4» Hablando de vida, una breve
historia de perros
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
Hace como 4 meses, la perrita poodle que tenemos
en casa fue mamá por primera vez, dándonos 5
hermosos cachorritos. La pobre perra no sabía lo que
era un embarazo, y por supuesto, no comprendía la
maravilla que se estaba gestando a través de ella.
Sin embargo, a la hora en que le tocó dar a luz, nos
conmovió con su desesperación por levantar a sus
hijitos del suelo, cada vez que se caían de la pequeña
cama que había escogido a último momento para
traer al mundo a sus crías.
Me miraba desesperada, mientras yo la observaba
desde una distancia prudente. Cuando no podía
levantarlos por sus propios medios, corría hacia mí para pedir con ladridos que la siguiera, que la
ayudara a salvar a sus hijitos.
Estaba sufriendo, adolorida seguramente,
desconcertada, sin comprender lo que le estaba
pasando, pero su instinto materno superaba todas sus
limitaciones: dolor, temor, pudor, incapacidad...
Tal vez muchos piensen que estoy mezclando las
cosas y distrayendo la historia central con bobadas,
pero yo pienso que no es así.
Siento que debo aprovechar estas páginas para decir,
para gritar a todos aquellos que promueven el aborto,
a todas las jóvenes y no tan jóvenes que se consideran
dueñas de decidir "cuándo", "cómo", "dónde", "en
qué circunstancias" y "de qué sexo van a tener sus
hijos", o cuándo van a permitir que otras mujeres los
tengan, que no les vendría nada mal presenciar el
parto de un animalito...
Le doy gracias a Dios por haberme permitido ser
testigo de este milagro con esa apertura de corazón y
de razón que indudablemente fue preparada por Él
mismo. ¡Fue un verdadero himno a la vida, al Amor y
a la naturaleza...! Por supuesto, ¡fue un himno de la
misma naturaleza, elevado al Señor de la Vida!
Señoras o señoritas que promueven el aborto o los
abortos, que pretenden quitar al Autor y Dueño de la
vida Sus legítimos e incompartibles derechos... a
ustedes, que bajo el lema de que "la mujer tiene el
derecho a decidir sobre su propio cuerpo", están
encubriendo el "derecho" de matar, que jamás será un
derecho...
A ustedes les digo, por favor, piensen seriamente lo
que están haciendo y pónganse de rodillas,
suplicando el perdón de Dios y dando un giro radical
en su camino, porque lo que les espera del otro lado
es tan horrible, que ni se lo imaginan.
Pues así como todos los dolores que habrán de sufrir
ustedes en la vida, no alcanzan a la milésima parte de
los dolores que harán sentir a sus propios hijos para
arrancarlos de sus vientres, así tampoco los dolores
de un niño en el más terrible de los abortos,
alcanzarán ni a la millonésima parte del sufrimiento
eterno al que las está condenando su ceguera.
Mi misión en este paso por la tierra es una sola:
llevarle tantas almas como pueda a Jesús. Por eso,
como mujer que soy, les estoy dedicando unas líneas,
sin el menor deseo de confrontar ideas o argumentos;
sin el menor ánimo de lastimarlas, todo lo contrario:
Sólo quiero suplicarles que reconsideren lo que están
haciendo y paren esta loca carrera hacia el abismo; la
carrera suya y la de todas aquellas ingenuas a quienes
ustedes "ayudan generosamente a salir de un
problema".
No sé cuánto pueda una palabra mía, tan pobre y
pecadora, hacer por llegar al corazón de ustedes. No
sé a cuál de ustedes llegarán estas palabras, pero
tampoco me preocupo pues sé que el Señor se
encargará de ello...
Lo que no quiero es que ese pecado de omisión caiga
sobre mí el día de presentarme ante el trono de Dios
para ser juzgada.
No hagan campañas para destruir lo más maravilloso
que el Creador Ha hecho con Sus manos.
Contémplense por cinco minutos seguidos frente a un
espejo y piensen en cuánto Amor habrá sentido Él
cuando ustedes se iban formando en el vientre de su
madre, de tal manera que les dio un alma y una
inteligencia, aunque no puedan ver ni una ni otra; les
dio fuerza, coraje, salud y tal vez belleza…
Piensen en cómo ha ido formando sus manos, dedo a
dedo, todo perfecto. Y lo hizo con la esperanza de
que tomaran en sus manos un rosario, una cruz, una
flor, un libro, una costura o cualquier otra
herramienta productiva… ¡pero jamás un cuchillo
asesino!
¡Despierten, por favor! ¡Miren hacia la Luz y huyan
de las tinieblas! Que la sangre de los inocentes, que
corre como un río, no las despierte a la medianoche
para ahogarlas en pesadillas…
Baja de tu propio altar, amiga, mira por favor, mira
delante de ti, Jesús está del otro lado de la orilla,
estirando Su mano para que des un salto y te agarres
fuertemente de ella. No temas, por favor, y perdona a
quienes te hayan lastimado tanto…
Todos nos equivocamos y no una, millares de veces,
pero lo grande, lo maravilloso, lo valiente, es
reconocerlo y desandar el camino erróneo para tomar
el correcto. ¡La claridad jamás vendrá de la mano del
que asesina! ¡Huye de ellos!, pues aunque te hagan
creer lo contrario, con su supuesta ayuda sólo habrán
de terminar contigo.