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Catecismo de la Iglesia Catolica


CUARTA PARTE

LA ORACIÓN CRISTIANA
[2558-2565]

PRIMERA SECCIÓN:
LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA
(2558-2565)

¿Qué es la oración?

CAPÍTULO PRIMERO:
LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN
(2566-2567)

Vocación universal a la oración

Artículo 1:
En el Antiguo Testamento
(2568-2597)

Resumen

(2590-2597)
___________________________

Artículo 2:
En la plenitud de los tiempos
(2598-2622)

Resumen
(2620-2622)
___________________________

Artículo 3:
En el tiempo de la Iglesia
(2623-2625)

I. La bendición y la adoración
(2626-2628)

II. La oración de petición
(2629-2633)

III. La oración de intercesión
(2634-2636)

IV. La oración de acción de gracias
(2637-2638)

V. La oración de alabanza
(2639-2643)

Resumen
(2644-2649)
___________________________

CAPÍTULO SEGUNDO:
LA TRADICIÓN DE LA ORACIÓN
(2650-2651)

Artículo 1:
Fuentes de la oración
(2652-2660)

Resumen
(2661-2662)
___________________________

Artículo 2:
El camino de la oración

(2663-2679)

Resumen
(2680-2682)
___________________________

Artículo 3:
Maestros de oración
(2683-2691)

Resumen
(2692-2696)
___________________________

CAPÍTULO TERCERO:
LA VIDA DE ORACIÓN
(2697-2699)

Artículo 1:
Expresiones de la oración
[2700-2724]

I. La oración vocal
(2700-2704)

II. La meditación
(2705-2708)

III. La oración contemplativa
(2709-2719)

Resumen
(2720-2724)
___________________________

Artículo 2:
El combate de la oración
(2725)

I. Obstáculos para la oración
(2726-2728)

II. La humilde vigilancia de la oración
(2729-2733)

III. La confianza filial
(2734-2741)

IV. Perseverar en el amor
(2742-2745)

La oración de la Hora de Jesús
(2746-2751)

Resumen
(2752-2758)
___________________________

SEGUNDA SECCIÓN:
LA ORACIÓN DEL SEÑOR: «PADRE NUESTRO»
(2759-2760)

Artículo 1:
«Resumen de todo el Evangelio»
(2761)

I. Corazón de las Sagradas Escrituras
(2762-2764)

II. «La oración del Señor»
(2765-2766)

III. Oración de la Iglesia
(2767-2772)

Resumen
(2773-2776)
___________________________

Artículo 2:
«Padre nuestro que estás
en el cielo
»
[2777-2802]

I. Acercarse a Él con toda confianza
(2777-2778)

II. «¡Padre!»
(2779-2785)

III. «Padre «nuestro»
(2786-2793)

IV. «Que estás en el cielo»
(2794-2796)

Resumen
(2797-2802)
___________________________

Artículo 3:
Las siete peticiones
(2803-2806)

I. «Santificado sea tu nombre»
(2807-2815)

II. «Venga a nosotros tu reino»
(2816-2821)

III. «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»
(2822-2827)

IV. «Danos hoy nuestro pan de cada día»
(2828-2837)

V. «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»
(2838-2845)

VI. «No nos dejes caer en la tentación»
(2846-2849)

VII. «Y líbranos del mal»
(2850-2854)

La doxología final
(2855-2856)

Resumen
(2857-2865)

___________________________



Artículo 1: Fuentes de la oración
(2652-2660)


«Anterior - Siguiente»

2652 El Espíritu Santo es el “agua viva” que, en el corazón orante, “brota para vida eterna” (Jn 4, 14). Él es quien nos enseña a recogerla en la misma Fuente: Cristo. Pues bien, en la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos espera para darnos a beber el Espíritu Santo.

La Palabra de Dios

2653 La Iglesia «recomienda insistentemente a todos sus fieles [...] la lectura asidua de la Escritura para que adquieran “la ciencia suprema de Jesucristo” (Flp 3,8) [...]. Recuerden que a la lectura de la sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues “a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras” (DV 25; cf. San Ambrosio, De officiis ministrorum, 1, 88).

2654 Los Padres espirituales parafraseando Mt 7, 7, resumen así las disposiciones del corazón alimentado por la palabra de Dios en la oración: “Buscad leyendo, y encontraréis meditando; llamad orando, y se os abrirá por la contemplación” (Guido El Cartujano, Scala claustralium, 2, 2).

La Liturgia de la Iglesia

2655 La misión de Cristo y del Espíritu Santo que, en la liturgia sacramental de la Iglesia, anuncia, actualiza y comunica el Misterio de la salvación, se continúa en el corazón que ora. Los Padres espirituales comparan a veces el corazón a un altar. La oración interioriza y asimila la liturgia durante y después de la misma. Incluso cuando la oración se vive “en lo secreto” (Mt 6, 6), siempre es oración de la Iglesia, comunión con la Trinidad Santísima (cf Institución general de la Liturgia e las Horas, 9).

Las virtudes teologales

2656 Se entra en oración como se entra en la liturgia: por la puerta estrecha de la fe. A través de los signos de su presencia, es el rostro del Señor lo que buscamos y deseamos, es su palabra lo que queremos escuchar y guardar.

2657 El Espíritu Santo nos enseña a celebrar la liturgia esperando el retorno de Cristo, nos educa para orar en la esperanza. Inversamente, la oración de la Iglesia y la oración personal alimentan en nosotros la esperanza. Los salmos muy particularmente, con su lenguaje concreto y variado, nos enseñan a fijar nuestra esperanza en Dios: “En el Señor puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor” (Sal 40, 2). “El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo” (Rm 15, 13).

2658 “La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5, 5). La oración, formada en la vida litúrgica, saca todo del amor con el que somos amados en Cristo y que nos permite responder amando como Él nos ha amado. El amor es la fuente de la oración: quien bebe de ella, alcanza la cumbre de la oración:

«Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente [...] Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro» (San Juan María Vianney, Oratio, [citado por B. Nodet], Le Curé d'Ars. Sa pensée-son coeur, p. 45).

“Hoy”

2659 Aprendemos a orar en ciertos momentos escuchando la Palabra del Señor y participando en su Misterio Pascual; pero, en todo tiempo, en los acontecimientos de cada día, su Espíritu se nos ofrece para que brote la oración. La enseñanza de Jesús sobre la oración a nuestro Padre está en la misma línea que la de la Providencia (cf. Mt 6, 11. 34): el tiempo está en las manos del Padre; lo encontramos en el presente, ni ayer ni mañana, sino hoy: “¡Ojalá oyerais hoy su voz!: No endurezcáis vuestro corazón” (Sal 95, 7-8).

2660 Orar en los acontecimientos de cada día y de cada instante es uno de los secretos del Reino revelados a los “pequeños”, a los servidores de Cristo, a los pobres de las bienaventuranzas. Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante impregnar de oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser la levadura con la que el Señor compara el Reino (cf Lc 13, 20-21).

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