Tuesday July 01,2025
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La pasion de Jesus

  
LA PASIÓN
Testimonio de Catalina
  



Introducción

Parte 1

1»  Jesús dicta a Catalina

1.1.»  Jesús se Prepara

1.2»  La Cena Pascual

1.3»  Jesús Ora en el Huerto

1.4»  Jesús Instituye la Eucaristía

1.5»  Jesús Hace la Voluntad del Padre

1.6»  Jesús Busca a Sus Discípulos, que Están
Dormidos

1.7»  Jesús es Entregado por Judas

1.8»  Jesús es Llevado ante Caifás

1.9»  Pedro Niega a Jesús

1.10»  Jesús es Llevado a la Prisión

1.11»  Jesús es Llevado ante Herodes

1.12»  Jesús es Llevado de Nuevo ante Pilatos

1.13»  La Flagelación de Jesús

1.14»  Jesús es Sentenciado a Muerte

1.15»  Jesús es Coronado de Espinas

1.16»  Barrabás es Puesto en Libertad

1.17»  Jesús Perdona hasta al Más Grande
Pecador

1.18»  Jesús Va Camino del Calvario

1.19»  Jesús es Ayudado a Llevar la Cruz

1.20»  Jesús es Clavado en la Cruz

1.21»  Jesús Pronuncia Sus Ultimas Palabras

1.22»  La Resurrección de Jesús

Parte 2

2.»  Dios Padre dicta a Catalina

Parte 3

3.»  La Santísima Madre dicta
a Catalina

La Corona de la Divina Misericordia

 

 

1.6» Jesús Busca a Sus Discípulos, que Están
Dormidos

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

1)Pese a todo, el enorme peso y el cansancio atroz, unidos al sudor de Sangre, Me habían golpeado de tal modo que, al ir a buscar a Mis Apóstoles, Me sentí tremendamente fatigado.

2) ¡Pedro, Juan, Santiago! ¿Dónde están, que no los veo alertas? ¡Despierten, observen Mi rostro, vean cómo tiembla Mi cuerpo en esta turbación que experimento! ¿Por qué duermen? ¡Despierten y oren Conmigo, porque Yo He sudado Sangre por ustedes!

3) Pedro, discípulo elegido, ¿no te importa Mi Pasión?...
Santiago, a tí te He dado tanta preferencia: ¡Mírame y
acuérdate de Mí! Y tú, Juan, ¿por qué te dejas sumir en el sueño con los otros? Tú puedes aguantar más que ellos... ¡No duermas, vela y ora Conmigo!

4) He aquí lo que obtuve: buscando un consuelo, hallé un
amargo desconsuelo. Ni siquiera ellos están Conmigo.
¿Dónde más iré?... Es verdad, Mi Padre Me da sólo lo que Yo supe pedirle, a fin de que el Juicio de toda la humanidad cayese sobre Mí. Padre Mío, ¡ayúdame! Tú lo puedes todo, ¡ayúdame!

5) Volví a orar como un hombre al que se le han hundido todas las esperanzas y que busca de lo alto comprensión y consuelo. Pero, ¿qué podía hacer Mi Padre si Yo había elegido libremente pagar por todo? Mi elección no había cambiado. Sin embargo, la resistencia natural había llegado a un grado tan excesivo, que Mi humanidad estaba abrumada.

6) De nuevo, Me desplomé con el rostro en tierra por la
vergüenza de todos sus pecados; de nuevo pedí a Mí Padre que alejase de Mí aquel Cáliz. Pero El Me respondió que si Yo no lo bebía, sería como si no hubiese venido al mundo y que Me consolase porque muchas criaturas participarían de Mis agonías en el huerto.

7) Respondí: Padre, no se haga Mi voluntad sino la Tuya.
Este Angel Me ha asegurado de Tu amor y la breve alegría que Me Has enviado, ha hecho buena obra hasta en Mi resistencia natural. Dame Mis criaturas, las que He redimido. Tómalas Tú mismo porque por Tí Yo lo acepto. Quiero verte contento, Te ofrezco todos Mis sufrimientos y Mi inmutable voluntad que, de veras, no está en desacuerdo con la Tuya, porque siempre Hemos sido una sola cosa... Padre, Estoy destrozado, pero así Nuestro amor será conocido. ¡Hágase Tu Voluntad, no la
Mía!

8) Volví a despertar a los Discípulos, pero los rayos de la
Divina Justicia habían dejado en Mí surcos indelebles...
Se llenaron de espanto al verme desquiciado y quien más
sufrió fue Juan. Yo, mudo... ellos, aturdidos... Sólo Pedro tuvo el valor de hablar. ¡Pobre Pedro, si hubiera sabido que una parte de Mi agitación había sido desencadenada por él!...

9) Había llevado a Mis tres amigos para que Me ayudasen, compartiendo Mi angustia; para que hiciesen oración Conmigo; para descansar en ellos, en su amor... ¿Cómo describir lo experimentado cuando los ví dormidos?

10) Aún hoy, cuánto sufre Mi Corazón; y queriendo hallar
alivio en Mis almas, Voy a ellas y las encuentro dormidas. Más de una vez, cuando quise despertarlas y sacarlas de sí mismas, de sus preocupaciones, Me contestan —si no con palabras, con obras: "ahora no puedo, estoy demasiado cansada, tengo mucho que hacer, ésto me perjudica la salud, necesito un poco de tiempo, quiero algo de paz."

11) Insisto y digo suavemente a esa alma: No temas; si dejas por Mí ese descanso, Yo te recompensaré. Ven a orar Conmigo, ¡tan sólo una hora! ¡Mira, que en este momento es cuando te necesito! ¿Si te detienes, ¿ya se te hará tarde? ¡Cuántas veces oigo la misma respuesta!

12) Pobre alma, no has podido velar una hora Conmigo.
Dentro de poco vendré y no Me oirás, porque estás dormida... Querré darte la Gracia pero, como duermes, no podrás recibirla y, ¿quién te asegura que tendrás después fuerza para despertar?... Es fácil que, privada de alimento, se debilite tu alma y no puedas salir de ese letargo.

13) A muchas almas las ha sorprendido la muerte en medio de un profundo sueño y, ¿dónde y cómo han despertdo?

14) Almas queridas, deseo enseñarles también cuan inútil
y vano es querer buscar alivio en las criaturas. ¡Cuántas
veces están dormidas y, en vez de encontrar el alivio que
voy a buscar en ellas, salgo con amargura porque no corresponden a Nuestros deseos ni a Nuestro amor.

15) Cuando oré a Mi Padre y pedí ayuda, Mi alma triste y
desamparada padecía angustias de muerte. Me sentí agobiado con el peso de las más negras ingratitudes.

16) La Sangre que brotaba de todos los poros de Mi Cuerpo y que dentro de poco saltaría de todas Mis heridas, sería inútil para el gran número de almas que se perderían. ¡Muchísimas Me ofenderían y muchas no Me conocerían! Después derramaría Mi Sangre por todos y Mis méritos serían aplicados a cada uno de ellos ¡Sangre Divina! ¡Méritos infinitos!... Y sin embargo, inútiles para tantas y tantas almas...

17) Pero entonces ya iba al encuentro de otras cosas y Mi
voluntad estaba inclinada al cumplimiento de Mi Pasión.

18) Hombres: si Yo sufrí, no ha sido ciertamente sin fruto
y tampoco sin motivo. El fruto que He obtenido ha sido la Gloria y el Amor. Toca ahora a ustedes, con Mi ayuda, demostrarme que aprecian Mi obra.

19) ¡No Me canso jamás! ¡Vengan a Mí! Vengan a Quien vibra de amor por ustedes y que sólo sabe darles el verdadero amor, que reina en el cielo y que los transforma ya en la tierra.

20) Almas que prueban Mi sed: beban en Mi Cáliz amargo y glorioso, porque les digo que algunas gotas de este Cáliz quiere el Padre reservar justamente para ustedes. Piensen que estas pocas gotas Me fueron sustraídas y luego, si creen, díganme que no las quieren.
Yo no He puesto límites y tampoco ustedes. Yo fui abatido sin piedad; ustedes deben, por amor, dejar que Yo abata su amor propio.

21) Yo Soy Quien obra en ustedes, así como Mi Padre obró en Mí, en Getsemaní.

22) Yo Soy El que hago sufrir para que un día tengan que
alegrarse. Sean por un tiempo dóciles; sean dóciles a
imitación Mía, porque ésto los ayuda mucho y Me complace mucho. No pierdan nada, antes bien, adquieran el amor. ¿Cómo podría en efecto permitir que Mis amados sufran pérdidas reales, mientras pretenden demostrarme amor?

23) Yo los aguardo. Estoy siempre a la espera; no Me cansaré. Vengan a Mí; vengan así como son. Eso no tiene importancia, con tal que vengan. Entonces verán que enjoyaré su frente con aquellas gotas de Sangre que derramé en Getsemaní, porque esas gotas son suyas, si las quieren. Ven, Alma, ven a Jesús que te llama.

24) Yo dije: Padre Mío; no dije: Dios Mío; y es que Quiero enseñarles que, cuando su corazón sufre más, deben decir: Padre mío, y pedirle alivio. Expónganle sus sufrimientos, sus temores y, con gemidos, recuérdenle que son Sus hijos. ¡Díganle que su alma no puede más! Pidan con confianza de hijos y esperen, que su Padre los aliviará y les dará la fuerza necesaria para pasar esta tribulación suya y de las almas que les están confiadas.

25) Este es el Cáliz que acepté y apuré hasta la última gota. Todo por enseñarles, hijos queridos, a no volver a
creer que los sufrimientos son inútiles. Si no ven el
resultado que siempre lograrán, sometan su juicio y dejen que la Voluntad Divina se cumpla en ustedes.

26) Yo no retrocedí. Al contrario, sabiendo que era en el
Huerto donde habrían de prenderme, permanecí allí, no quise huír de Mis enemigos...

27) Hija Mía, deja que Mi Sangre riegue y fortalezca esta
noche la raíz de tu pequeñez.

   


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