Friday April 19,2024
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VISIONES DE

ANA CATALINA EMMERICK

La dolorosa pasión de nuestro Señor Jesucristo
Libro 2
La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

Libro: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]


»1.-Preparación de la Pascua

»2.-El Cenáculo

»3.-Disposiciones para el tiempo pascual

»4.-El Cáliz de la santa Cena

»5.-Jesús va a Jerusalén

»6.-Última Pascua

»7.-El lavatorio de los pies

»8.-Institución de la Sagrada Eucaristía

»9.-Instituciones secretas y consagraciones 

»10.-Jesús en el monte de los Olivos

»11.-Judas y los suyos

»12.-Prisión de Jesús

»13.-Jesús delante de Anás

»14.-Jesús delante de Caifás

»15.-Negación de Pedro

»16.-María en casa de Caifás

»17.-Jesús en la cárcel

»18.-Juicio de la mañana

»19.-Desesperación de Judas

»20.-Jesús conducido a presencia de Pilatos

»21.-Origen del Via Crucis

»22.-Pilatos y su mujer

»23.-Jesús delante de Herodes

»24.-De Herodes a Pilatos

»25.-Flagelación de Jesús 

»26.-La coronación de espinas

»27.-¡Ecce Homo!

»28.-Jesús condenado a muerte

»29.-Jesús con la Cruz a cuestas

»30.-Primera caída de Jesús debajo de la Cruz

»31.-Jesús encuentra a su Santísima Madre – Segunda caída

»32.-Simón Cirineo – Tercera caída de Jesús

»33.-La Verónica y el Sudario

»34.-Las hijas de Jerusalén

»35.-Jesús sobre el Gólgota

»36.-María y las santas mujeres van al Calvario

»37.-Jesús despojado de sus vestiduras y clavado en la cruz

»38.-Exaltación de la Cruz 

»39.-Crucifixión de los ladrones

»40.-Jesús crucificado y los dos ladrones

»41.-Primera palabra de Jesús en la Cruz

»42.-Eclipse de sol – Segunda y tercera palabras de Jesús

»43.-Estado de la ciudad y del templo - Cuarta palabra de Jesús

»44.-Quinta, sexta y séptima palabras. Muerte de Jesús

»45.-Temblor de tierra – Aparición de los muertos en Jerusalén

»46.-José de Arimatea pide a Pilatos el cuerpo de Jesús

»47.-Abertura del costado de Jesús – Muerte de los ladrones

»48.-El descendimiento

»49.-Jesús metido en el sepulcro

»50.-Los judíos ponen guardia en el sepulcro

»51.-Los amigos de Jesús el Sábado Santo

»52.-Jesús baja a los infiernos

»53.-La noche antes de la Resurrección

»54.-José de Arimatea puesto en libertad

»55.-La noche de la Resurrección

»56.-Resurrección del Señor

»57.-Las santas mujeres en el sepulcro

»58.-Relación de los guardias del sepulcro

»59.-Fin de estas meditaciones para la Cuaresma

 

 

Temblor de tierra – Aparición de los muertos en Jerusalén 


Cuando Jesús expiró, vi a su alma, rodeada de mucha luz, entrar en la tierra, al pie de la cruz; muchos ángeles, entre ellos Gabriel, la acompañaron. Estos ángeles arrojaron de la tierra al abismo una multitud de malos espíritus.

Jesús envió desde el limbo muchas almas a sus cuerpos para que atemorizaran a los impenitentes y dieran testimonio de Él. En el templo, los príncipes de los sacerdotes habían continuado el sacrificio, interrumpido por el espanto que les causaron las tinieblas, y creían triunfar con la vuelta de la luz; mas de pronto la tierra tembló, el ruido de las paredes que se caían y del velo del templo que se rasgaba les infundió un terror espantoso.

Se vio de repente aparecer en el santuario al sumo sacerdote Zacarías, muerto entre el templo y el altar, pronunciar palabras amenazadoras; habló de la muerte del otro Zacarías, padre de Juan Bautista, de la de Juan Bautista, y en general de la muerte de los profetas.

Dos hijos del piadoso sumo sacerdote Simón el Justo se presentaron cerca del gran púlpito, y hablaron igualmente de la muerte de los profetas y del sacrificio que iba a cesar.

Jeremías se apareció cerca del altar, y proclamó con voz amenazadora el fin del antiguo sacrificio y el principio del nuevo. Estas apariciones, habiendo tenido lugar en los sitios en donde sólo los sacerdotes podían tener conocimiento de ellas, fueron negadas o calladas, y prohibieron hablar de ellas bajo severísimas penas. Pero pronto se oyó un gran ruido: las puertas del santuario se abrieron, y una voz gritó: "Salgamos de aquí".

Nicodemus, José de Arimatea y otros muchos abandonaron el templo. Muertos resucitados se veían asimismo que andaban por el pueblo. Anás que era uno de los enemigos más acérrimos de Jesús, estaba así loco de terror: huía de un rincón a otro, en las piezas más retiradas del templo. Caifás quiso animarlo, pero fue en vano:

La aparición de los muertos lo había consternado. Dominado Caifás por el orgullo y la obstinación, aunque sobrecogido por el terror, no dejó traslucir nada de lo que sentía, oponiendo su férrea frente a los signos amenazadores de la ira divina.

No pudo, a pesar de sus esfuerzos, hacer continuar la ceremonia. Dijo y mandó decir a los otros sacerdotes que estos signos de la ira del cielo habían sido ocasionados por los secuaces del Galileo, que muchas cosas provenían de los sortilegios de ese hombre que en su muerte como en su vida había agitado el reposo del templo. Mientras todo esto pasaba en el templo, el mismo sobresalto reinaba en muchos sitios de Jerusalén.

No sólo en el Templo hubo apariciones de muertos: también ocurrieron en la ciudad y sus alrededores. Entraron en las casas de sus descendientes, y dieron testimonio de Jesús con palabras severas contra los que habían tomado parte en su muerte.

Pálidos o amarillos, su voz dotada de un sonido extraño e inaudito, iban amortajados según la usanza del tiempo en que vivían: al llegar a los sitios en donde la sentencia de muerte de Jesús fue proclamada, se detuvieron un momento, y gritaron: "¡Gloria a Jesús, y maldición a sus verdugos!". El terror y el pánico producidos por estas apariciones fue grande: el pueblo se retiró por fin a sus moradas, siendo muy pocos los que comieron por la noche el Cordero pascual. 

 

   

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