Wednesday April 24,2024
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MI VIDA EN
NAZARET


Mi vida en Nazaret

Autor: Guliana in Crescio
Fuente: Reina del Cielo

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117. Sólo Dios consuela
los dolores más grandes

118. Para una niña

119. Immi, las flores son gotas que caen del Paraíso

120. He elegido a Bernardita, para confirmar
el dogma de la pureza

121. Era una mujer simple
y tenía pobres vestidos

122. La forma más bella
de caridad es la de no darla
a conocer

123. El amanecer hablaba
a mi alma con sus
últimas estrellitas

124. Aunque a muchos parezca leyenda, el vuelo de la casa
de Nazaret, es pura verdad

125. Aún sin saberlo, tú me invocabas en los momentos
de peligro

126. La vida de vuestra alma
es la Eucaristía

127. La pérdida de un hijo es
el dolor más grande, que
os acerca a Mí a vosotras
las madres

128. Jesús os manda este regalo de palabras a causa
de vuestra debilidad

129. Soy vuestra Madre y os amo

130. Vuestro pasar es como
un viaje: largo y difícil.
Lo que importa es llegar
a la meta

131. En cada imagen mía,
está mi corazón que palpita

132. En Fátima profeticé
lo que sucedería, si no se ora

133. Llevaré a Jesús vuestros pensamientos

134. Apareceré aún a pequeñas
y humildes criaturas

135. Ha llegado el tiempo
de muchos testimonios

136. Dios programa en nosotros Su Obra

137. Vuestras oraciones
son mis rosas

138. El reino de Dios entra
en las almas de los puros

139. Cada criatura tiene
un rostro, que llevará
en el infinito

140. La casa de Nazaret ha sido la primera Iglesia

141. El dolor no es resignarse,
es llevar el peso
con dignidad

142. A un sacerdote

143. Yo continuaré apareciéndome
para la última salvación

144. Vuestras flores son pensamientos hermosísimos
que me ofrecéis

145. Os cuento muchas cosas para hacerme pequeña
junto a vosotros

146. En el tiempo de la tierra habría de tener tantos
nombres

147. Los designios de Dios
y las obras humanas están
atados con un fuerte hilo

148. Jesús, bellísimo y solemne, ha quedado en el lienzo
de la Santa Sábana

149. Cuántos rostros me han dado los hombres, sin embargo, éste se me parece

150. "Venid Conmigo".
Estas palabras las ha repetido
en todo tiempo, y también
a vosotros

151. Los milagros
no se comprenden: suceden

152. La Gran Madre a una
hija suya

153. En Nazaret mi alma vibraba, temblaba, gozaba, lloraba

154. José os ama, amadlo
y dirigios a É

155. ¡Vosotros sois mis hijos! Rostros claros,
rostros oscuros: ¡almas!

156. No temas, soy Yo, María, quien dicta a tu espíritu y hace
escribir a tu mano

157. Me desperté llevada
por los ángeles hacia lo alto.
Mi cuerpo fue el primer cáliz.
Yo no podía morir

158. Conmigo nacía una luz,
la primera luz de la Redención,
porque Dios así lo había dispuesto

159. Me dieron este nombre
que significa “paz”, Myr, que es
pronunciado ahora en tantos idiomas

160. Habiendo conocido
el dolor de la manera más
desgarradora comprendo todo dolor desgarrante

161. Ahora te expongo
solamente a ti mis sentimientos:
pena, emoción, añoranza

162. Aquel día era ventoso, Cefas llegó jadeante

163. Lo importante es amarle, cada uno con su propio
modo de amar

164. En este tiempo
de confusión, de apostasía,
de incredulidad, el viento
de Dios sopla más fuerte

165. ¡Dios lo puede todo!
Puede permitir que Yo te
hable desde del infinito

166. Mi cuerpo inmaculado
no podía corromperse.
La descomposición es fruto
del pecado y fui asunta
en la gloria de los cielos

167. El Evangelio de Johanan está empapado de amor

168. Cada hombre es niño
en una parte de su alma

169. Y vendrá todavía y sacudirá la tierra y todas las criaturas
de la tierra

170. Todos aquellos que sufren toman parte en la Redención,
que continúa en todo tiempo

171. En la tierra no se comprende el deseo del Paraíso

172. La casa de Loreto es parte de la casa de Nazaret,
no es leyenda, no es una falsa historia

173. La indiferencia de muchos de ahora, he aquí entonces
por qué llora mis imágenes

174. En quien escogía miraba
la voluntad de amarlo

 

169- Y vendrá todavía y sacudirá la tierra y todas las criaturas de la tierra


Con la enhorabuena y el amor de siempre y aumentado para vosotros de vuestros seres queridos celestiales, Yo, Miriam os ofrezco la felicitación más maternal! ¡Y que vuestra fe sea tan segura como para volveros serenos en la tierra y felices para siempre! ¡La felicitación del Cielo, la felicitación de Dios!

¡En aquel tiempo nacía Jesús e iluminó al mundo de cada tiempo, e iluminó a quien quería la luz! ¡Conocéis esta historia que parece casi una fábula porque es historia de belleza, verdad y vida! Jesús se hizo niño para jugar con los pequeños, se hizo hombre para darse un rostro para los hombres, se hizo palabra de vida eterna y dolor.

Vino a nacer en Mí y de Mí. Pura luz, y verdadero cuerpo vivo. Aquel cuerpo humano, aquel espíritu divino que ha dejado al mundo de quien quiere la luz con el sacrificio siempre renovado. Creció en la pequeña casa de Nazaret, y con Él crecía el amor. Parecía que las flores en primavera escucharan este amor, crecían lozanas.

El amor de Dios. Y se escucha en el viento, se ve en las flores y se percibe en el alma. Jesús es Dios y todavía no ha sido reconocido por todos. Su venida ha sido vana para muchos, como su muerte en la Cruz. Y vendrá todavía y sacudirá la tierra y todas las criaturas de la tierra.

Anunciará su venida con muchos signos. ¡Los signos que no todos ven o verán! Para reconocer a Dios es necesario anhelar la luz. Y como brilló aquella estrella, otras estrellas brillarán, en el cielo estarán los signos.

Yo pido oraciones al mundo para Él. Oraciones en sentido amplio: obras, amor, redención. Penitencia en sentido amplio: obras, aceptación, redimir. Testimoniar la Verdad en un mundo todavía en tinieblas, aunque se están encendiendo luces de amor allá donde sopla el viento divino. Aquel viento que va a donde quiere, donde nadie sabe, donde el amor renace y vive y la Redención continua.

Cuando Pedro celebró por primera vez la Eucaristía, antes dijo a los apóstoles y a los discípulos: "Como nos decía el Rabí, ahora a vosotros y a mí mismo repito: ¡Amaos! ¡Amémonos entonces, hermanos, en su nombre y en su recuerdo!".

Yo vuelvo a oír la voz de mi Hijo: "¡Amaos el uno al otro como Yo os amo!" Me había ocultado en la sombra para poder mejor llorar de emoción, de nostalgia y de un poco de alegría. Pedro tenía una voz fuerte y armoniosa, y la Iglesia crecía... Los viajes de los apóstoles eran largos y fatigosos, ciertamente, pero eran ayudados por Jesús:

"Señora, caminaba ligero, me parecía o quizás era verdadero que el Rabí caminase conmigo...". Así me dijo un día Andrés y así decían los otros. Pura verdad. Mi Hijo camina delante o al lado de todos aquellos que le aman. Era una noche fría cuando Jesús vino a la tierra.

Lo miraba admirada y todavía asombrada: "Cuanta belleza en su pequeño rostro". Humanidad, divinidad y misterio. "¿Por qué ha venido en este tiempo y a esta tierra y en esta noche?" Me dijo José: "¡Myriam, Él es Dios y sabe porqué ha venido en este tiempo, a esta tierra y de ti y como padre terreno me ha elegido a mí!. Yo también estoy muy asombrado... ¡Mira qué bello es!..."

Un pastor vino y puso leche delante de Mí, también él estaba asombrado... Vinieron otros y hubo tantos dones. Y vosotros obsequiadnos vuestro amor al prójimo: leche, pan, flores.

25 de Diciembre de 1984

   


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