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MI VIDA EN
NAZARET
Autor: Guliana in Crescio
Fuente: Reina del Cielo
« PARTE 2 de 4 »
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59. Debéis tener siempre esperanza, ¡confiad en Dios
y seréis escuchados!
60. En la casa de Nazaret comenzó la historia del mundo
61. Después de la Resurrección vino la Luz, y también
para vosotros será así, hijos míos
62. Immi, esta casa volará
63. El sufrimiento es comprendido tan solo
por quien
lo vive
64. Haced entrar
el Cielo en vosotros
65. Partimos para Egipto
con tres burritos
66. Las flores sobre los altares son vuestros pensamientos
perfumados y coloreados
67. Y lo vuelvo a ver Niño. Lo tengo entre mis brazos,
siento el perfume de sus cabellos: un perfume de nido
68. La verdadera religión
es amar al prójimo, es creer,
es
aceptar los misterios,
es perdonar, es amar a Dios
69. Nuestra vida se ha novelado como si fuese una fábula,
pero mi vida no fue
una vida
de fábula
70. Y los Ángeles estaban en la gruta cuando Jesús nació.
Y los Ángeles están con vosotros
71. Este pan será vuestra salvación
72. Hablo a vosotros a través
de un alma
73. De rodillas debéis recibirlo
en el alma
74. Jesús prolongó Su palabra
a través de sus instrumentos,
para reanimar la fe
75. Me parece volver a oír las voces de los mercaderes
76. Jesús viene al altar y también Yo vengo con Jesús
77. Os hablo con simplicidad y con mucho amor
78. Todas las madres estamos bajo la Cruz, unidas
por
el mismo dolor
79. Serás la Madre
de la humanidad
80. Las Plegarias sinceras,
son mis rosas de ahora
81. Cuando le dais al más miserable, lo dais a Jesús
82. Os hablo de cosas terrenas, para haceros vivir un
poco nuestra vida de entonces
83. Sed pobres de espíritu
84. En el nombre de Dios
se vence siempre
85. Yo también soy una criatura y por esto, al recordar
mi vida, recuerdo
las cosas
de cada día
86. Soñad en la vida
del mundo que vendrá
87. Es necesario despertar la fe
88. La Redención continúa también a través de esta
mano que escribe por Mí
89. Mi vida fue intensa y,
al mismo tiempo, simple
90. El Rosario es la historia
de nuestra vida: ¡que esté
siempre en vuestros corazones!
91. ¡La sombra de una Cruz pesará sobre tu vida!
92. El tiempo del dolor estaba todavía lejano
93. Vuelvo atrás en el tiempo
y vuelvo a ver a Saulo,
que me mira con curiosidad
94. Y miraba al Dios niño,
que dormía
95. En nuestra casita siempre había aroma de pan
96. Vuelvo a sentir aquella voz de niño
97. Ahora quieren hacer una fábula de la realidad
98. Sin embargo, muchos
no creen que aquella es la
casa que ha volado
99. Y no creen que yo pueda mostrarme a criaturas
simples
100. El que sea más probado, entrará antes en el Reino
101. EHe visto y oído al Ángel
y he escuchado claramente
sus palabras
102. Nadie es profeta
en su tierra
103. Dicto este diario, al cual confío mis pensamientos
y mis recuerdos
104. Yo era de sangre hebrea,
la raza de la que vino
el Hombre Dios
105. Nuestros recuerdos
y nuestros sentimientos
vienen
con nosotros
106. Para las Oblatas de Nazaret
107. Los hombres
no comprenden nunca losdesignios,
trazados
para ellos por manos divinas
108. La riqueza de los buenos
y de los santos
es
la espiritualidad
109. Donde Yo he aparecido,
allí reina la fe
110. Los milagros, aunque puedan parecer para
la
materia, son siempre
para el espíritu
111. Vosotros estáis en un designio de amor
112. Observar la naturaleza
es mirar a Dios
113. He venido a Roma,
a aparecerme entre
los eucaliptos
114. Para comprender el dolor hay que vivirlo
115. Bienaventurados los que lloran, aunque no
comprendan
el don del dolor
116. ¿Por qué hablar de dolor? Pensad en vuestra
futura felicidad
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88- La Redención continúa también a través de esta mano que escribe
por por Mí
Recuerdo ahora, un día de fiesta; Jesús tenía seis años y estrenaba un vestidito nuevo. Lo miraba y me sentía feliz, no pensaba en el mañana. Nadie debería pensar en el mañana, sino en el día presente y sacarle siempre un poco de felicidad, porque en la tierra hay dolores, males, pruebas, pero también hay horas serenas. Vino Judas Tadeo y dijo que en su casa, aquel día tenían cordero para cenar... Jesús dijo:
"No puedo pensar en un pequeño cordero, que pace la hierba feliz, ¡y que después es sacrificado!..." "¡He aquí el Cordero de Dios!"
Fuimos al templo junto con José. Es lindo ir juntos al templo a rezar unidos, y es también lindísimo rezar a solas y a escondidas: ¡con fe es siempre hermoso rezar, ya que es pensar en Dios y en sus maravillas!
Me parece revivir todas aquellas horas: el anuncio, el nacimiento de Jesús, aquel tiempo en Egipto, el regreso a nuestra casa... Y estoy allí, todavía en nuestra casa y Jesús está conmigo y os mira desde el Reino y desde cada altar, y también desde nuestra casa que ha volado. Me parece revivir la Pasión: ahora no puedo sufrir, ahora sé que fue un dolor vital: vida para la gran vida de las criaturas redimidas. Y la Redención continúa también a través de esta mano: os enviamos palabras que redimen, y vendrá el día en el cual Yo, Miriam, ¡apareceré una vez más para confirmar la Corredención!
Se necesitan hombres de buena voluntad, para proclamarla y Jesús lo desea.
¿Hay aún buena voluntad? En Fátima he hablado al mundo de los males que afligen a la Iglesia. He pedido al mundo oraciones y penitencia. Plegarias, no sólo palabras, no bastan las oraciones, es necesario vivir primero el Evangelio y así amar y perdonar. Penitencia: ¡también amor y perdón! Después podéis hablar a Jesús, y también a Mí; pero primero amad y perdonad, para venir a nosotros purificados y sin egoísmo ni rencor en vosotros mismos.
En aquel tiempo, Jesús ya sabía escribir y sabía dibujar como todos los niños. Él no quiso sobresalir en ninguna ciencia humana. ¡Él es Dios de Dios y es Amor! Jesús sabía qué es lo que tiene verdadero valor, ¡su tiempo fue todo dedicado al amor! Pasaron los años; tenía más de veinte años:
"Myriam, ¿por qué tu hijo fuerte y hermoso como es, no se busca una esposa digna de Él?"
"Mi Hijo tiene otros pensamientos, lo veréis después..."
No decía nada más, no podía hacerlo, y si hubiera dicho la verdad, no me hubieran creído. Jesús Dios de Dios y primer sacerdote, no podía tener pensamientos de mujeres, de matrimonio, de familia.
Su familia es todo el mundo, todos los mundos. Jesús, como primer sacerdote, es el ejemplo vivo y verdadero. El sacerdote debe ser casto, la familia suya: sus fieles.
Recuerdo un día, cuando Jesús tenía tal vez cuatro años, me dijo: "¡Immi, soy pequeño, pero siento tanto espacio en mi corazón como para querer a todos!"
¡El Sagrado Corazón de Jesús, el Corazón sangrante por amor a la humanidad!
3 de Marzo de 1982
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