230- Toda vida puede ser simple e intensa
si es vivida en el espíritu
Soy la Madre de todos porque soy Madre de Dios. He aquí que entonces doy signos de mi presencia a vosotros, al mundo. Los santuarios: mis casas. Y muchas apariciones mías, lejanas en el tiempo y olvidadas.
En aquel tiempo en Nazaret nunca hubiera imaginado poderme mostrar a la humanidad de todos los tiempos ni siquiera ser conocida...
¡Vivía aquella vida con alegría, temor, asombro! En las noches de verano me gustaba sentir los aromas de la hierba y de las flores. Aquel Dios niño, mi Hijo, alimentado con mi sangre, enviado a Mí por Dios Padre, que por medio del Espíritu me hizo madre... Le miraba crecer, le amaba infinitamente.
¡El amor es siempre dolor! Era sencilla: mi vida simple y, en el espíritu, intensa de sentimientos, me llevaba a ser interiormente invadida por tantas y tantas sensaciones. Toda vida puede ser simple e intensa si se vive en el espíritu.
La casa era pequeña, me gustaba, era el mundo de mis pensamientos.
Y ahora que tengo en la tierra grandes y pequeñas casas, me refugio en ellas para escucharos a vosotros, abriros los brazos y el corazón para deciros: "¡Entrad y quedaos Conmigo!".
7 de julio de 1987