Wednesday April 24,2024
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El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: Dr. Scott Hahn
Fuente: Centro San Pablo
de Teologia Biblica

« LECCION 3 de 6 »

Un solo sacrificio
para todo el tiempo

Lección: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ] [ 4 ]
[ 5 ] [ 6 ]


I. Digno es el Cordero

»Los títulos de Jesús

»El Cordero de Dios

II. Jesús, el último y perfecto sacrificio

»Jesús e Isaac

»Jesús y el cordero pascual

»Jesús y el Todah

III. El Sacrificio de Cristo y la Misa

»La Alianza de Amor

»El Orden de Melquisedec

»Único y eterno sacrificio

»Re-presentando la Cruz

»Sacerdotes ofreciendo
sacrificio

IV. Preguntas para reflexionar

»Para Meditación Personal

 

II. Jesús, el último y perfecto sacrificio
Jesús el Cordero Pascual


“Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado” (1 Cor. 5:7).

Desde el mero inicio del cristianismo, los creyentes han visto la muerte de Cristo en la cruz como el último sacrificio pascual. En la mayoría de idiomas que hablan los cristianos, la palabra para la celebración de la resurrección se relaciona con la raíz, “pasch” que viene del hebreo, “pascua”. (El inglés es la excepción en este sentido, porque la palabra “Easter”, que es Pascua de Resurrección, viene de una fiesta pagana de la primavera.)

Es por esto que continuamos llamando a Jesús el “Cordero de Dios” y también porque Cristo aparece como Cordero en las visiones simbólicas del Apocalipsis.

Los evangelistas señalan un obvio paralelismo para indicar que Cristo es el sacrificio pascual definitivo:

El juicio y la ejecución de Jesús ocurrieron durante la fiesta de Pascua (cfr. Lc. 22:1-2). Los cuatro evangelistas hacen énfasis de esto.

San Juan agrega el detalle que Pilato entregó a Jesús para ser crucificado cerca de medio día (“hacia la hora sexta”) del día de la preparación (cfr. Jn. 19:14-16).

San Juan, el único evangelista que se fija en este detalle, tenía asociaciones sacerdotales (cfr. Jn. 18:16 donde se dice que “el otro discípulo” conocía al sumo sacerdote). 

Entonces tenía que saber que los sacerdotes empezaban a sacrificar los corderos pascuales en “la hora sexta” el día de la preparación. Claramente, el evangelista quiere mostrar que Jesús es el cordero pascual conducido al sacrificio.

No se le quebrará hueso alguno. Los soldados tenían la intención de quebrar las piernas de los criminales crucificados para apurar su muerte. Pero Jesús ya estaba muerto cuan- do los soldados llegaron donde Él (cfr. Jn. 19:31-36). Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza para asegurarse. No se le quebró hueso alguno.

El hecho es tan significativo para San Juan que se siente obligado a asegurarnos que “él que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean” (Jn. 19:35).

Para asegurar que entendemos el mensaje, San Juan nos dice que: “...todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: ´No se le quebrará hueso alguno´” (Jn. 19:36).

La “escritura” a la que se refiere es la de las instrucciones para preparar el cordero pascual: “ni le quebrarán ningún hueso” (Ex. 12:46; cfr. Num. 8:12 y Sal. 34:20).

Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a Jesús en la cruz (cfr. Jn. 19:29). Ramas de hisopo fueron ocupadas para rociar la sangre del cordero pascual (cfr. Ex. 12:22). Pero Jesús no solamente fue la víctima del sacrificio. El sacrificio no fue ofrecido por los soldados que golpearon y mataron a Jesús: su intención era solamente matar un hombre, no ofrecer un sacrificio.

Fue Jesucristo mismo quien se ofreció en sacrificio. Como nuestro Sumo Sacerdote (cfr. Heb. 3:1), Jesús “se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma” (Ef. 5:2). 

Las palabras de San Pablo nos recuerdan al Éxodo 29:18, que narra el sacrificio ofrecido para consagrar a los hijos de Aarón como sacerdotes.

Lo que San Pablo quiere comunicar es que Cristo es a la vez el Cordero ofrecido y el Sumo Sacerdote que ofrece.


   


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