas santas:

26.1»  Si todos nos comprometiéramos

26.2»  El valor de una hora de adoración


27»  Adoración perpetua:

27.1»  Antedecentes

27.2»  Experiencias de muchas partes del mundo


28»  Un sueño

29»  Oración

30»  Conclusión

31»  Bibliografía

 

19» Los santos y la Eucaristía
j) Santo Pío De Pietrelcina (1887-1968)

Autor: P. Angel Peña O.A.R  

El Padre Pío escribía al Padre Agostino:

¿Qué es este fuego que me llena e inflama totalmente? Padre mío, si Jesús nos hace tan felices en la tierra, ¿cómo será el cielo?

A veces, me pregunto si habrá almas que no sientan inflamar su corazón, sobre todo, cuando están delante del Santísimo Sacramento
86.

Una vez le dijo el Señor: ¡Con cuánta ingratitud me pagan los hombres! ¿Hubiera sido menos ofendido, si los hubiera amado menos?

Yo querría dejar de amarlos, pero mi Corazón está hecho para amar…

Me dejan solo de noche y también de día en las iglesias.

No se dan cuenta de que estoy en el sacramento del altar.

Pocos hablan de esto y los que hablan, lo hacen con indiferencia o frialdad
87.

Y dice:

Lo que más me afecta es el pensamiento de Jesús sacramentado. El corazón se siente atraído por una fuerza superior antes de unirse a Él en la comunión cada mañana.

Tengo tal hambre y sed, antes de recibirlo, que poco me falta para morir... Y esta hambre y sed, en vez de apagarse cuando lo recibo, se aumenta más
88.

El día 23 de agosto de 1912 recibió la gracia de la transverberación:

Estaba en la iglesia en la acción de gracias después de la misa, cuando, inesperadamente, de golpe, sentí que me herían el corazón con un dardo de fuego, tan vivo y ardiente, que creía morirme.

Me faltan palabras adecuadas para hacer comprender la intensidad de esta llama; me es del todo imposible expresar esto.

¿Me lo podría creer? El alma, víctima de este consuelo, queda muda.

Me parecía como si una fuerza invisible me sumergiese todo en fuego. ¡Dios mío! ¡Qué fuego! ¡Qué dulzura!

He sentido muchas veces estos transportes de amor y, por cierto, durante ellos he permanecido como fuera de este mundo; pero, en otras ocasiones, este fuego ha sido menos intenso; esta vez, por el contrario, ha sido tan vehemente, tan fuerte, que, un instante más, y mi alma se hubiera separado del cuerpo
89.

Y escribía a su hija espiritual Sor Rafaelina Cerase:

¡Qué exceso de amor y de humildad en Jesús al haberle pedido al Padre poder permanecer con nosotros todos los días hasta el fin del mundo!

Y ¡qué exceso de amor también del Padre que, viendo cómo lo tratan tan mal a su divino Hijo en este sacramento del amor, permite que siga permaneciendo entre nosotros y recibiendo nuevas injurias!

¿Cómo permites, oh Padre, que vuestro Hijo sea recibido sacrílegamente por tantos cristianos indignos?

Padre, no puedo pedirte que lo saques de en medio de nosotros, ¿cómo podría yo, débil y flaco, vivir sin este alimento eucarístico?
90.

Y decía:

Mil años de gozar la gloria humana, no vale tanto como pasar una hora en dulce comunión con Jesús en el Santísimo Sacramento.


86 Epistolario I, p. 317.
87 Epistolario I, p. 342.
88 Epistolario I, 217.
89 Epistolario I, cartas 95, 299-300.
90 Epistolario II, p. 343.

 

   


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