Parte 6
Oración Conclusiva
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
1) Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que en un impulso de incomparable amor a los
hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado
Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar
derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes
del Amor Infinito.
2) Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos,
por Tu gracia, instrumentos de Tu misericordia; obra en
ellos y por ellos, y haz que, después de haberse revestido
totalmente de Ti, por la fiel imitación de Tus adorables
virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el poder de Tu
Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la
salvación del mundo.
3) Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la
multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error;
cuenta el número de las ovejas descarriadas que caminan
entre precipicios; considera la turba de pobres,
hambrientos, ingnorantes y débiles que gimen en el
abandono.
4) Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive
verdaderamente en ellos, obra por medio de ellos y pasa
de nuevo por el mundo, enseñando, perdonando,
consolando, sacrificando y renovando los lazos sagrados
del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del
hombre. Amén.
5) Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda
siempre plenamente a los fines para los cuales la quisiste;
haz que se extienda y se consolide y conquiste todas las
almas al Reino dulcísimo de Tu Amor.
6) Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario que
pida nada para mí, tendré todo el resto por añadidura. Tú conoces lo que necesito; mira y haz lo que Tu Corazón Te
sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me abandono en Tu
dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el don
de estas horas de intimidad Contigo. Te agradezco desde
ya, unido a María, por todos los benificios que Tu Amor
me reserva aún en el tiempo y en la eternidad.