15. Mito: Teólogos piensan diferente a la Iglesia
Autor: Oscar Fernández Espinoza de los Monteros
15 MITO. Existen maneras distintas de pensar. Algunos teólogos han resuelto la cuestión del aborto de manera distinta que la Iglesia.
REALIDAD. Es una realidad conocida que existen teológos en desacuerdo con la tradicional enseñanza de la Iglesia; sin embargo, es necesario recordar que ésta no es una insitución que pueda calificarse de democrática, como, curiosamente tampoco lo es, la máxima organización mundial, la ONU.
Personalmente, no me atrevería a defender que ésta continue siendo así, pero, en cambio, estoy plenamente convencido, de que no podrá ser democrático lo que ha sido establecido por Dios.
Y no sólo eso, la Iglesia también es dogmática, pero así mismo encontramos ejemplos de dogmas en la vida corriente, pensemos, por ejemplo, en la ópera o en la selección del mejor vino tinto.
Y, por cierto, que con la enorme ventaja, en el caso de la Iglesia, por la absoluta certeza que no variará su manera de pensar.
Pero, antes que esto, podemos preguntar ¿siquiera se habrán leído los documentos del Magisterio que tratan estos temas? Existen documentos dirigidos a los fieles católicos -es decir, a bautizados que creen en Cristo y son miembros de la Iglesia-.
No es posible penetrar en el sentido que tienen si no se advierte que un católico no es sólo sujeto de derechos, sino también de obligaciones. El cuidado de la vida es una de ellas.
Y en cuanto a “la manera de pensar”, la Iglesia no propone una filosofía propia ni canoniza una filosofía en particular con menoscabo de otras, sin embargo tiene el deber de indicar lo que en un sistema filosófico puede ser incompatible con su fe.
Además, la luz de la razón y la luz de la fe proceden ambas de Dios; por tanto, no pueden contradecirse entre sí.
En esa misma línea algunos, abandonando la búsqueda de la verdad por sí misma, han adoptado como único objetivo el lograr la certeza subjetiva o la utilidad práctica. De aquí se desprende como consecuencia el ofuscamiento de la auténtica dignidad de la razón, que ya no es capaz de conocer lo verdadero y de buscar lo absoluto.
Por tanto, es posible que algunos teólogos hayan resuelto la cuestión del aborto de manera distinta que la Iglesia. Esas personas pueden ser sinceras, pero están sinceramente equivocadas.