24» Azotada, sanada por dos ángeles
“Al cabo de este tiempo, Dioclesiano empezó a ponerse nervioso, esperando mi decisión.
Cuando pasaron los cuarenta días, tal como me lo había anunciado la Santísima Virgen, el tirano me hizo sacar de la prisión, resolvió torturarme y amenazarme para que retractara al voto de virginidad que había hecho a mi Esposo.
Luego, en presencia de muchos de sus hombres de armas y otros oficiales del Palacio me hizo atar a una columna para ser azotada cruelmente, diciendo:
“Después que esta niña cualquiera, rehusó obstinadamente a un Emperador, por amor a un malhechor, que como todos saben, fue condenado a muerte en la cruz por sus propios compatriotas, ella merece ser tratada como Él, por mi justicia”.
“Al ver mi cuerpo ensangrentado y cubierto de heridas, y que la vida se me iba, ordenó me llevaran de vuelta a prisión a morir.
Tirada en el suelo, y con el cuerpo ardiendo en fiebre, yo esperaba la muerte.
Entonces, dos ángeles se me aparecieron, y con un aceite precioso, ungieron mi cuerpo malherido y me sanaron”.