Friday April 19,2024
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El Arca de la Nueva Alianza

  
EL ROSTRO VISIBLE DEL DIOS INVISIBLE
"Yo Soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, El que Es,
que Era y que ha de venir,
el Todopoderoso."

Testimonio de Catalina
  


»  Dedicatoria

»  Prólogo


Capítulo I:

1a »  A orillas del Jordán
(1 - 20)

1b »  A orillas del Jordán
(21 - 40)

1c »  A orillas del Jordán
(41 - 60)

1d »  A orillas del Jordán
(61 - 80)

1e »  A orillas del Jordán
(81 - 99)


Capítulo II:

2a »  El Cordero de Dios (1 - 20)

2b »  El Cordero de Dios (21-41)


Capítulo III:

3 »  Los Ojos del Alma


Capítulo IV:

4a »  La Hora de la Verdad
(1 - 20)

4b »  La Hora de la Verdad
(21 - 40)

4c »  La Hora de la Verdad
(41 - 59)


Capítulo V:

5a »  El Reino de Dios está cerca
(1 - 20)

5b »  El Reino de Dios está cerca
(21 - 40)


5c »  El Reino de Dios está cerca
(41 - 68)

 

 


 

Capítulo IV
La Hora de la Verdad (41 - 59)

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

41) Vine para construir el hombre nuevo, capaz de colaborar en la realización de la nueva tierra y de los cielos nuevos. Por eso pude decir que en Mí se cumplía la Escritura que en aquel momento acababa de leer y que hablaba de la liberación del hombre."

42) Jesús sabía que, además de los romanos, eran los escribas y fariseos los que oprimían diariamente a ese pueblo, que debía soportar las estructuras opresoras de su época. Por eso durante su predicación hablaba tanto de "el Reino de los Cielos"…

43) Es que Jesús llevaba el Reino de Dios en Sí mismo y
quería mostrarnos que el Plan de Dios era muy distinto de aquella realidad –como lo es hoy de la nuestra- para darnos la esperanza y la fuerza que nos permita trabajar para cambiar las cosas.

44) Por eso diría un día a Sus discípulos: "¡Dichosos los
ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron"
(Lc 10, 23- 24).

45) El Reino de Dios no era para Jesús una visión lejana. El mismo Jesús estaba en medio de ese Reino, empeñado en la lucha contra otro reino: el de las tinieblas. Como no podemos nosotros, por nosotros mismos, luchar contra ese reino oscuro, viene Él para que la fuerza de Dios se despliegue en la debilidad del hombre.

46) Jesús no quiere que, al igual que Nicodemo, lo veamos únicamente en la oscuridad, de noche, para no ser criticados por la sociedad como "fanáticos" o "demasiado piadosos". ¡Bendita piedad si ella te va a llevar al Cielo! ¡Bendito fanatismo si tienes el valor de hacer lo que quiere Jesús! Debemos todos dar testimonio abierto de nuestra Fe.

47) Como el Reino es el don de Dios por excelencia, el valor esencial que hay que adquirir a costa de todo lo que se posee, debemos tener la certeza de que a ese "conocimiento de Cristo", debe seguir una necesaria decisión: hay que convertirse, debemos buscar continuamente el rostro de Dios para poder abrazar las exigencias de ese Reino. No será jamás algo que se pueda considerar como un salario debido en justicia: Dios contrata libremente a los hombres en Su Viña y da a cada uno de Sus obreros lo que le parece bien.
(Mt 20, 1-16).

48) Pero hay que tomar en cuenta que si bien todo es gracia, los hombres debemos responder a esta gracia, y para ello se requiere un alma de pobre, una actitud de niño, una búsqueda activa del Reino y de Su justicia, la perseverancia en medio de las persecuciones, el sacrificio y donación de todo lo que se posee. En síntesis, una justicia mayor que la de los
fariseos: El cumplimiento de la Voluntad del Padre, especialmente en lo que toca al amor fraterno.

49) Todo esto es un requisito para aquel que quiera entrar, ya desde ahora, en el Reino de Dios.

50) Aún ahora nos dice Jesús:

51) "Los insto a que trabajen en su apostolado, no para ser vistos por los hombres, sino para agradarme y ayudarme a salvar a los hombres, sus hermanos. Su trabajo debe ser realizado todo y únicamente por Dios, que es quien bendice sus obras y afanes".

52) Sin embargo, en gran medida estos signos de autenticidad no se producen si no existe la fe. Es decir, la fe se confirma por los hechos, pero los hechos no se dan sin la fe. Por ello, los que creen ven, pero los que no creen no pueden ver.

53) El Señor ofrece paz y sosiego a cuantos se hallan
oprimidos por las angustias de la vida. El corazón compasivo de Jesús nos ofrece el descanso y el consuelo para todas nuestras penas.

54) Por eso es que los trabajos y los sufrimientos, aceptados como permitidos por la mano de Dios y mirados con un criterio sobrenatural, lejos de ser una carga son un beneficio para todo ser humano, puesto que nos abren las puertas del Cielo.

55) El plan de la salvación se realiza por obras y palabras intrínsecamente unidas. Así vemos que en la predicación de Jesús, los hechos acompañan a las palabras. Él anuncia una palabra que se cumple: los signos acompañan a la predicación.

56) Él quiere guiarnos explicándonos los pasos que debemos dar para edificar a ese hombre nuevo, que será parte de una nueva humanidad, en la que podamos vivir como verdaderos hermanos.

57) Pero tomemos en cuenta, a la hora de evangelizar, que la fe nace de la experiencia que otro ha vivido, y nos ha transmitido.

58) Si esta experiencia nos resulta convincente por los
efectos que hemos visto en ella, entonces crece la fe en
nosotros y nos acercamos para poder recibir la salvación.

59) Así, la edificación de nuestra vida, el testimonio de
haber tenido ese "gran encuentro" con Jesús, debe servir para sembrar la semilla de fe en la que Dios colocará Su Gracia, para salvar a otro hermano.

   


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