12» ¿Nos escuchas Filomena?
Los exuberantes napolitanos empezaron a emplazar a la Santa golpeando su altar, diciéndole:”
¿Nos escuchas Filomena?
¡Si no la sanas enseguida, no te rogaremos más!
¡No tendremos nada más que ver contigo!
¡Tanto peor para ti, gran santa, si no haces lo que te pedimos, porque mantendremos nuestra palabra!”.
Gritaban tan fuerte, que si Filomena no estaba vencida, Paulina, sí lo estaba…
Tuvieron que decir a los gritones que la enfermita les rogaba que oraran más bajo… pero nada sucedió, ni tampoco el día siguiente.
Llegó el día de la fiesta.
En el momento de la comunión, Paulina, experimentó una temerosa angustia en su corazón, que latía como si fuera a romperse…, se desmayó del dolor, y parecía que estaba muerta.
Sus acompañantes, esta vez perdieron toda esperanza, pero los napolitanos no dejaron de manifestar su impaciencia.