Tuesday April 23,2024
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La Apologética Hoy
  



I- La Apologética

Necesidad de una apologética

La apologética, una tarea ingrata

¿Apologética después del Vaticano II?

La apologética no está
de moda


II- El Papa Francisco

Catequesis sobre la comunión de los santos

Fe es preparación para la belleza del Cielo

En el Juicio Final seremos juzgados por Dios en la caridad

Es una dicotomía absurda querer vivir con Jesús sin la Iglesia

"Nuestra fe tiene como centro a Jesucristo"

Cruzar el umbral de la Fe


III- Verdades de la Fe Católica

Tema 1»
La religión en el hombre

Tema 2»
Vida de Jesús

Tema 3»
Las dos naturalezas de Jesús

Tema 4»
La virginidad de María a la luz
de la verdad bíblica

Tema 5»
El santo sudario:
retrato de la pasión de Cristo

Tema 6»
La Eucaristía:
presencia real de Cristo

Tema 7»
Las raíces bíblicas del Cristianismo y Fundamento bíblico e histórico
de la Iglesia Católica

Tema 8»
El credo Bíblico

Tema 9»
El Apóstol Pedro

Tema 10»
Pedro y Pablo en Roma

Tema 11»
Ídolos e imágenes Sagradas

Tema 12»
La Virgen María en la Biblia

Tema 13»
Las apariciones de la
Virgen María

Tema 14»
Los ángeles: Mensajeros de Dios

Tema 15»
El diablo y los demonios

Tema 16»
Los Santos y las reliquias
en las sagradas escrituras

Tema 17»
Las reliquias de Cristo


IV- El demonio de la acedía

La civilización depresiva

¿Qué es la acedia?

La acedia en las escrituras

El pecado original

El demonio del mediodía

La acedia Eclesial

La acedia contra
el matrimonio y la familia

La acedia en la sociedad

¿Por qué le llamamos “demonio” a la acedia?

10» La acedia y el martirio

11» Causas y remedios al mal
de la Acedia

12» Lucha y victoria sobre
la acedia

13» La civilización del amor


V- Diversos Temas

¿Qué es el Adviento?

La Navidad, su verdadero significado

¿Es malo el proselitismo?

Las grandes herejías

El paraíso prometido es la paz de conciencia

¿Cómo y cuándo empieza a vivirse el Triduo Pascual?

Quien reza se salva

¿PARA QUÉ ORO?
¡Dios nunca me hace caso
cuando rezo!

¿De verdad creemos
sin vacilar que Dios nos dará lo que pedimos?

10» Si Dios siempre escucha, ¿por qué tarda tanto en responder?

11» Yo pedí sólo cosas buenas,
y definitivamente Dios no me
las concedió

12» Si Dios ya sabe lo que necesitamos, ¿por qué
se lo tenemos que decir?

13» Orar no es lo mismo que repetir frases mecánicamente

14» Calculando la Navidad: la auténtica historia del 25 de diciembre

15» ¿Reevangelización?
Ni complejas doctrinas ni reformas sólo el escandaloso anuncio de Cristo

16» Cambiar o Morir.
La Iglesia ante el futuro

17» Del Triunfalismo al Complejo de Culpa y Derrotismo

18» El pensamiento de Joseph Card. Ratzinger acerca de las sectas

19» David contra Goliath

20» Homilía en la misa de clausura del Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia




II-  El Papa Francisco:
 5. "Nuestra fe tiene como centro a Jesucristo"

Autor: Papa Francisco | Fuente: ACI Prensa || Vatican.va

El Papa afirmó que las Sagradas Escrituras son el testimonio en forma escrita de la Palabra divina.

El Papa Francisco recibió al mediodía del 12 de abril de 2013 a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, encabezados por su Presidente, el Arzobispo Gerhard Ludwig Müller, tras la celebración de su Asamblea plenaria anual.

Al recordar que han profundizado el tema de "la inspiración y la verdad de la Biblia», el Santo Padre destacó la importancia que el tema tiene no sólo para cada creyente, sino para la Iglesia entera, puesto que "la vida y la misión de la Iglesia se fundan en la Palabra de Dios, que es alma de la teología y, al mismo tiempo, inspiradora de toda la existencia cristiana".

Ofrecemos a continuación el texto completo del discurso:

Discurso del Santo Padre Francisco
a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica

12 de abril de 2013
Su Eminencia, 
Venerado hermano, 
Estimados miembros de la Comisión Bíblica Pontificia,

Me complace acogerlos al final de vuestra Asamblea Plenaria anual. Doy las gracias al presidente, monseñor Gerhard Ludwig Müller, el saludo y la concisa exposición del tema que ha sido objeto de una consideración cuidadosa en el curso de vuestros trabajos. Os habéis reunido una vez más para estudiar un tema muy importante: la inspiración y la verdad de la Biblia.

Este es un tema que afecta no sólo al creyente, sino a toda la Iglesia, porque la vida y misión de la Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, la cual es el alma de la teología y, en conjunto, la inspiración de toda vida cristiana .

Como sabemos, las Sagradas Escrituras son el testimonio escrito de la Palabra de Dios, el memorial canónico que certifica el acontecimiento de la Revelación. La Palabra de Dios, por lo tanto, precede y excede la Biblia. Es por esta razón que nuestra fe no tiene en el centro sólo un libro, sino una historia de salvación y, sobre todo, a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne. Precisamente porque el horizonte de la Palabra divina abraza y se extiende más allá de la Escritura, para entenderla correctamente es necesaria la presencia constante del Espíritu Santo, que "nos guiará a la verdad completa" (Jn. 16,13).

Hace falta colocarse en la corriente de la gran Tradición que, con la ayuda del Espíritu Santo y la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como palabra que Dios dirige a su pueblo y nunca ha dejado de meditarlos y descubrir sus inagotables riquezas. El Concilio Vaticano II lo reiteró con gran claridad en la Constitución dogmática Dei Verbum :

"Todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura, está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la palabra de Dios". (n. 12).

Como nos recuerda la citada Constitución conciliar, hay una unidad inseparable entre la Escritura y la Tradición, ya que ambos vienen de la misma fuente: "La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin.

Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad". ( ibid. , 9).

De ello se deduce que el exégeta debe estar atento a percibir la Palabra de Dios presente en los textos bíblicos colocándolo dentro de la misma fe de la Iglesia. La interpretación de las Sagradas Escrituras no puede ser sólo un esfuerzo científico individual, sino que siempre deben ser confrontada, insertada y autentificada por la tradición viva de la Iglesia.

Esta norma es decisiva para precisar la correcta y recíproca relación entre la exégesis y el Magisterio de la Iglesia. Los textos inspirados por Dios fueron confiados a la comunidad de creyentes, a la Iglesia de Cristo, para alimentar la fe y guiar la vida de caridad. El respeto de esta naturaleza profunda de las Escrituras condiciona la misma validez y eficacia de la hermenéutica bíblica.

Esto comporta la insuficiencia de toda interpretación subjetiva o sencillamente limitada a un análisis incapaz de acoger en sí ese sentido global que en el curso de los siglos ha constituido la Tradición del entero Pueblo de Dios, que "in credendo falli nequit (no puede equivocarse cuando cree)" (Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium , 12).

Queridos hermanos, me gustaría terminar mi intervención dando las gracias a todos ustedes y animándolos en su importante labor. Que el Señor Jesucristo, Verbo de Dios encarnado y divino Maestro que ha abierto la mente y el corazón de sus discípulos a la inteligencia de las Escrituras (Cfr. Lc 24, 45), guíe y sostenga siempre su actividad. Que la Virgen María, modelo de docilidad y obediencia a la Palabra de Dios, les enseñe a acoger plenamente la riqueza inagotable de la Sagrada Escritura no sólo a través de la investigación intelectual, sino en la oración y en toda su vida de creyentes, sobre todo en este Año de la fe, a fin de que su trabajo contribuya a hacer resplandecer la luz de la Sagrada Escritura en el corazón de los fieles. Deseándoles una fructuosa continuación de sus actividades, invoco sobre ustedes la luz del Espíritu Santo e imparto a todos mi Bendición.

 

 

   


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