Wednesday April 24,2024
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Providencia Divina

  
PROVIDENCIA DIVINA
Una Visión Distinta Acerca
de la Muerte
Testimonio de Catalina
  



»  La Recomendación del Arzobispo Emérito de Cochabamba

Introducción

PRIMERA PARTE:
La Muerte, Dolor y Esperanza

Capítulo 1

1.1 »  El Amor toca a mi puerta

1.2 »  El Consuelo del Señor

Capítulo 2

2.1 »  Conversión, Dulce obsequio de Dios

2.2 »  Nunca estás sola

2.3 »  La asistencia de María, nuestra Madre

Capítulo 3

3.1 »  Enfermedad, sufrimiento y alivio

3.2 »  La preparación del Espíritu

3.3 »  Jesús, Presencia Siempre Viva

3.4 »  Primero la voluntad de Dios

Capítulo 4

4.1 »  El día del Sagrado Corazón: la hora del adiós

4.2 »  ¡Tengo que irme, déjenme ir!

Capítulo 5

5.1 »  Su herencia: Caridad, humildad, valor

5.2 »  El espíritu vuela hacia Dios

5.3 »  Dolor y misericordia

Capítulo 6

6.1 »  Confesión, muerte y transformación

6.2 »  El tierno abrazo de la Madre

Capítulo 7

7.1 »  Una llamada urgente: la asistencia al moribundo

SEGUNDA PARTE:
El Sacramento de la Reconciliación

Capítulo 8

8.1 »  Tú que quitas los pecados del mundo...

Capítulo 9

9.1 »  El delicado momento de la Reconciliación

9.2 »  El don otorgado al Sacerdote


»  Una breve reflexión al concluir

 

Capítulo 1
1.1» El amor toca a mi puerta

Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org  

"Pero Dios le dijo: '¡Necio! Esta misma
noche te reclamarán el alma; las cosas que
preparaste, ¿para quién serán?' Así es el
que atesora riquezas para sí, y no se
enriquece en orden a Dios...
"
(Lc 12, 20-21)

A fines del mes de mayo viajé a la ciudad de Orange County, (California) en los Estados Unidos, para cumplir un compromiso en compañía de mi director espiritual y una pareja de amigos muy queridos.

En ese período, tenía a mi madre muy enferma, y el Señor me pidió que me ocupara de preparar el luto para la familia. Llamé por teléfono a casa para saber el estado de salud de mi madre y me dijeron que era estable, informándome además que mi hermano Carlos llegaría para acompañarnos en estos días tan delicados para nosotros.

2) Aunque sabía que no era lo más importante, el hecho de tener que buscar ropa negra de luto para mi familia fue una experiencia muy especial, pues tenía que ver con la muerte de alguien a quien yo amaba, en este caso, pensé en mi madre. La forma de orientarme del Señor, me hacía entender que fuera preparando mi espíritu, mi estado de ánimo y el de
mi familia.

3) Días antes, el Señor nos había pedido, a mi director
espiritual y a mí, que hiciéramos a lo largo de un mes una hora diaria de adoración nocturna, en reparación por nuestros pecados, por los pecados de nuestros familiares y los del mundo entero.

4) El día 6 de junio, dos días antes de Pentecostés, el Señor me dictó, como habitualmente hace, algunas citas bíblicas para que las meditásemos. Luego añadió:

5) - Pide colaboración especial en los quehaceres de la casa para el día sábado; te necesito casi recluida en comunión Conmigo.

6) Entendí que el Señor quería que no me distrajera con otros asuntos, pues debería estar disponible para Él, para orar y para esperar que me hablase. Me dijeron que mi hermano Carlos tal vez no llegaría todavía porque había tenido un problema renal.

7) El sábado 7 de junio por la mañana, víspera de Pentecostés, dijo el Señor luego de las oraciones de laudes.

8) - Quiero su disponibilidad, no piensen en otros asuntos, cuento con ustedes, deja que los demás hagan lo que tengan planificado. Es necesario que sepas actuar con calma y firmeza. Lo importante es el amor que se pone en todo lo que se hace...

9) Mientras hacíamos nuestras oraciones matutinas, mi director espiritual y yo recibimos la visita de una persona, que se unió a nosotros en oración. Más tarde llegó mi hijo con la tremenda e inesperada noticia de que mi hermano Carlos había fallecido en mi país.

10) Corrí ante el Santísimo y me puse a llorar preguntándole al Señor por qué se lo había llevado en un momento en el que él no estaba preparado, pues era eso lo que yo pensaba. Yo estaba preocupada porque mi hermano, divorciado, había contraído matrimonio en segundas nupcias y no podía comulgar. Esa situación lo hacía sufrir mucho, dado que había iniciado su aproximación a nuestro apostolado y a una vida de intensa oración.

11) No podíamos compartir esta noticia con mi madre, pues, ella transcurría el período terminal de su enfermedad. Decidimos que yo viajaba al día siguiente a Bolivia junto a mi hijo. Volví a mi habitación a orar por su alma, pedí misericordia para que él no se perdiera, que mis oraciones llegaran a tiempo para interceder por su salvación.

   


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