I. Digno es el Cordero
El Cordero de Dios
¿Por qué le llamamos un Cordero?
La respuesta es porque de todos los sacrificios que ofrecían los Israelitas, uno se destacaba como el más importante del calendario: la Pascua, que celebraba la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto (cfr. Ex. 12).
El sacrificio de un cordero sin defecto y el consumir su carne asada eran parte central en la celebración de la Pascua.
Como veremos en esta lección, al llamar a Jesús Cordero, el Nuevo Testamento quiere evocar el sacrificio del Antiguo Testamento. La imagen de Jesús como Cordero expresa la creencia cristiana que Jesús, en su muerte de Cruz, fue ofrecido en sacrificio, igual que el cordero sacrificado por las familias israelitas antes del Éxodo.
Al profesar que Jesús es el Cordero de Dios en nuestra celebración de la Eucaristía, estamos recordando su muerte sacrificial en la cruz. Pero más aún, como veremos, estamos “re-presentando” ese sacrificio.