Novena de Santa María de Guadalupe
» Oración inicial para todos los días
Autor: P. Manuel Canal Montañés
Virgen Santa María de Guadalupe, que te dignaste visitar nuestra Nación mexicana, nuestra tierra americana, inaugurando con tu presencia una nueva raza en la fe, Tú, Señora y Reina nuestra, elegiste, como lo hicieras en la primera mañana de la Anunciación visitando a tu prima Isabel, poner tus plantas sobre el Tepeyac, repitiendo la aventura de traernos en tu seno, grávido de Dios, el milagro de la fe, la esperanza y el amor.
Déjanos llegar hasta tus plantas, hasta tus rosas, porque nuestras vidas necesitan tu fe de Primera Creyente, para nuestra falta de fe y valentía; tu esperanza de Corredentora, para nuestra apatía, vida sin ilusión y sin anhelos; tu amor de Madre, para curar nuestro egoísmo y desamor, y tu paz al fin, para nuestra lucha de cada día y descanso de cada noche.
Venimos todos, Virgen de Guadalupe, en esta novena de rosas, a dejar en tus manos de Madre, nuestro dolor de hijos necesitados y heridos. Cada uno te trae su dicha o su derrota.
Cada uno, con su ansia sin cauce o su sed colmada; cada uno con su cumbre y su abismo. Cada uno, suplicándote por estas Avemarías a ti, Madre y Reina de la Paz, que esa paz que tu Hijo nos conquistó con su muerte y resurrección, reine en cada hogar, en cada corazón de tus hijos todos, cristianos y de la paganía. Por Cristo nuestro Señor. Amén.