37- Para las Oblatas de Nazaret
¡Mis queridas golondrinas!
Os miro como pequeñas luces, que con su pureza, con la limpidez de su espíritu, aclaran la oscuridad de la noche del mundo.
¡La noche del mundo!
¡Los pecados de los hombres!
Vosotras aclaráis esta noche con vuestros sacrificios, con vuestras renuncias, vuestras fatigas y sobre todo con aquel amor por Nosotros, que os ha hecho dejar las cosas del mundo, para ser todas de Mi Hijo, ¡todas mías!
Tened cada vez más fuerza, no temáis:
¡Os miro y os hablo al alma!
¡Mi Hijo os mira!
Conozco vuestros trabajos, Yo también en aquel tiempo trabajaba, cocinaba... Yo también hice todos los quehaceres que vosotras hacéis todos los días.
Y hacéis que cada día sea para vosotras más luminoso, que cada día vuestra alma sea más fuerte y así dará más luz, y Yo Myriam, vuestra Mamá, recogeré aquellas luces y las llevaré a Mi Hijo, y Él os mirara y os sonreirá. Lo sentiréis con la paz de vuestro espíritu, que es el estar en el bien, en el amor, en la voluntad de Mi Hijo y en la fe más pura.
29 de Mayo de 1979, 20.45 horas