I. La Última Cena
Conmemorando su muerte
En la lección anterior habíamos llegado al punto culminante de la Misa,la Plegaria Eucarística.
La Plegaria Eucarística es una oración de conmemoración, y así es toda la Misa.
Como vimos en los ejemplos de la última lección, las varias plegarias eucarísticas recuerdan los grandes eventos en la historia de la salvación.
Se presentan estos grandes eventos como anticipaciones de la cumbre de la historia de la salvación, la institución de la Eucaristía en la Última Cena.
Las plegarias eucarísticas son marcadas por expresiones como “Memento, Domine” (“Recuerda, Señor”).
En la primera plegaria eucarística, la más antigua, pedimos a Dios recordar a los vivos y difuntos, mencionamos por nombre unos santos y mártires, y también se hace referencia a los sacrificios de Abel, Abraham y Melquisedec.
En las palabras de la plegaria, “celebramos la memoria de Cristo”, especialmente su pasión, resurrección y ascensión.
En las Plegarias Eucarísticas, la Misa es claramente “el memorial de nuestra redención” (Plegaria IV) en que celebramos “el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo” (Plegaria III), vivimos de nuevo “el memorial de su muerte y resurrección” (Plegaria II).
Pero palabras como “memorial” y “conmemoración”, como las usamos normalmente, no expresan todo lo que pasa en la Eucaristía. No pueden traducir adecuadamente lo que Jesús quería comunicar cuando mandó: “Haced esto en conmemoración mía” (cfr. Lc. 22:19; 1 Cor. 11:24).