Wednesday April 24,2024
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MI VIDA EN
NAZARET


Mi vida en Nazaret

Autor: Guliana in Crescio
Fuente: Reina del Cielo

« PARTE 2 de 4 »

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59. Debéis tener siempre esperanza, ¡confiad en Dios
y seréis escuchados!

60. En la casa de Nazaret comenzó la historia del mundo

61. Después de la Resurrección vino la Luz, y también para vosotros será así, hijos míos

62. Immi, esta casa volará

63. El sufrimiento es comprendido tan solo
por quien lo vive

64. Haced entrar
el Cielo en vosotros

65. Partimos para Egipto
con tres burritos

66. Las flores sobre los altares son vuestros pensamientos
perfumados y coloreados

67. Y lo vuelvo a ver Niño. Lo tengo entre mis brazos,
siento el perfume de sus cabellos: un perfume de nido

68. La verdadera religión
es amar al prójimo, es creer,
es aceptar los misterios,
es perdonar, es amar a Dios

69. Nuestra vida se ha novelado como si fuese una fábula,
pero mi vida no fue
una vida de fábula

70. Y los Ángeles estaban en la gruta cuando Jesús nació.
Y los Ángeles están con vosotros

71. Este pan será vuestra salvación

72. Hablo a vosotros a través
de un alma

73. De rodillas debéis recibirlo
en el alma

74. Jesús prolongó Su palabra
a través de sus instrumentos,
para reanimar la fe

75. Me parece volver a oír las voces de los mercaderes

76. Jesús viene al altar y también Yo vengo con Jesús

77. Os hablo con simplicidad y con mucho amor

78. Todas las madres estamos bajo la Cruz, unidas
por el mismo dolor

79. Serás la Madre
de la humanidad

80. Las Plegarias sinceras,
son mis rosas de ahora

81. Cuando le dais al más miserable, lo dais a Jesús

82. Os hablo de cosas terrenas, para haceros vivir un
poco nuestra vida de entonces

83. Sed pobres de espíritu

84. En el nombre de Dios
se vence siempre

85. Yo también soy una criatura y por esto, al recordar
mi vida, recuerdo
las cosas de cada día

86. Soñad en la vida
del mundo que vendrá

87. Es necesario despertar la fe

88. La Redención continúa también a través de esta
mano que escribe por Mí

89. Mi vida fue intensa y,
al mismo tiempo, simple

90. El Rosario es la historia
de nuestra vida: ¡que esté
siempre en vuestros corazones!

91. ¡La sombra de una Cruz pesará sobre tu vida!

92. El tiempo del dolor estaba todavía lejano

93. Vuelvo atrás en el tiempo
y vuelvo a ver a Saulo,
que me mira con curiosidad

94. Y miraba al Dios niño,
que dormía

95. En nuestra casita siempre había aroma de pan

96. Vuelvo a sentir aquella voz de niño

97. Ahora quieren hacer una fábula de la realidad

98. Sin embargo, muchos
no creen que aquella es la
casa que ha volado

99. Y no creen que yo pueda mostrarme a criaturas simples

100. El que sea más probado, entrará antes en el Reino

101. EHe visto y oído al Ángel
y he escuchado claramente
sus palabras

102. Nadie es profeta
en su tierra

103. Dicto este diario, al cual confío mis pensamientos
y mis recuerdos

104. Yo era de sangre hebrea,
la raza de la que vino
el Hombre Dios

105. Nuestros recuerdos
y nuestros sentimientos
vienen con nosotros

106. Para las Oblatas de Nazaret

107. Los hombres
no comprenden nunca losdesignios, trazados
para ellos por manos divinas

108. La riqueza de los buenos
y de los santos
es la espiritualidad

109. Donde Yo he aparecido,
allí reina la fe

110. Los milagros, aunque puedan parecer para
la materia, son siempre
para el espíritu

111. Vosotros estáis en un designio de amor

112. Observar la naturaleza
es mirar a Dios

113. He venido a Roma,
a aparecerme entre
los eucaliptos

114. Para comprender el dolor hay que vivirlo

115. Bienaventurados los que lloran, aunque no comprendan
el don del dolor

116. ¿Por qué hablar de dolor? Pensad en vuestra
futura felicidad

 

77- Os hablo con simplicidad y con mucho amor


Cuando Jesús se preparaba para dejarme, mi corazón estaba muy triste, aunque sabía que se iba para hablar al mundo y para el bien del mundo, pero Yo era una Madre, y el dolor en Mí era grande, aún cuando amaba al mundo y me importaba el bien de todos. Lo encontré de improviso: estaba en el huerto, con la cabeza entre las manos:

"Immi, Yo haré grandes sacrificios, Yo sufriré: ¡y muchos no sabrán o no querrán usar para el bien de sus almas mi sacrificio y mi dolor!"

Después, cuando partió sin equipaje y con tanto amor para llevar al mundo, Yo me quedé en nuestra casa, y cada gesto me parecía inútil. Para Mí no valía la pena encender el fuego, hacer el pan... Tantos años habituada a hacer todo para Jesús y para José, vivía para Jesús: soy su Madre; y quería a José y hasta el día en que nos dejó, me ocupé de él con todo mi cariño.

"¿Y ahora para quién viviré?" Ciertamente para Dios, quien todo se ofrece y todo momento, pero materialmente a nosotras las madres nos gusta hacer para alguien, que así es nuestra vida y nuestra razón de vivir, así para el esposo, ya que está en primer lugar en nuestro corazón y en nuestra vida e inmediatamente después de Dios, están ellos y... luego venimos nosotras, nuestro yo, que no cuenta sino en la medida de lo que podemos hacer por ellos y por los demás. "¿Y ahora qué haré sin Él? Tendré horas de nostalgia y de temor..."

Los sentimientos de las madres... temores, ansias, a veces dolor infinito: ¡la Cruz!

Sentimientos, que solamente la fe y solamente Dios pueden cambiar, de dolorosos y desesperados en apacibles y serenos. Solamente la fe y Dios dan la esperanza, también en los dolores más profundos: "¡Madre, estoy junto a Ti con mi Espíritu!... ¡Mamá, mi alma está con tu alma!"
Las voces de nuestros hijos las podemos escuchar siempre, pues el amor es más fuerte que la muerte para aquellos que aman verdaderamente.

Luego vino aquella noche y aquel amanecer...

Alguna vez Jesús volvió por breve tiempo, y aquellos años fueron para Él de fatiga y de sacrificio, pero también de alegría, cuando lograba sembrar amor entre la gente, cuando convertía, cuando hacía milagros. Yo sabía que habrían de ser los últimos años de su tiempo... Ahora sé que el tiempo no importa, sino por el bien que en ese tiempo se puede hacer, ahora que, ¡después de siglos para vosotros, después de sólo un suspiro de Dios para Mí, lo he vencido! Y cuando vosotros hayáis vencido al tiempo, seréis felices, y si recordareis vuestros dolores, será como si no hubiesen sido vuestros, y sin embargo, os han hecho crecer hacia lo alto, y entonces comprenderéis lo que en el tiempo es ahora misterioso para vosotros.

Cuando quedé sola, fui a tomar la pequeña taza de Jesús y otras cosas del tiempo de su infancia: me hacían compañía y revivía horas tranquilas:

"¿Immi, están listos los panecillos? Immi, esta casa volará..."

Mi pensamiento recordó una vez más cada una de sus palabras: ¿cuándo y cómo había de volar nuestra casa? Vosotros sabéis en qué tiempo voló, no es una leyenda. Es un milagro, uno de los tantos milagros. Si Dios se ha encarnado, si Dios ha creado, puede entonces hacer los más grandes milagros, ¡vosotros tened fe!

Han pasado los siglos y Yo te hablo y hablo al mundo desde el Reino feliz, a ti que estás en la tierra, y te hablo con sencillez y con mucho amor. Ha llegado así el tiempo del que Jesús un día me dijo:

"Immi, llegará un día en que tú hablarás de Ti y de Mí al mundo de ese tiempo: un tiempo lejano, pero Nosotros, desde el eterno presente, daremos palabras de vida a aquellos que vendrán en los siglos..."

No comprendí entonces, ahora sé que aquel tiempo ya ha llegado y Yo te hablo, como también te habla Jesús, y otras criaturas celestiales.


17 de Enero de 1982.

   


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