Thursday April 18,2024
Iniciar pagina principal Quienes somos y que hacemos Mision principal del sitio en internet Como rezar el santo rosario, oraciones, etc. Base de datos de documentos recopilados Servicio de asesoria via e-mail. Calendario de eventos en el bimestre Personas para establecer contacto
 

AQUEL
PABLO DE TARSO


San Pablo

Autor: P. Pedro García
Fuente: Evangelicemos.net

« PARTE 2 de 3 »

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]



36. ¡Pero Cristo resucitó!
El fundamento de nuestra fea

37. Carta segunda a los Corintios.
Seguían las inquietudes

38. Reconciliados.
De enemigos,
amiguísimos de Dios

39. Hacia la Ciudad futura.
La ilusión más grande

40. Urgidos por el amor. Amor DE Cristo, amor A Cristo

41. Servidor y apóstol.
La conciencia misionera
de Pablo

42. Pablo, ¡qué apóstol!
Cómo se retrata a sí mismo

43. En la Trinidad Santísima. Cómo nos habla Pablo

44. Seguimos en Éfeso.
Aquella puerta tan ancha

45. La carta a los Gálatas.
Tan queridos y tan volubles

46. En Cristo Jesús.
Esta insondable expresión paulina

47. Con las Llagas de Cristo.
Y con Pablo, otros y otros

48. ¿Está María en San Pablo?... ¿Probamos a ver?

49. Con las obras del Espíritu.
El vencedor de todo mal

50. En la Cruz de Cristo.
Sin altas teologías

51. La carta magna a los Romanos.
Lo mejor de lo mejor

52. ¡Fe! Vivir de la fe.
El tema de toda la carta

53. ¿Arrancar del pecado? Extraño, pero es así

54. ¿Qué es eso de Justicia?
En Pablo, continuamente

55. ¡Gracias a Dios!
Por la gracia precisamente…

56. La Esperanza que no falla. Optimismo total

57. El Amor en nuestros corazones.
Derramado a torrentes

58. Hijos y herederos. ¿Valoramos lo que somos?

59. ¡Ese octavo de los Romanos! La página cumbre de Pablo

60. Los Judíos.
Gloria, caída y esperanza
del gran pueblo

61. Una hostia con Cristo.
Esto es la vida del cristiano

62. Los apóstoles laicos.
Pablo, animador y maestro

63. De Tróade y Mileto
a Jerusalén.
El viaje tan problemático

64. Entre la segunda
y tercera misión.

Dejando por ahora

65. En la temida Jerusalén.
Lo que tenía que suceder…

66. El preso de Cesarea.
Dos años interminables

67. “¡Irás al César!”.
Pablo se decide, y apela

68. La tempestad espantosa.
Las aventuras de aquel viaje

69. ¡Por fin, en Roma!
El sueño más acariciado

70. Procesado y absuelto. Apóstol entre las cadenas

 

Urgidos por el amor.
Amor DE Cristo, amor A Cristo


Si deseas escuchar haz clik en play

¿Nos ama Jesucristo?... -¡Vaya pregunta!, me dirán ustedes. El Corazón más grande que existe, ¿no nos va a amar?...

Y ahora hago la otra pregunta. ¿Amamos nosotros a Jesucristo?... -¡Otra que tal!, me responden ustedes también. Si no amamos a Jesucristo, ¿a quién vamos a amar? Que somos unos malditos, ¿o qué?...

¡Bueno! Vamos a quedar todos en paz, pues ya se ve que las preguntas son didácticas, pedagógicas, sólo para enseñar y aprender.

Ese amor de Jesucristo a nosotros, y el amor nuestro a Jesucristo, lo queremos mirar hoy a la luz de las Cartas de San Pablo, el gran conocedor y el gran amante de Jesucristo.

Me inspira el tema de hoy esa maldición tan llena de cariño y simpatía que lanza Pablo al acabar su carta primera a los de Corinto:

“Que sea maldito quien no ame a nuestro Señor Jesucristo” (1Co 16,22)

Cuando pensamos sobre este amor, pasamos, sencillamente, un rato delicioso, y es lo que vamos a hacer hoy: entretenernos con dichos de Pablo que nos hagan disfrutar con el amor más bello que existe.
Pablo exclama enajenado en esta carta segunda a los Corintios:

“¡El amor de Cristo nos urge!”, nos apremia y no nos deja nunca quietos (2Co 5,14)

Siempre estamos pensando en lo que Jesús nos quiere, y siempre estamos cavilando a ver cómo amaremos más a Jesús y haremos algo por Él.

Pero, preguntamos: cuando habla Pablo de este amor de Cristo, ¿de qué amor habla, del de Cristo a nosotros o del nuestro a Cristo?

Es el mismo amor. Jesús nos ama, derramando en nuestros corazones su Espíritu, y con su Espíritu amamos también nosotros a Jesús.

Con las Cartas de Pablo en la mano, vamos a la pregunta primera: ¿Nos ama Jesucristo?

Y Pablo nos responde con expresiones que se nos clavan en la mente como cuñas.

Les dice a los de Éfeso:

“Cristo nos amó, y se entregó por nosotros en sacrificio” (Ef 5,2)

Pero Pablo detalla mucho más. No se contenta con decir:

“Por todos”, por la humanidad entera. Pablo se emociona, y particulariza:

“¡Cristo me amó, y se entregó a la muerte por mí!”(Gal 2,20)

“Por mí”, nada de “por todos” en general.

Por mí, como si en su mente divina y ante sus ojos no estuviera más que yo.

Y me amó a mí, y nos amó a todos, a pesar de lo que éramos: malos de verdad.

Jesucristo no se tiró para atrás, y Pablo pondera la generosidad inmensa del Señor:

-Cristo murió por nosotros, impíos. La verdad es que apenas se encontrará quien se atreva a morir por una persona buena. Pero lo grande es que Cristo murió por nosotros siendo pecadores, ingratos, odiosos (Ro 5,7)

¿Nos ama Jesucristo?... Si Jesucristo no nos amara, diríamos que habría dejado de amarse a Sí mismo.
Le preguntamos a Pablo el porqué, y nos responde con palabras profundas.

-Porque Cristo vive de tal manera en nosotros y nosotros en Él, que Él y nosotros somos un mismo y un solo Cristo, como dice a los de Roma:

“Somos muchos, pero entre todos no formamos sino un solo cuerpo en Cristo” (Ro 12,5)

Jesús es la Cabeza, nosotros los miembros, pero Jesús y nosotros no formamos sino un solo cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo.

Y quien es la Cabeza, ¿puede descuidar uno solo de los miembros del cuerpo, sin que lo quiera, lo cuide, lo mime, lo defienda, los cure, lo honre?...

Es imposible que Jesucristo olvide y deje de amar uno solo de sus miembros.

Sería como decir que Jesucristo no se cuida de Sí mismo.
No hay cristiano que no esté adentrado en lo más íntimo del Corazón de Jesucristo.

¿Nos ama, entonces, Jesucristo? La pregunta sobra por completo.

Jesucristo es el mayor amador que existe.

Viene la otra pregunta: ¿amamos nosotros a Jesucristo? ¿lo amamos al estilo de Pablo?...

Hablemos primero de Pablo.

Y empiezo contándoles una curiosidad, un capricho que he tenido para esta charla. No soy el primero que ha tenido ese capricho, pero hoy lo he realizado por cuenta mía: he contado las veces que Pablo, en sus trece cartas, saca el nombre de Jesús en sus diversas formas: Jesús, Cristo Jesús, Jesucristo, el Señor, y demás…

He tomado para ello la nueva Biblia Vulgata, en latín, la oficial de la Iglesia.

Pues bien, si no me he equivocado, saca Pablo el nombre de Jesús en las trece Cartas 576 veces, y suben a 603 si añadimos la de los Hebreos, que es de algún discípulo de Pablo, aunque en ella lo cita sólo 27 veces, muchas menos de lo que es habitual en Pablo, lo cual quiere decir que no fue Pablo el autor de esa carta.

Entre tantas maneras como Pablo cita a Jesús, la forma más usada es “Cristo”, con 219 veces, seguida de “El Señor” con 149.

Y siguen “Cristo Jesús”, “El Señor Jesucristo”, “Jesucristo”, “El Señor Jesús”, y otras como “El Hijo”, y una tan bonita como ésta: “El Amado”…

¿Sabemos lo que indica el que Pablo ponga el mismo Nombre del Señor 576 veces en sólo trece cartas?...

Un hecho semejante quiere decir que Pablo era un enamorado tal de Jesús que no tenía otra idea en su cabeza ni otro amor en su corazón sino sólo JESUS; y que al hablar y al escribir era un torrente que soltaba impetuoso el nombre del Señor Jesús.

Jesús le llenaba a Pablo la vida entera.

Vienen entonces esas expresiones de Pablo que hemos traído tantas veces ya en nuestras charlas, y que las volveremos a repetir otras tantas veces más.

“Mi vivir es Cristo” (Flp 1,21)
“Vivo yo, pero es que no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20)

“Todo lo tengo por mera basura, a trueque de ganar a Cristo” (Flp 3,8)

Y nos dice a todos, como a Timoteo: “¡Acuérdate siempre de Jesucristo!” (1Tm 2,8)

Nada digamos, finalmente, de su arrebatada protesta:

“¿Quién nos separará del amor de Cristo?... ¡Nada ni nadie podrá arrancarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús” (Ro 8,39)

El amor de Jesucristo impregna la vida cristiana entera.

El que más ama a Jesucristo es el más santo y el que más trabaja por el Señor y por el Reino. Basta mirar a Pablo para convencerse de ello.

Jesús dijo que “todo lo iba a atraer hacia Sí”. ¡Y a fe que lo ha conseguido bien!

Nadie ha amado como Jesucristo, pero tampoco nadie ha sido ni será amado jamás como Jesucristo el Señor…

   


[Inicio] [ Blog] [Mision] [El Rosario] [Documentos] [Asesorias] [ Política de Privacidad] [Contacto ]

Copyright © 2022 Maria Luz Divina