III- La Casa del Sacrificio
En todas partes ofrecen sacrificio
El sacrificio se vuelve alabanza y culto espiritual en el Antiguo Testamento. Pero no se esperaba que el rito sacrificial desapareciera de Israel.
Hasta los profetas, que critican agudamente a los israelitas por su hipocresía, veían un lugar para sacrificio en un nuevo y eterno reino de David (cfr. Jer. 17:25-26; 33:16-18).
Isaías hasta predijo “un altar al Señor” en la tierra del archí enemigo, Egipto. En el reino que vendrá, dijo, hasta los egipcios ofrecerían sacrificios y oblaciones y cumplirían votos al Señor.
En el umbral del Nuevo Testamento, el libro final del canon del Antiguo Testamento, Malaquías, profetiza lo mismo, pero a una escala mucho mayor. Él ve que todos los pueblos del mundo iban a traer sacrificio a Dios.
“Desde levante hasta poniente grande, es mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar ofrecen a mi Nombre sacrificios de incienso y oblaciones puras” (Mal. 1:11).