Oración: de San Anselmo
Os rogamos, oh Santísima Señora, por el favor que Dios os ha hecho de exaltaros tanto, y de que con Él todas las cosas os sean posibles, hagáis que la plenitud de la gracia que merecisteis nos haga partícipes de vuestra gloria.
Afanaos, oh misericordiosísima Señora, en procurarnos el bien por el cual Dios se dignó hacerse hombre en vuestro casto seno.
Oíd benigna nuestras súplicas. Si os dignáis rogar a vuestro Hijo, Él al punto nos escuchará. Basta que Vos queráis salvarnos para que infaliblemente nos salvemos.
¿Quién podrá cerrar las entrañas de vuestra misericordia? Si no os apiadáis de nosotros, siendo la Madre de la misericordia, ¿cuál será nuestra suerte cuando venga vuestro Hijo a juzgarnos?
Socorrednos pues, oh piadosísima Señora, sin atender a la multitud de nuestros pecados.
Considerar que nuestro Criador ha tomado carne humana en Vos, no para condenar a los pecadores, sino para salvarles.
Si no hubieseis sido elegida por Madre de Dios más que en beneficio vuestro, entonces pudiera decirse que poco os importa que nos salvemos o condenemos; mas no, que si Dios se revistió de vuestra carne, lo hizo no menos por vuestra salvación que por la de todos los hombres.
¿De qué nos servirían vuestro poder y vuestra gloria, si no nos hicieseis partícipes de vuestra felicidad? Ayudadnos y protegednos; pues no ignoráis cuánto necesitamos de vuestro auxilio.
Nosotros nos encomendamos a Vos; haced que no nos condenemos, sino que sirvamos y amemos eternamente a vuestro Hijo Jesucristo.