11. La Masonería y su ideal de moralidad
Autor: Cardenal José María Caro Rodríguez (1924) Fuente: Catholic.net
1. 105. La moralidad masónica.
Dice el Dr. masón Mackey que es una definición muchas veces citada la
que dice que ‘La Masonería es una ciencia de moral, velada en alegorías e
ilustrada por símbolos’ (Preuss, A. F., 8.) En el art 1° de la Constitución
Masónica se nos dice que: ‘La Orden Masónica tiene por objeto la beneficencia,
el estudio de la moral universal y la práctica de todas las virtudes15[5]. El
Congreso Mas.•. Intern:: de Ginebra (1921,) entre los principios de la ‘Asociac.•.
Masonería Internacional:’ establece que ‘La Francmasonería tiene por objeto la investigación de
la verdad, el estudio y la práctica de la moral…’
Es pues, de sumo interés
conocer la moral masónica.
1. 106. Ligera explicación.
Fíjese bien el lector que digo la moral masónica y no la moral de los
masones. En repetidas ocasiones he dicho que hay en la Masonería muchos
hombres sinceros, que nada o casi nada saben de Masonería, que no están sino
superficialmente iniciados en sus secretos y doctrinas, que no viven
masónicamente, aun cuando tampoco vivan del todo cristianamente. No hablo,
pues, de la moral de los masones, en general ni en particular, salvo de aquellos
que viven en conformidad con las doctrinas masónicas.
1. 107. Los principios de la moral masónica.
Es imposible precisar los fundamentos de la moral que enseña la
Masonería. Y la razón es muy sencilla: esa no es la moral fundada en la Religión
Cristiana; no es la fundada en Budismo, ni en el Mahometanismo, ni en ninguna
religión particular, por lo mismo que la Masonería prescinde de todas para
agrupar en su seno a los hombres de todas las religiones.
Tampoco es una religión fundada en el Deísmo, o conocimiento racional
de Dios, puesto que ella ha renegado de Dios, como Ser Supremo, distinto del
hombre y superior a él. Y tener una moral que corresponda a las exigencias del
cristiano y del materialista, del budista y del mahometano, es simplemente
imposible. Y sin embargo, la Masonería afirma que se dedica al estudio de la
moral universal y a la práctica de todas las virtudes.
¿Cuál es esa moral
maravillosa que puede avenirse con todos los credos religiosos? Es imposible a
un profano como yo imaginarla o concebirla.
1. 108. El fin justifica los medios.
A decir verdad, una cosa se encuentra de cierto y de fijo, cuando se busca
la moral masónica no sólo en las declaraciones doctrinarias, que suelen ser muy
falaces, sino en la práctica, en el modo de proceder a que se ajusta la Masonería,
y es ésta: El fin justifica los medios.
La Masonería suele atribuir a los jesuitas ese principio o norma de moral;
en lo cual no hace sino confirmar que miente y que ella es la que sigue esa
norma. No hace muchos años se aceptó por parte de los católicos un desafío, con
los que les atribuían esa moral, en Alemania, si mal no recuerdo, exponiéndose
una buena cantidad de francos por parte del que perdiera. Se nombró un jurado;
se examinaron con diligencia las obras de los moralistas jesuitas jesuitas.
En
ninguna se encontró esa doctrina; en todas se encontró reprobada, como no
puede menos de serlo, estando tan claramente condenada por el Apóstol S.
Pablo: ‘Y no (como somos calumniados y dicen algunos que nosotros decimos,)
hagamos el mal para que resulte un bien. Los que dicen esto son justamente
condenados’ (Rom., 3, 8.) Es, pues, una calumnia que infieren a los jesuitas,
empleando una norma corriente en la Masonería. La Civitta Cattolica dio cuenta
de aquel desafío.
1. 109. Pruebas concluyentes.
Para no aparecer calumniador yo también, voy a dar las pruebas de que no
sólo en declaraciones, sino sobre todo en la práctica, se sigue esa moral.
Desde luego, Weishaupt, el famoso Jefe de los Iluminados, en la
instrucción que hace a un iniciado en el grado de Mago, después de recordarle
todo lo que se ha hecho antes para descuartizarlo, le dice: ‘Acordaos que el fin
legitima los medios, que el cuerdo debe tomar para el bien todos los medios del
malvado para el mal: Los que hemos usado… no son sino un piadoso fraude,
&c.’ (Ronel, 104.)
En la misma secta de los Iluminados se hacía al novicio estas preguntas,
entre otras: ‘2ª. Pregunta: ¿Habéis pesado maduramente que aventuráis un paso
importante, al tomar compromisos desconocidos? 6ª.; Si llegaseis a descubrir en
la orden algo de malo o de injusto por hacer, ¿qué partido tomarías? 12ª.
Pregunta: ¿Estáis dispuesto a dar en toda ocasión a los miembros de nuestra
Orden la preferencia sobre todos los demás hombres? 20ª. Pregunta: ¿Os
comprometéis a una obediencia absoluta, sin reserva? La respuesta está
sugerida en las preguntas, y los archivos de la Orden presentan el protocolo de la
recepción de dos novicios.
Uno de ellos responde a la sexta pregunta: ‘Haría aún
esas cosas (malas o injustas) si la Orden me las mandase.’ Y da esta razón: ‘Aun
cuando podrían ser injustas bajo otro aspecto, dejan de serlo desde que llegan a
ser un medio de llegar a la felicidad y para obtener el bien general.’ El segundo
novicio responde a la misma pregunta: ‘No rehusaría hacer estas cosas, si
contribuyen al bien general.’
‘De todos los detestables principios de los iluminados, decía Reuner en su
deposición jurídica, el más peligroso me parece éste: El objeto santifica los
medios.. Según esta moral y según su práctica fielmente seguida, les bastará para
calumniar a un hombre de bien, el suponer que un día podrá poner obstáculos a
los proyectos de la Orden. Intrigarán para arrojar a éste de su puesto; asesinarán
a otro; en suma, harán todo lo que les conduce al gran fin.’ Nota. Reuner fue
iluminado; pero se retiró de la secta cuando se dio cuenta de sus principios. Era
profesor de la Universidad de Munich.
En el mismo sentido se hicieron varias otras deposiciones jurídicas que
pueden verse en Bénoit (f: M. II, 273-274.)
110. Todo es permitido.
Hablando de los Carbonarios, decía Juan Vitt, que había llegado al grado
de Príncipe Soberano Patriarca: ‘Todos lo medios para la ejecución de sus
proyectos, la ruina de toda religión y de todo gobierno positivo, son permitidos:
el asesinato, el veneno, el juramento falso, todo está a su disposición.’
1. 111. Frases antisociales.
En los estatutos de la Alianza humanitaria universal se lee: ‘Los reyes,
los nobles, la aristocracia del dinero, los empleados de la policía o de la
administración, los sacerdotes y los ejércitos permanentes, son los enemigos del
género humano. Contra ellos uno tiene todos los derechos y todos los deberes.
Todo es permitido para aniquilarlos: la violencia y la astucia, el fuego y el
fierro, el veneno y el puñal: el fin santifica los medios.’
Pueden verse varios otros testimonios tomados de los mismos estatutos o
catecismos masónicos citados por Bénoit (T. II, 274-276.)
De conformidad con esas doctrinas morales, Adriano Lemmi, en la
plancha secreta ya citada, decía que aprovechaba aquella circunstancia ‘para
recordar que son legítimos los medios’ que permitían a los hermanos hacer
dinero para su propaganda.
1. 112. Secreto masónico.
Lo que no siempre se dice con toda la crudeza y claridad de las
declaraciones citadas y de otras que he omitido en favor de la brevedad, se
inculca de otros modos igualmente eficaces: ‘En todos los institutos masónicos
se enseña al adepto desde los primeros grados, que no podrá jamás, bajo ningún
pretexto, revelar nada de todo lo que ha visto u oído, de lo que verá y oirán en
las logias; se agrega que no está ligado por ninguno de sus compromisos
anteriores contrarios a sus nuevos deberes de masón. Es implicítamente declarar
que podrá verse obligado a hacer lo que es injusto o a violar sus obligaciones
más sagradas.’
‘En la mayor parte de los institutos, el que va a ser recibido jura ejecutar
pronta y perfectamente todos los mandatos que sean dados por sus superiores y
aun renunciar a su propio modo de ver y a su propio juicio, para seguir la
conducta que le sea indicada. ¿No es esto tomar el compromiso de hacer tanto el
bien como el mal? (Bénoit, F. M. II, 272-273.)
1. 113. Hecho incontestable.
Dice un adagio filosófico que contra el hecho no hay argumento. Si
alguna duda quedara de que en la Masonería se sigue esa norma moral: el fin
justifica los medios, los hechos, la práctica constante disiparía toda duda. Para
no alargar demasiado este trabajo, reduciré esos hechos a tres categorías: la
mentira, ya sea en forma de simple mentira, ya en la de hipocresía o calumnia;
el crimen, en forma de atentado contra los individuos o contra las sociedades, en
forma de revueltas, sediciones, &c., y la deshonestidad y el libertinaje,
autorizados y elevados aún a la categoría de un culto o de una ceremonia cultual.
1. 114. La mentira como práctica corriente.
Aunque, por lo que va dicho, casi no hay necesidad de demostrarlo, sin
embargo, para que aparezca con mayor luz la moral masónica, agregaré alguna
cosa a lo dicho. Desde luego, la Masonería no sólo engaña al que quiere
conquistar, como se ha probado, sino que lo engaña, cuando ya esta bajo su
dirección: Los grados azules, dice el Dr. Mackey, no son más que el pórtico del
templo. Parte de los símbolos se explica allí al iniciado; pero es intencionalmente
extraviado con falsas interpretaciones.
No se intenta que él los entienda, sino que
se imagine que los entiende. Su verdadera explicación está reservada para los
Adeptos, los Príncipes de la Masonería’….
(Morand, Dogma, 819, cit. Por Preuss A. M. 12.) ‘La Masonería dice el H.•.
Pike como todas las religiones, todos los misterios, Hermeticismo y Alquimia,
oculta sus secretos a todos, menos a los Adeptos y Sabios o Electos, y usa
explicaciones y representaciones falsas de sus símbolos, para engañar a los que
merecen ser engañados… Así la Masonería celosamente oculta sus secretos e
intencionadamente extravía a los intérpretes presumidos’ (Preuss, A. F., 13-14)16
[6].
Hablando del engaño que se hace a los iniciados sobre el respeto a las
religiones, dice Knigge-Philon en su carta desde luego que descubrir a los
adeptos este piadoso fraude, en seguida demostrar por los escritos el origen de
todas las mentiras religiosas’ (Preuss A. F. 86.)
Entre los estatutos de la secta de los Iluminados se lee: ‘Vosotros tendréis
como principio constante entre nosotros que la franqueza no es una virtud sino
ante los superiores.’ Aplicaos al arte de contrahaceros, de ocultaros, de
enmascararos, observando a los demás para penetrar en su interior’; era una de
las instrucciones de Westhaupt.
La mentira, decía Voltaire, no es un vicio sino cuando hace mal; es una
gran virtud cuando hace bien. Sed, pues, más virtuosos que nunca. Es preciso
mentir como un diablo, no tímidamente, no por un poco tiempo, sino
audazmente, siempre… Mentis, mentid, amigos míos, yo os lo pagaré, cuando
llegue la ocasión, yo sé bien lo que haría; pero como no los tengo, comulgaré
por Pascua y vosotros me llamaréis hipócrita hasta que os dé la gana…’
‘Guardémonos de explicarnos claramente, decía un alto masón de
Módena, antes de haber reconocido bien las disposiciones y la fuerza de carácter
del aspirante. Si no lo encontramos bastante sólido… debemos al momento
aderezar una nueva batería; a fuerza de astucia y habilidad dar un giro más
178 favorable, debilitar o atenuar la fuerza de cada término hasta hacer desaparecer
de ellos nuestra intención… La libertad, la igualdad, debemos decir, no miran a
la sociedad, sin pensar en extenderse más allá; no se trata de revuelta, de
independencia, de sustracción a toda autoridad.
Todo esto debe metamorfosearse
en un instante con destreza: No hay más que deberes que cumplir, un Dios que
reconocer, virtudes que practicar, sumisión y fidelidad inviolable que observar
respecto de toda autoridad. Es menester saber a propósito incensar y adorar al
coloso que nos quebranta, para trabajar con más seguridad en su ruina’
(Memorial Católico, cit. Por Benoit, F. M., II, 282-284.)
¿Cómo se cumplen las instrucciones?
¿Se ponen en práctica o no estos consejos o instrucciones?
Este breve resumen que hace Copin-Alancelli, lo pone a la vista:
‘Aunque la Masonería Francesa, como todas las otras, haya comenzado
por decirse espiritualista y deísta, de hecho siempre ha tendido a obrar la
concentración de los ateos y materialistas.
‘Aunque anunciase en su enseña y mientras creyó tener en ello interés,
que trabajaba a la Gloria del Gran Arquitecto del universo, se ha apresurado a
renegarlo, cuando se sintió libre de toda presión.
‘Aunque persiste en proclamar la libertad de conciencia, no quiere ya que
se afirme su existencia, ni aún que se pronuncie el nombre del Gran Arquitecto
que sus afiliados adoraban en otro tiempo cadenciosamente.
‘Aunque afirma su respeto por toda fe religiosa, hace una guerra fanática a
la fe católica.
‘En fin, aunque haya declarado que no se ocupa de política, se ha
instalado dos veces en el poder, que ha ocurrido durante la Revolución como lo
ocupa ahora (1910,) manifestando su espíritu de tolerancia, a veces por
matanzas en masas en las prisiones y fuera de ellas, a veces por las
proscripciones, las persecuciones y el monopolio de la enseñanza que se
propone establecer para su exclusivo provecho’ (Copin, P. O., 100.101.)
1. 116. La Masonería y la calumnia.
No haré caudal de las calumnias que aquí mismo, donde era tan fácil
destruirlas, la prensa inspirada por la Masonería ha inventado contra el clero, sin
que jamás haya hecho un honrado desmentido. ¿Cuántas por ese estilo habrá
todas partes! ¡Cuántas que han pasado a la historia, como las inventadas para
llevar a cabo la supresión de la Compañía de Jesús, después de cometer con sus
miembros toda suerte de vejámenes! Cuando estaba por celebrarse el Congreso
Eucarístico de Montreal, que por el número de fieles y por su fervor, quizás ha
sido el más grande de todos, la Masonería intentó desbaratarlo levantando
calumnias al clero.
Felizmente, se pudo saber la maquinación y se previno el
golpe y se destruyó el infame plan. ¡Cuántas otras calumnias, como la de los
‘mónita secreta’ de los jesuitas, que la Masonería ha tenido especial cuidado en
divulgar y mantener!
En el libro ya citado ‘The Book of Red and Yellow’, el autor Kelly, entre
los puntos que indica que va tratar y probar, señala con el número octavo el
siguiente: ‘Para llevar a cabo todas esas cosas (matanzas, ultrajes, sacrilegios,
&c.) con alguna muestra de razón, han publicado (los revolucionarios) los más
viles mentiras contra la Iglesia y contra el clero.’ Ya sabemos que la Masonería
fue como el alma de esa revolución.
Terminaré con el resumen que hace Mgr. Rosset sobre el mentir de la
Masonería: ‘En la campaña que ha emprendido contra el clero, las
congregaciones religiosas y la enseñanza cristiana, ella emplea el equívoco, la
hipocresía, la tergiversación de la verdad, la mentira, la calumnia, todo lo
emplea. Hace mentir la historia, hace mentir los monumentos, mentir la ciencia,
mentir la poesía, hace mentir todo; es la conspiración de la mentira universal
contra la caridad, la justicia y la verdad’ (La F. M., p. 54-55.)
1. 117. La moral masónica respecto del crimen.
La lectura del ritual masónico deja ver, al menos en muchos casos, que
prepara a sus adeptos para la revolución y para el crimen. ‘En todos los ritos,
dice Bénoit, los masones son sometidos a una educación que les enseña, en la
teoría y en la práctica, la violencia. Se les dice que la Orden masónica tiene por
fin vengar la muerte de Adonhiram de sus tres compañeros traidores, o la de
Jacobo Molay, de ‘sus asesinos, el Papa, el Rey y Noffodai.’
En un grado, el que
va a iniciarse, ensaya su valor sobre cuellos y cabezas guarnecidas de tripas
llenas sangre; en otro grado, el que va a recibirse debe derribar cabezas
colocadas sobre una serpiente, o aun degollar un cordero (grado 30° del Rito
Escocés AA,) creyendo matar a un hombre. Aquí debe tratar sangrientos
combates con enemigos que le disputan la vuelta a su patria; allí hay cabezas
humanas expuestas sobre estacas, hay un cadáver encerrado en un ataúd y
alrededor los hermanos de duelo conciertan la venganza.
‘Estas ceremonias diversas… tienen por fin enseñar a los adeptos que es
po la violencia que la Masonería ha de destruir a sus enemigos, los sacerdotes y
los reyes, y hacer volver la humanidad al estado de naturaleza.
‘Por las mismas razones se prescribe a los miembros de la Jove Italia
armarse de un puñal, de un fusil y de cincuenta cartuchos; y en todas las logias,
como lo hemos notado, se sacan a relucir espadas, puñales y todo un aparato
militar17[7].
‘En fin, para hacer de todos los hermanos instrumentos pronto a ejecutar
los crímenes, para tener en ellos los ejecutores dóciles de los atentados tramados
por criminales invisibles, se exige que cada adepto desde su entrada a la orden y
a la recepción de un nuevo grado, se ligue con juramentos execrables, jure una
obediencia absoluta a jefes desconocidos y se comprometa bajo penas horribles
a hacer todo lo que le sea mandado…
1. 118. La violencia masónica.
‘En verdad, si se quisiese formar asesinos, diremos con un autor del
último siglo, ¿se obraría de otro modo para acostumbrarlos a los horrores de la
muerte y hacerlos ahogar los remordimientos de una conciencia que sería capaz
de alarmarse?
…¡Ah! si en la Iglesia de Dios se encontrase la sombra siquiera de este
aparato de violencia, ¡qué generosos arranques de indignación!
Si la Compañía de Jesús presentase solamente algunos rastros de esos
sombríos juramentos, ¡qué de declamaciones! Pero esos juramentos atroces, esas
pruebas lúgubres, esos despliegues de hachas y de puñales pertenecen a la
Masonería, uno no se indigna y casi siente la tentación de encontrarlo todo
irreprochable! (Bénoit, F. M., I, 354-355.)
1. 119. Hecho inexplicable.
En la secta del Martinismo se llega a jurar honrar el agua tofana, un
veneno en que entra el opio y las cantáridas, que produce un debilitamiento y
consunción que conduce irremediablemente a la muerte. Se jura honrarla ‘como
un medio seguro, pronto y necesario, para purgar la tierra por la muerte o
embrutecimiento de los que tratan de envilecer la verdad o de arrancarla de las
manos de los masones (Bénoit, F. M., I, 396.)
1. 120. Triste enseñanza.
Y la enseñanza del crimen es práctica de veras, a juzgar por lo que el exmasón
Uriele Cavagnari escribía a Lemmi en 1871, retirándose de la Masonería:
‘…No hay que pensar que la Masonería nos desprecie porque somos pequeños!
… No! La Masonería tiene fierro, calumnias y veneno para todo el mundo.
‘En la casa y en la villa del difunto Gran Maestre de la Masonería José
Petroni, se hacía un doble orden de estudios teórico-prácticos de toxicología
mineral, vegetal y animal. Especialista perfecto en la cultura de las tomainas
era el Gran Maestre Adjunto Rafael Petroni, y en Roma hay aún personas que
pueden atestiguarlo tanto como nosotros’ (Margiotta, A. L., 195.)
¿Pero toda esa preparación para el crimen ha servido alguna vez para
cometerlo? ¿Es culpable la Masonería de algunos crímenes?
1. 121. Castigos masónicos.
Los autores que han escrito sobre la Masonería citan varios, clasificados
de castigo de las traiciones, de suicidios ordenados por las logias y de
asesinatos individuales; de matanzas, ejecuciones sumarias y saqueos,
sediciones, guerras, revoluciones y el Terror. Dentro del plan que me he
propuesto y del espacio de que dispongo, no puedo detallar todo eso. Puede
verse en Dom Bénoit (F. M., II, 355-405,) o en Sena (II, 152-164.) Extractaré
algo, sin embargo, de lo que traen esos autores:
1. 122. Castigo de traiciones.
Todos conocen el asesinato de Rossi, Ministro de Pío IX, por sus antiguos
hermanos de la Carbonara. Todos saben que Orsini fue encargado por las logias,
en 1858, para atentar contra la vida de Napoleón III, acusado de infidelidad a sus
juramentos, y que desde entonces los sectarios no cesaron de arrancarle nuevas
concesiones, con amenazas de muerte.
En el último siglo, el caballero Lescure, que quiso renunciar a la
logia Ermenonville, fue envenenado: ‘Muero víctima de esta infame horda de
los Iluminados’, dijo a su amigo el marqués de Montroi.
‘En 1833, cuatro italianos, Emiliani, Scuriatti,, Lazzoneschi y
Andriani, miembros de la Joven Italia y refugiados en Francia, fueron
denunciados a Mazzini y a sus cómplices como culpable:
‘1° De haber
propagado escritos contra la sociedad santa; 2° de ser partidarios del infame
gobierno Papal.’ Algunos jefes se reunieron en Marsella bajo la presidencia de
Mazzini, y sin oír a los acusados, sin darles defensores, condenaron a Emiliano
y a Securiatti a la pena de muerte, a Lanzoneschi y Andriani, a ser azotados con
varas. Como los condenados estaban refugiados en Rodez, el tribunal agregó a la
sentencia el decreto siguiente: ‘El Presidente de Rodez elegirá cuatro ejecutores
de la presente sentencia, que quedarán encargados de ella en el plazo riguroso de
veinte días; el que rehusaré incurrirá en la pena de muerte ipso facto.’ La
sentencia se ejecutó.
1. 123. Sobre el mismo asunto.
‘Cuando la Revolución Francesa trabajaba por sus emisarios toda la
Europa y preparaba esas numerosas traiciones que debían servir, más aún que el
valor de los soldados franceses, para obtener victorias y conquistas provincias,
el brabantés Segré, enviado a Portugal para urdir una conspiración, pero
descubierto, arrestado y encarcelado, recibió de sus hermanos… un colchón con
el anuncio de que encerraba una navaja.
El sectario comprendió el lenguaje
mudo de sus jefes: pronto se le encontró sobre el colchón nadando en su
sangre.’Cuando, casi por la misma época, la Corte de Viena descubrió esa
famosa conspiración de Semonville, dirigida por los clubs de París, y lista para
trastornar completamente la monarquía austríaca, varios sectarios se dieron la
muerte para escaparse al interrogatorio’ (Bénoit, F. M. I, 360-362.)
1. 124. Asesinatos de profanos.
Leopoldo II, emperador de Alemania, fue envenenado el de 2 de marzo de
1792 por sectarios italianos, y quince días después, Gustavo III de Suecia, fue
muerto a bala por Ankastroem, emisario de la gran logia de presidía Condorcet.
‘El Cardenal Mathieu, arzobispo de Benzanzón, y Mons. Besson, Obispo
de Nimes, han referido, en cartas conocidas de todo el mundo, las revelaciones
que les han sido hechas sobre la resolución tomada en 1787 por el convento de
Wilhelmsbad de asesinar a Luis XVI y al rey de Suecia. Esas revelaciones les
habían sido hechas por dos antiguos miembros de ese convento… El asesinato
del Duque de Berry… el del gran patriota y ardiente católico de Lucerna, José
Leu, el del incomparable Presidente del Ecuador García Moreno… han sido
resueltos y ejecutados por sectarios…’
Cuando se trató en nuestra Cámara de Diputados del asesinato de García
Moreno, uno de los defensores de la Masonería opuso por único testimonio la
declaración de uno de los asesinos: ‘Yo lo afirmo y se me debe creer’, decíame
ese honorable historiador cuyas palabras, citaba el Hon.•. ‘La imputación del
asesinato a las logias ha sido repetida en todo el mundo civilizado, en la prensa,
en las revistas, libros y en discursos desde el propio día del suceso…’
En Chile, don Carlos Walker Martínez, en su magistral discurso sobre el
Liberalismo y los principios religiosos, lanzó al rostro de la Masonería ese
crimen… y ningún diputado masón osó romper el silencio que siguió a las
palabras de aquel hombre extraordinario (La Mas. Ante el Congreso, 68.)
1. 125. Hecho moderno.
El famoso crimen de Sarajevo, ocasión de la Gran Guerra, fue también
obra de la Masonería. Lo publicó un diario de Londres, poco tiempo después, y
fue reproducido por un diario de Iquique. Una logia serbia que funcionaba en
Londres lo había decretado.
1. 126. Intento frustrado.
El intento de asesinato del Rey de España, don Alfonso XIII, el día de su
casamiento, milagrosamente frustrado, tuvo por autor a un miembro de la
Escuela Moderna, centro anarquista de Barcelona, cuyo Director era Ferrer.
Pues bien, Ferrer desempeñaba un gran papel en la Masonería. Después de haber
sido profesor de Español en los Cursos Comerciales del Gran Oriente, en París,
y miembro de la Logia ‘Les Vrais Experts’ y del Capítulo ‘Les Amis
Bienfaisants’, mantenía en España las más estrechas relaciones, en nombre de la
Gran logia Regional de Cataluña, con el Gran Oriente de Francia. En el
Convento del Gran Oriente se han afirmado los proyectos de establecimiento de
una república española y la Gran Logia de Cataluña tiene por programa político
la ruina de la monarquía española. ¿Ha tenido parte la Masonería en aquel
conato de crimen? El lector podrá juzgar y sabrá por qué se formó tanto ruido en
el mundo por el proceso de Ferrer.
¿Quiénes subieron al poder en Portugal, después del asesinato del Rey
don Carlos y de su hijo? El lector ya lo sabe. Fue la Masonería la que entró a
gobernar el país. ¿Quiénes habrán sido entonces los autores del crimen? El
lector lo podrá suponer18[8] (Copin, P. O., 85-86; Bénoit, F. M., I, 434.)
Cuando se sabe esto, entre otras muchas cosas, cuando se lee que Felipe-
Igualdad llevó su crueldad hasta llevar en triunfo a los jacobinos la cabeza de su
padre y de su madre, entonces se comprende que por algo la Masonería glorifica
a Caín y se jacta de tenerlo por padre y fundador!
1. 127. Matanzas, ejecuciones sumarias y saqueos.
Sería necesario leer la descripción de Taine, libre pensador, para tener idea
de lo que pasó en Francia cuando dominaron los masones en 1789 y tres años
siguientes: Cuanta más de 150.000 fugitivos y desterrados; 10.000 personas
muertas sin ser juzgadas en la sola provincia de Anjou; 50.000 muertos en la
sola provincia del Oeste. En 1796, el general Hoche escribía al Ministro del
Interior: ‘No hay sino un hombre por veinte de la población de 1789.’ Ha habido
hasta 400.000 detenidos a la vez en las prisiones. Más de un millón doscientos
mil particulares han sufrido en sus personas; varios millones, todos los que
poseían algo, han sufrido en sus bienes (Taine, cit. por Bénoit, F. M. I, 368,
nota.)
1. 128. Falsa apreciación.
Si la Iglesia Católica, a quien se atribuye falsamente la San Bartolomé, la
revocación del Edicto de Nantes, y a quien se echa en cara la prisión de Galileo
en un palacio que tenía por cárcel, hubiera hecho una centésima parte siquiera
de lo que se hizo en esos cuatro años de furor masónico, ¡cómo estaría aún
resonando toda la tierra de las imprecaciones y condenaciones del género
humano! Pero lo ha hecho la Masonería, y eso ¡no es más que el fruto de una
santa exaltación!
1. 129. Iniquidades masónicas.
¿Qué pasó en Italia cuando las fuerzas organizadas por la Masonería se
dejaron caer sobre Nápoles? Se han visto sacrificios humanos de 40 ó de 50
prisioneros a la vez. En Montecoglioso, de 87 prisioneros, 47 fueron pasados por
las armas; en Montefiacone, fueron degollados 50 hombres que se habían
refugiado en la casa de Dios. En Montecoglioso, un oficial hizo encerrar en una
choza diez o doce labradores que no le habían dado buenas indicaciones sobre
la marcha de los que defendían a su rey y los quemó en presencia de sus
familias. En el tiempo de Garibaldi, poblaciones enteras han asistido a las
matanzas de Ariano, de Trasso, de Paduli, de Monemileto, de Terrecuso, de
Panepisi, de Sant-Antino, de Castelacio, de Castelsarraceno, de Carbone, de
Lutronico, asilos pacíficos de la Agricultura y de la industria…
Según Las cifras oficiales, comunicadas por el Ministerio del interior de
Turín, sin duda muy inferiores a la realidad, y referidas por el ‘Postafoglio
Maltese’, habría 30.000 italianos mendigando el pan en tierra extranjera; 80.000
privados de su posición y reducidos a la miseria en el interior; fusilados o caídos
en las matanzas más de 18.000.
Los napolitanos reducidos a prisión en un solo año pasarían de 14.000
(Memorias sobre la Revol. Y los acontecimientos de Italia. Bénoit, L. M. II, 371-
372.)
De las matanzas de religiosos en España en 1834, tomamos de Menéndez
Pelayo lo siguiente: ‘Nadie sabe a punto fijo a nadie quiere confesar cuál era la
organización de las logias en 1834; pero en la conciencia de todos está y
Martínez de la Rosa (jefe del ministerio entonces) lo declaró abiertamente antes
de morir, que la matanza de los frailes fue preparada y organizada por ellos’
(Heterod, Esp. T. III, 589.)
La matanza tuvo lugar en Madrid el 17 de julio, y fue preparada con la
calumnia que los frailes envenenaban las aguas, de donde provenían los estragos
del cólera, que por aquellos días eran espantosos. Siguió ese año y el siguiente
en otras poblaciones, principalmente en Murcia y Barcelona (25 julio 1835.)
Hay que leer la descripción que hace Menéndez Pelayo de aquellos horrendos
crímenes y sacrilegios, obrados por la Masonería (Heterodoxos, t. III, 590-595.)
En 1871, cuando las matanzas e incendios de los comunistas en París,
aquella monstruosa Comuna, que destruyó monumentos respetados por las balas
enemigas y que hizo morir a bala o quemados con petróleo, los soldados
patriotas que habían escapado con vida en la guerra, esa Comuna que asesinó a
los rehenes mismos, fue solemnemente aprobada, felicitada y aplaudida por diez
mil francmasones, que organizaron con ese fin la más odiosa manifestación
(Rosset, la F.M., 193.)
1. 130. Sediciones masónicas.
De las sediciones dice Dom Bénoit, que todas las que ha habido desde
1789, si se exceptúa tal vez tres o cuatro, son obra de la Masonería.
Edmond About, redactor de la Opinión Nacional, ha escrito en ella que
desde 1728 hasta 1789 no ha hecho otra cosa que conspirar (Rosset, La F.M., p.
67.)
Sería demasiado largo entrar a detallar el modo de obrar que se ha
seguido, primero con las órdenes dadas en las logias, después con la conquista
de soldados o policía y levantamiento de las turbas, para producir el
movimiento. Puede verse en el autor citado (F.M. II, 372-388.) Es interesante la
narración de la revolución de Parma, hecha por Carletti, encargado de ejecutarla.
Parece una comedia.
1. 131. Las guerras.
Una vez en el poder, la Masonería ha sido implacable para manejar las
fuerzas nacionales en provecho de sus planes. La historia nos dice que, dueña
del poder en Francia, el año 1792, en pocos meses y aún en pocos meses y aún
en pocos días declaró la guerra a Austria, a Holanda, a Inglaterra, a Italia y a
España, y no cesó de trastornar la Europa hasta establecer un nuevo orden de
cosas en conformidad a sus aspiraciones.
En Crétinneaux-Joli19[9], en Margiotta,
&c., puede leerse toda la intervención que tuvieron no sólo las logias italianas,
sino aún de los Estados Unidos, de Inglaterra y de Francia en las guerras de
Italia, para despojar al Papa y a otros soberanos legítimos de sus Estados y para
falsificar la violuntad popular, y en la guerra de Crimea que costó tantas vidas.
¿Por qué se han formado tantas coaliciones contra el Austria? ¿Por qué
vinieron los desastres de Francia en 1870? ¿Por qué se formó el gran imperio
protestante alemán? ¿Por qué Napoleón I encontraba tantos amigos y auxiliares
en sus campañas por toda Europa?
‘Los gobiernos de este siglo, decía en 1876,
D’Israeli, primer Ministro de Gran Bretaña, los gobiernos de este siglo no tienen
que hacer solamente con los gobiernos, con los emperadores o los reyes y
ministros, sino aún con las sociedades secretas, que en el último momento
pueden dejar en nada los arreglos, que tienen agentes en todas partes, agentes sin
escrúpulos, que empujan al asesinato y pueden, si es menester, ocasionar una
matanza’ (Discurso en Aglesbury, el 20 de sept. Bénoit, F. M., I, 390-391.)
1. 132. La revolución y la Masonería.
Ya antes, al hablar de la Masonería y de la política, se ha esbozado la parte
que tuvo la Masonería en todas las revoluciones francesas durante el siglo
pasado. Sería interminable seguirla paso a paso al través de la Europa, dice el
célebre historiador librepensador Taine: ‘Habiendo devorado a Francia, la banda
emprende devorar a Europa, hoja por hoja, como una cabeza de alcachofa. Pero,
¿para qué contar la tragicomedia que representan y hacen representar en el
extranjero?
Es una repetición en el extranjero de la pieza que representan en
París, una traducción improvisada y ridícula en flamenco, en holandés, en
alemán, en italiano, una adaptación local, tal cual, con variantes, recortes,
abreviaciones, pero siempre con el final, que es una granizada de sablazos y de
culatazos sobre todos los propietarios, comunidades y particulares, para
obligarlos a entregar la bolsa y todos los objetos de algún valor: lo hacen hasta
quedar en camisa y sin centavo’ (Benoit, F. M. II, 392.)
En efecto, las logias de
París, sobre todo la de la Propaganda, habían organizado sucursales en Bélgica,
en Holanda, en Alemania, en Suiza, en Italia y hasta en Austria. Zimmermann
se gloriaba de haber establecido con el nombre de sociedades literarias o con
otros títulos análogos, más de cien de estas logias o de estos clubs. Los
miembros recibían la dirección de París, se dedicaban a crear partidarios del
‘régimen vigente en Francia’ y a paralizar la resistencia nacional.
‘Vuestro país
está enteramente minado’, decía Bonaparte a los oficiales italianos que acababan
de firmar con él el armisticio de Cherasco. ‘He encontrado en Génova una suma
de 700.000 francos en efectivo, consignada por revolucionarios ocultos,
lombardos y piamonteses, para favorecer los progresos del ejército francés’ (Cit.
Por Bénoit, F. M., I, 395)20[10]. ‘Desde 1821 todas las tentativas y agitaciones
revolucionarias de que fue teatro Italia han sido, según Walter, obra de la
Francmasonería’ (Espasa.)
1. 133. Basta de testimonios.
Para muestra creo que basta. El que desee conocer más sobre esa
repugnante actitud, tendrá mucho con que entretenerse en las obras citadas.
Allí pueden verse también las pruebas de que la Masonería no sólo
presidió, sino que preparó y decretó de antemano la época del Terror, la que en
curso de los siglos, entre todas las que han sido de terror, ha merecido por
excelencia ese nombre (Bénoit, F.M., II, 397-403.)
1. 134. La pureza y honestidad masónicas.
Nadie negará que la pureza de afectos, de pensamientos y de obras
sensuales desordenadas, es uno de los puntos más delicados de la moral
cristiana, y de tal modo importante, que aun los mismos enemigos de la Iglesia,
si son sinceros, admiran su doctrina sobre aquellas virtudes, y si no lo son,
hipócritamente buscan como acusarla de no guardarla con perfección. Es, pues,
una piedra de toque de la perfección de la moral que se profesa. Veamos cuál es
la moral católica sobre este punto. Pero, por lo mismo que es tan delicado,
procuraré tocarlo lo más superficialmente que se pueda, remitiendo a los que
tengan un interés legítimo mayor a las obras citadas, que suministran muchos
datos y documentos.
1. 135. Funestos principios masónicos.
Hay principios masónicos que necesariamente deben conducir a mayor
licencia de costumbres a los que los profesan y sienten su influencia, aun cuando
sea inconscientemente. Tales son: La libertad masónica; es decir la
independencia de toda sujeción, de tal modo que cada cual sea su dios, su rey y
su Papa, el adorado y adorador, a la vez.. Cuando no se reconoce ley alguna
superior, falta un freno poderoso que contribuya a sujetar las malas
inclinaciones.
1. 136. Los mandamientos y los masones.
De ahí viene como consecuencia muy natural la enseñanza de que el
decálogo, o sea los diez mandamientos que todos nos conocemos, no obliga a
los masones. Expresamente lo dice ‘The Encyclopedia of Freemasonry’: ‘No son
obligatorios (los diez mandamientos) para un masón como masón, porque la
institución es tolerante y cosmopolita…’ (Preuss, A. F., 295-296.)
1. 137. El materialismo masónico.
Además, el materialismo que actualmente se profesa en casi toda la
Masonería, no permite obligaciones morales. La materia no es libre, no es
responsable.
1. 138. La mujer y la Masonería.
Es doctrina masónica también, proclamada por los doctores como
Mackey, que ‘la mujer es esencialmente incapaz de verdadera moralidad; ¡lejos
de ellas las cadenas del error y de la ignorancia cristiana y de Moisés!’El masón
no debe luchar contra sus propios instintos.’ Son enseñanzas de A. Pike,
generalísimo que fue de toda la Orden (Preuss, A. F., 303.)
1. 139. La moral humana.
Por otra parte, y en conformidad con los mismos principios, se dice que el
hombre difícilmente tiene una moral superior a la de los brutos. ‘El hombre, dice
Mackey, gran doctor de la Orden, no tiene falta o vicio que alguna bestia no los
tenga; y por tanto, en sus vicios no es más que una bestia de orden superior, y
difícilmente tiene alguna excelencia moral, tal vez ninguna que algún animal no
la tenga en el mismo grado y aún más excelente, como la generosidad, la
fidelidad y magnanimidad’ (Morals and Dogma, 857. Preuss, A. F., 305.)
1. 140. Lo que es el alma.
El mismo autor enseña, siempre en conformidad con las doctrinas
fislosóficas de la Orden, que el hombre es un animal que ha recibido un rayo de
la divinidad que hace las veces de alma. ¡Si será capaz de pecado el rayo de la
divinidad o el simple animal!
1. 141. Culto de la carne.
De tales principios proviene todo un culto de lo que en lenguaje cristiano
suele llamarse la carne, a tal punto, que según los doctores masones más
estudiosos, todo en las logias, todos los símbolos tienen un sentido que tiende al
honor, en conformidad con los ritos paganos: escuadra y compás; columnas del
templo; árbol del medio y sala del medio, el círculo con el punto en el medio, el
culto mismo dado al sol, culto puramente simbólico, todo, digo, va encaminando
a honrar las facultades generativas del hombre.
La misma letra G, que los
ingleses tal vez se imaginan que es la inicial de God, Dios, no es más que la
inicial de generación. (A veces le dan también el sentido de geometría.) La
misma palabra God, si alguna vez la usan con todas sus letras, no es más que la
resultante de las iniciales de tres palabras que representan ideas relativas al
mismo objeto de culto pagano (Preuss, A. F., 410.) (Ver también el cap. Amer.
Freem. And Paganismo, entre otros.)
1. 142. Falsa moral.
Los mandamientos de la moral masónica, al hablar de la castidad, mandan
respetar la mujer o la hija del hermano; de las demás no se preocupan (Preuss,
A. F., 302.) ‘En cuanto a pureza, dice Ragón, la Masonería no reconoce sino la
limpieza física. No hay otra mancha para el hombre que el desaseo corporal’
(Cit. Por Mgr. Rosset, La F. Mas.•. p. 178.)
1. 143. Enseñanza corruptora.
En la Masonería de adopción, como llaman a la Masonería de las
mujeres, bajo símbolos o leyendas, se les enseña el vicio más nefando y dañoso
para la humanidad, el amor de la poligamia, el amor libre y a practicar la
beneficencia masónica, con los hermanos o amigos. Los lectores me excusarán
de dar más detalles sobre esta materia y de decir lo que se practica en grados
más altos aún.
Lo dicho hasta para tener alguna idea de la moral masónica, que es todo el
reverso de la moral cristiana, y aun de lo que podríamos llamar la moral natural,
que nunca autorizará el sistema de la mentira, de la violencia y de la licencia de
costumbres.
15[5] ‘La F. M.•. es una institución esencialmente filosófica y progresista, tiene por objeto la
investigación de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de todas las virtudes’
(Constit.•. de 1912.)
16[6] Ya se ha dicho que es falso que la religión cristiana tenga una doctrina pública y otra
secreta. Todas las verdades que enseña son para todos los fieles, y la autoridad docente
tiene interés en que todas las conozcan.
17[7] Ver los estatutos de la Joven Italia, (Bénoit, F. M. II, 60-61.)
18[8] Ver en Magiotta, adriano Lemmi 24 y sigs. el complot masónico para asesinar a
Fernando de Nápoles, p. 20 sigs. el complot de las logias que terminó con el asesinato del
Duque de Parma (1854.)
19[9] L’Église Romaine en face de la Révolution.
20[10] ‘Hemos adquirido (con Guillermo III de Prusia, decía Hangewitz, la convicción de que
todas las asociaciones masónicas, desde la más modesta hasta la más elevada, no pueden
proponerse sino explorar los sentimientos religiosos, ejecutar los planes más criminales y
servirse de los primeros como de manto para cubrir los segundos’ (Eckert II, 179.)