Sexta Estación »
Verónica Seca el Rostro de Jesús
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
† ¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos!
Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo!
Por el contrario, hay almas, y no pocas que,
movidas por el deseo de su salvación pero
sobre todo por el amor que les inspira la vista
de lo que por ellas He sufrido, se deciden a seguirme
en el camino del Calvario; se abrazan con la vida
perfecta y se entregan a Mi servicio, no para
ayudarme a llevar parte de la Cruz, sino para
llevarla toda entera.
Su único deseo es descansarme,
consolarme; se ofrecen con este fin a todo cuanto les
pide Mi voluntad, buscando cuanto pueda
agradarme; no piensan ni en los méritos, ni en la
recompensa que les espera, ni en el cansancio, ni en
el sufrimiento que resultará para ellas.
Lo único que
tienen presente es el amor que pueden demostrarme,
el consuelo que Me procuran...
Si Mi Cruz se presenta bajo la forma de la
enfermedad, si se oculta debajo de un empleo
contrario a sus inclinaciones y poco conforme a sus
aptitudes, si va acompañada de algún olvido de las
personas que las rodean, la aceptan con entera
sumisión.
¡Ah!, estas almas son las que verdaderamente
llevan Mi Cruz, la adoran, se sirven de ella para
procurar Mi Gloria, sin otro interés ni paga que Mi
amor. Son las que Me consideran y glorifican...
† Oh Jesús, el más obediente, manso y
humilde de corazón, ten piedad de nosotros.