Capítulo I
A orillas del Jordán (41 - 60)
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
41) Me explica el Señor: "Fue sorpresa para Juan,
porque Me conocía como a su pariente, pero no
sabía que sería Yo aquel a quien Él anunciaba. Por
eso dijo "Y yo no le conocía…"
42) Ante esta visión Jesús me explicó que Juan se opuso
a bautizarlo instándolo más bien a que Jesús lo
bautizara a él, porque Jesús estaba libre de todo
pecado, pero Él no lo aceptó porque era necesario que
así fuese, para que ese pueblo tuviese un testimonio y
una secuencia de lo que vendría luego, para cumplir
una Voluntad a la que Jesús y Juan debían someterse.
Jesús se sumerge en las aguas del río Jordán, no para
purificarse a sí mismo, sino con el fin de preparar
nuestra regeneración.
43) "Mi mirada fue agradecida. Le dije que era
preciso que así fuese porque era el primer paso de
la "Buena Noticia", transmitida por quien había
recibido la unción del Espíritu de Dios delante de
los hombres. Era preciso dar fe ante los humanos
para que Mi predicación se recibiera
confiadamente, dada la cultura del pueblo. Mis
discípulos darían testimonio de cuanto vieron, de
cuanto oyeron, a partir de Mi Bautismo.
44) Muchos de los primeros cristianos se
preguntarían luego por qué Me bauticé si no era
pecador como todos los hombres, si no había
nacido con el pecado original, y hasta se hicieron
grandes discusiones teológicas al respecto. No
analizaron sin embargo que bautizarme significaba
dejarme sumergir en la condición humana,
representada por el agua. Aceptaba mi condición
humana con los sufrimientos y la muerte.
Bautizarme antes de predicar el Reino era
precisamente afirmar que estaba capacitado para
predicar un Reino que solamente puede instaurarse
en la lealtad del hombre a Dios.
45) Mi bautismo representaba Mi compromiso total
por el bien de la humanidad, la instauración de una
nueva relación humana que estuviera basada en la
justicia, para formar una sociedad distinta.
Estaba consciente de la oposición que Mi obra
tendría en los círculos de poder, pero no podía
demostrar Mi inconformidad, no podía soportar la
injusticia, y el amor a la humanidad Me llevaría
más tarde a la muerte en el desempeño de Mi
misión.
46) De igual manera hoy, les recuerdo que proclamar
la Buena Nueva muchas veces exige obviar las
palabras dulces, diplomáticas, que suelen en
ocasiones fomentar poses y discursos engañosos,
debido a intereses económicos, sectarios o
políticos.
47) Ustedes, al ser bautizados, han sido sumergidos
en Mí, incorporados a Mí, tomados por Mí,
inmersos en Mí, y de este modo, Conmigo y en Mí,
han entrado en la misma relación con Dios Padre:
son hijos de Dios. Las Sagradas Escrituras les
dicen: 'De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas ya pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas.' (2 Cor 5,17).
48) Eso les aclara que han sido cambiados por el
poder de Dios, que lleno de Misericordia y de
Amor quiere tenerlos en Su Reino como hijos
Suyos.
49) Hoy todo esto que conforma la Luz, el Camino,
la Verdad y la Vida, la Puerta, el Pan de Vida: Mi
Palabra, debe ser alimento y fuerza para
atravesar el duro camino que les toca recorrer en
su paso por la tierra.
50) No He venido a proponer un modelo para "imitar", sino a mostrarles la realidad del Reino de
Dios, que exige de ustedes, los seres humanos, una
conversión radical.
51) A lo largo de los años, la humanidad ha convivido
en todas las instituciones con lo abominable que
significa el pecado "contra el Espíritu". Han
existido y existen demasiados casos en que los
hombres, teniendo una espiritualidad indefinida,
huidiza, tratan de disimular su pecado de
compromiso con los poderosos, y así, no están
cumpliendo con su misión profética."
52) El Señor me explicó que, en el ambiente de aquel
tiempo, ser el "hijo de una persona" no era únicamente el haber nacido de esa persona, sino
además comportarse como esa persona. Entonces, el "Hijo de Dios" sentía el mismo Amor de Dios por el
hombre, poseía el Espíritu de Dios y se comportaba
como Dios, ya que era el Rostro visible de Aquel Dios
que era invisible para la humanidad.
53) Inmediatamente, mi recuerdo volvió a una
ceremonia de bautismo, en la que participé hace algo
más de cinco años. Una persona a la que conocí, y a
quien llegué a apreciar mucho, me pidió que la
representara, juntamente a Jesús (Chucho) Solórzano
en el bautizo de la hijita de Manuel Capetillo. Lo
consideré un verdadero honor, primero por el
significado de un bautismo y luego porque, tanto los
padrinos titulares, Emilio y Mónica Burillo, como
Chucho y Manuel, eran amigos nuestros.
54) Se llevó a cabo la ceremonia en una pequeña capilla
cercana a Toluca, México, durante una Misa que
concelebró nuestro Director General con otro
sacerdote.
55) Ese día, cuando nos acercamos con esa preciosa
niña en brazos para que reciba el Sacramento del
Bautismo, una luz muy fuerte, dorada, ingresó por
una ventana circular que estaba frente a nosotros. Los
sacerdotes, de espaldas a esa ventana, eran bañados
por aquella luz, al punto que me impedía distinguir
sus rostros.
56) Supe que venía del Señor, porque parecía que nadie
más se daba cuenta de ello y pensé en que también
podía ser porque uno de los nombres de la pequeña,
era justamente Luz.
57) Aquella cascada dorada cubría a los sacerdotes, a la
niña y graciosamente, como en ondas grandes, saltaba
de nosotros: los padrinos y los padres, hasta un joven
que estaba en una segunda o tercera fila, de rodillas,
con las manos juntas y los ojos cerrados, en profunda
oración.
58) Esto duró el tiempo en que se cumplía con el rito
central del bautismo y luego todo volvió a la
normalidad.
59) Varias veces, y aun cuando había terminado la
celebración y felicitábamos a los padres de la niña, me
asombró el ver que aquel joven seguía en la misma
postura, parecía como esculpido en piedra, viviendo
verdaderamente un encuentro con el Cielo.
60) Jesús me dijo entonces algo parecido a esto: "La Luz
del Espíritu Santo cubre del modo más sublime a
quienes participan de este dichoso Sacramento. Por
eso, tanto los padres como los padrinos, y todos
los que asisten a este evento tan importante en la
vida de un cristiano –ya que en él se expulsa, se
lava todo pecado por herencia para sumergirse en
las aguas de la Gracia- debe ser vivido con una
consciencia absoluta, con un conocimiento de su
significado y de las consecuencias del Sacramento
en la vida futura del bautizado.