Wednesday April 24,2024
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Catecismo de la Iglesia Catolica


TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO
(1691-1698)

PRIMERA SECCIÓN:
LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU
(1699)

CAPÍTULO PRIMERO:
LA DIGNIDAD DE LA
PERSONA HUMANA

(1700)

Artículo 1:
El hombre, imagen de Dios
(1701-1709)

Resumen
(1710-1715) ___________________________

Artículo 2:
Nuestra vocación
a la bienaventuranza

(1716-1729)

I. Las bienaventuranzas
(1716-1717)


II. El deseo de felicidad
(1718-1719)

III. La bienaventuranza cristiana
(1720-1724)

Resumen
(1725-1729)
___________________________

Artículo 3:
La libertad del hombre
(1730)

I. Libertad y responsabilidad
(1731-1738)

II. La libertad humana en la economía de la salvación
(1739-1742)

Resumen
(1743-1748)
___________________________

Artículo 4:
La moralidad de los actos humanos
(1749)

I. Fuentes de la moralidad
(1750-1754)

II. Los actos buenos
y los actos malos

(1755-1756)

Resumen
(1757-1761)
___________________________

Artículo 5:
La moralidad
de las pasiones

(1762)

I. Las pasiones
(1763-1766)

II. Pasiones y vida moral
(1767-1770)

Resumen
(1771-1775)
___________________________

Artículo 6:
La conciencia moral
(1776)

I. El dictamen de la conciencia
(1777-1782)

II. La formación de la conciencia
(1783-1785)

III. Decidir en conciencia
(1786-1789)

IV. El juicio erróneo
(1790-1794)

Resumen
(1795-1802)
___________________________

Artículo 7:
Las virtudes
(1803)

I. Las virtudes humanas
(1804-1811)

II. Las virtudes teologales
(1812-1829)

III. Dones y frutos
del Espíritu Santo

(1830-1832)

Resumen
(1833-1845)
___________________________

Artículo 8:
El pecado

(1846-1876)

I. La misericordia y el pecado
(1846-1848)

II. Definición de pecado
(1849-1851)

III. La diversidad de pecados
(1852-1853)

IV. La gravedad del pecado: pecado mortal y venial
(1854-1864)

V. La proliferación del pecado
(1865-1869)

Resumen
(1870-1876)
___________________________

CAPÍTULO SEGUNDO:
LA COMUNIDAD HUMANA
(1877)

Artículo 1:
La persona
y la sociedad

[1878-1896]

I. Carácter comunitario de la vocación humana
(1878-1885)

II. Conversión y la sociedad
(1886-1889)

Resumen
(1890-1896)
___________________________

Artículo 2:
La participación
en la vida social

[1897-1927]

I. La autoridad
(1897-1904)

II. El bien común
(1905-1912)

III. Responsabilidad y participación
(1913-1917)

Resumen
(1918-1927)
___________________________

Artículo 3:
La justicia social
(1928)

I. El respeto de la persona humana
(1929-1933)

II. Igualdad y diferencias
entre los hombres

(1934-1938)

III. La solidaridad humana
(1939-1942)

Resumen
(1943-1948)
___________________________

CAPÍTULO TERCERO:
LA SALVACIÓN DE DIOS:
LA LEY Y LA GRACIA

(1949)

Artículo 1:
La ley moral
(1950-1953)

I. La Ley moral natural
(1954-1960)

II. La Ley antigua
(1961-1964)

III. La Ley nueva o Ley evangélica
(1965-1974)

Resumen
(1975-1986)
___________________________

Artículo 2:
Gracia y justificación [1987-2029]

I. La justificación
(1987-1995)

II. La gracia
(1996-2005)

III. El mérito
(2006-2011)

IV. La santidad cristiana
(2012-2016)

Resumen
(2017-2029)
___________________________

Artículo 3:
La Iglesia,
madre y maestra

(2030-2031)

I. Vida moral y magisterio
de la Iglesia

(2032-2040)

II. Los Mandamientos de la Iglesia
(2041-2043)

III. Vida moral y testimonio misionero
(2044-2046)

Resumen
(2047-2051)

Los Diez Mandamientos
___________________________

SEGUNDA SECCIÓN:
LOS DIEZ MANDAMIENTOS
(2052-2074)

Resumen
(2075-2082)
___________________________

CAPÍTULO PRIMERO:
«AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN,
CON TODA TU ALMA Y CON TODAS TUS FUERZAS
»
(2083)

Artículo 1:
El primer mandamiento [2084-2141]

I. «Adorarás al Señor tu Dios,
y le servirás
»
(2084-2094)

II. «A Él sólo darás culto»
(2095-2109)

III. «No habrá para ti otros dioses delante de mí»
(2110-2128)

IV. « No te harás escultura alguna... »
(2129-2132)

Resumen
(2133-2141)
___________________________

Artículo 2:
El segundo andamiento

[2142-2167]

I. El Nombre del Señor es santo
(2142-2149)

II. Tomar el Nombre del Señor
en vano

(2150-2155)

III. El nombre cristiano
(2156-2159)

Resumen
(2160-2167)
___________________________

Artículo 3:
El tercer mandamiento

[2168-2195]

I. El día del sábado
(2168-2173)

II. El día del Señor
(2174-2188)

Resumen
(2189-2195)
___________________________

CAPÍTULO SEGUNDO:
«AMARÁS A TU PRÓJIMO
COMO A TI MISMO
»
(2196)

Artículo 4:
El cuarto mandamiento
(2197-2200)

I. La familia en el plan de Dios
(2201-2206)

II. La familia y la sociedad
(2207-2213)

III. Deberes de los miembros
de la familia

(2214-2231)

IV. La familia y el Reino de Dios
(2232-2233)

V. Las autoridades
en la sociedad civi
l
(2234-2246)

Resumen
(2247-2257)
___________________________

Artículo 5:
El quinto mandamiento
(2258)

I. El respeto de la vida humana
(2259-2283)

II. El respeto de la dignidad
de las personas

(2284-2301)

III. La defensa de la paz
(2302-2317)

Resumen
(2318-2330)
___________________________

Artículo 6:
El sexto mandamiento
[2331-2400]

I. « Hombre y mujer los creó... »
(2331-2336)

II. La vocación a la castidad
(2337-2359)

III. El amor de los esposos
(2360-2379)

IV. Las ofensas a la dignidad
del matrimonio

(2380-2391)

Resumen
(2392-2400)
___________________________

Artículo 7:
El séptimo mandamiento
(2401)

I. El destino universal y la propiedad privada de los bienes
(2402-2406)

II. El respeto de las personas
y de sus bienes

(2407-2418)

III. La doctrina social de la Iglesia
(2419-2425)

IV. Actividad económica
y justicia social

(2426-2436)

V. Justicia y solidaridad entre
las naciones

(2437-2442)

VI. El amor de los pobres
(2443-2449)

Resumen
(2450-2463)
___________________________

Artículo 8:
El octavo mandamiento

(2464)

I. Vivir en la verdad
(2465-2470)

II. « Dar testimonio de la verdad »
(2471-2474)

III. Ofensas a la verdad
(2475-2487)

IV. El respeto a la verdad
(2488-2492)

V. El uso de los medios de comunicación social
(2493-2499)

VI. Verdad, belleza y arte sacro
(2500-2503)

Resumen
(2504-2513)
___________________________

Artículo 9:
El noveno mandamiento

(2514-2516)

I. La purificación del corazón
(2517-2519)

II. El combate por la pureza
(2520-2527)

Resumen
(2528-2533)
___________________________

Artículo 10:
El décimo mandamiento
(2534)

I. El desorden de la concupiscencia
(2535-2540)

II. Los deseos del Espíritu
(2541-2543)

III. La pobreza de corazón
(2544-2547)

IV. « Quiero ver a Dios »
(2548-2550)

Resumen
(2551-2557)
___________________________



II “A Él sólo darás culto”
(2095-2109)


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2095 “Las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad, informan y vivifican las virtudes morales. Así, la caridad nos lleva a dar a Dios lo que en toda justicia le debemos en cuanto criaturas. La virtud de la religión nos dispone a esta actitud.

La adoración

2096 La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto” (Lc 4, 8), dice Jesús citando el Deuteronomio (6, 13).

2097 Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.

La oración

2098. “Los actos de fe, esperanza y caridad que ordena el primer mandamiento se realizan en la oración. La elevación del espíritu hacia Dios es una expresión de nuestra adoración a Dios: oración de alabanza y de acción de gracias, de intercesión y de súplica. La oración es una condición indispensable para poder obedecer los mandamientos de Dios. “Es preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18, 1).

El sacrificio

2099. Es justo ofrecer a Dios sacrificios en señal de adoración y de gratitud, de súplica y de comunión: “Verdadero sacrificio es toda obra que se hace con el fin de unirnos a Dios en santa compañía, es decir, relacionada con el fin del bien, merced al cual podemos ser verdaderamente felices” (San Agustín, De civitate Dei, 10, 6).

2100 El sacrificio exterior, para ser auténtico, debe ser expresión del sacrificio espiritual. “Mi sacrificio es un espíritu contrito...” (Sal 51, 19). Los profetas de la Antigua Alianza denunciaron con frecuencia los sacrificios hechos sin participación interior (cf Am 5, 21-25) o sin relación con el amor al prójimo (cf Is 1, 10-20). Jesús recuerda las palabras del profeta Oseas: “Misericordia quiero, que no sacrificio” (Mt 9, 13; 12, 7; cf Os 6, 6). El único sacrificio perfecto es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al amor del Padre y por nuestra salvación (cf Hb 9, 13-14). Uniéndonos a su sacrificio, podemos hacer de nuestra vida un sacrificio para Dios.

Promesas y votos

2101 En varias circunstancias, el cristiano es llamado a hacer promesas a Dios. El Bautismo y la Confirmación, el Matrimonio y la Ordenación las exigen siempre. Por devoción personal, el cristiano puede también prometer a Dios un acto, una oración, una limosna, una peregrinación, etc. La fidelidad a las promesas hechas a Dios es una manifestación de respeto a la Majestad divina y de amor hacia el Dios fiel.

2102 “El voto, es decir, la promesa deliberada y libre hecha a Dios acerca de un bien posible y mejor, debe cumplirse por la virtud de la religión” (CIC can. 1191, § 1). El voto es un acto de devoción en el que el cristiano se consagra a Dios o le promete una obra buena. Por tanto, mediante el cumplimiento de sus votos entrega a Dios lo que le ha prometido y consagrado. Los Hechos de los Apóstoles nos muestran a san Pablo cumpliendo los votos que había hecho (cf Hch 18, 18; 21, 23-24).

2103 La Iglesia reconoce un valor ejemplar a los votos de practicar los consejos evangélicos (cf CIC can. 654).

«La santa madre Iglesia se alegra de que haya en su seno muchos hombres y mujeres que siguen más de cerca y muestran más claramente el anonadamiento de Cristo, escogiendo la pobreza con la libertad de los hijos de Dios y renunciando a su voluntad propia. Estos, pues, se someten a los hombres por Dios en la búsqueda de la perfección más allá de lo que está mandado, para parecerse más a Cristo obediente» (LG 42).

En algunos casos, la Iglesia puede, por razones proporcionadas, dispensar de los votos y las promesas (CIC can. 692; 1196- 1197).

El deber social de la religión y el derecho a la libertad religiosa

2104 “Todos los hombres [...] están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla” (DH 1). Este deber se desprende de “su misma naturaleza” (DH 2). No contradice al “respeto sincero” hacia las diversas religiones, que “no pocas veces reflejan, sin embargo, [...] un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres” (NA 2), ni a la exigencia de la caridad que empuja a los cristianos “a tratar con amor, prudencia y paciencia a los hombres que viven en el error o en la ignorancia de la fe” (DH 14).

2105 El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es “la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo” (DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan “informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive” (AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cf León XIII, Carta enc. Immortale Dei; Pío XI, Carta enc. Quas primas).

2106 “En materia religiosa, ni se obligue a nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella, pública o privadamente, solo o asociado con otros, dentro de los debidos límites” (DH 2; cf GS 26). Este derecho se funda en la naturaleza misma de la persona humana, cuya dignidad le hace adherirse libremente a la verdad divina, que trasciende el orden temporal. Por eso, “permanece aún en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y adherirse a ella” (DH 2).

2107 “Si, teniendo en cuenta las circunstancias peculiares de los pueblos, se concede a una comunidad religiosa un reconocimiento civil especial en el ordenamiento jurídico de la sociedad, es necesario que al mismo tiempo se reconozca y se respete el derecho a la libertad en materia religiosa a todos los ciudadanos y comunidades religiosas”(DH 6).

2108 El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2).

2109 El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve Quod aliquantum), ni limitado solamente por un “orden público” concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, Carta enc. Quanta cura"). Los “justos límites” que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según “normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral” (DH 7).

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