Thursday March 28,2024
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EL MANTEL

El nuevo pastor, recién asignado a su primer ministerio para reabrir una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzos de octubre, entusiasmado con sus primeras oportunidades.

Cuando vio la iglesia, se encontró conque estaba en pésimas condiciones, y requería de mucho trabajo de reparación; así que se fijó la meta de tener todo listo a tiempo para oficiar su primer servicio en la Nochebuena.  Trabajó arduamente, reparando los bancos, resanando las paredes, pintando, etc., y para el 18 de diciembre ya había casi concluido con los trabajos, adelantándose a la meta trazada.

El 19 de diciembre cayó una terrible tempestad que azotó el área por dos días completos.  El día 21 el pastor fue a ver la iglesia, y su corazón se contrajo cuando vio que el agua se había filtrado a través del techo, causando un hueco considerable en la pared frontal del santuario, exactamente detrás del pulpito.

El pastor limpió el desastre en el piso, y no sabiendo qué más hacer, pensó en posponer el servicio de Nochebuena. Salió para su casa, y en el camino notó que una tienda local estaba llevando a cabo una venta del tipo "subasta", con fines caritativos, y decidió entrar.

Entre los artículos que había en aquel almacén, el pastor vio un hermoso mantel hecho a mano color hueso, con unas aplicaciones exquisitas en bellos colores, y una cruz bordada en el centro. Era justamente el tamaño adecuado para cubrir el hueco en la pared de la iglesia, así que lo compró.

Al salir de aquel almacén, notó que había empezado a nevar y decidió volver a la iglesia. En dirección opuesta vio a una mujer mayor corriendo desde la dirección opuesta, tratando de alcanzar el autobús, pero finalmente lo perdió. El pastor la invitó a esperar en la iglesia, donde había calefacción, hasta que pasara el próximo autobús, que tardaría 45 minutos más en llegar.

Al llegar a la iglesia, la señora se sentó en una banca sin prestar mucha atención al pastor, mientras éste buscaba una escalera, ganchos, etc., para colocar el mantel como tapiz en la pared. El pastor apenas podía creer lo hermoso que lucía, y cómo cubría toda el área del problema. Entonces se percató de que la mujer venía caminando desde el pasillo acercándose a él, y que ésta tenía su cara blanca  como una hoja de papel.

"Pastor, ¿dónde consiguió usted ese mantel?"  El pastor le explicó.

La mujer le pidió que revisara la esquina inferior derecha, para ver si las iniciales EGB aparecían bordadas allí.  ¡Sí estaban!, éstas eran las iniciales de la mujer, y ella había hecho ese mantel 35 años atrás, en Austria.  La mujer apenas podía creerlo, cuando el pastor le contó cómo acababa de obtener el mantel.

La mujer le explicó que antes de la guerra, ella y su esposo tenían una posición económica holgada en Austria, pero cuando los Nazis llegaron, la forzaron a irse. Su esposo debía seguirla la semana siguiente, pero ella fue capturada, enviada a prisión, y nunca volvió a ver a su esposo, ni pudo regresar a su casa.

El pastor la llevó en el carro hasta su casa y ofreció regalarle el mantel, pero ella lo rechazó, diciéndole que era lo menos que podía hacer. Se sentía muy agradecida, pues vivía al otro lado de Staten Island, y solamente estaba en Brooklyn ese día por un trabajo de limpieza en una casa.

¡Qué maravilloso fue el servicio de la Nochebuena! La iglesia estaba casi llena.  La música y el espíritu que reinaban eran increíbles. Al final del servicio, el pastor despidió a todos en la puerta, y muchos expresaron que volverían, pero un hombre mayor, que el pastor reconoció como del vecindario, seguía sentado en una de las bancas mirando hacia el frente, y el pastor se preguntaba ¿por qué no se iba?

El hombre se le acercó, y le preguntó ¿dónde había obtenido ese mantel, que estaba en la pared del frente?, porque era idéntico al que su esposa había hecho años atrás en Austria, antes de la guerra; y ¿cómo podían haber dos manteles tan idénticos? Él le relató al pastor cómo llegaron los Nazis y cómo él forzó a su esposa a irse, por la seguridad de ella, y cuánto estaba él dispuesto a seguirla, pero había sido arrestado, y enviado a prisión. Nunca volvió a ver a su esposa, ni pudo regresar a su hogar en todos aquellos 35 años.

El pastor le preguntó si le permitiría llevarlo con él a dar una vuelta. Se dirigieron en el carro hacia Staten Island, hasta la misma casa donde él había llevado a la mujer tres días atrás.

Él le ayudó al hombre a subir los tres pisos de escalera que conducían al apartamento de la mujer, tocó en la puerta y presenció la más bella reunión de Navidad que pudo haber imaginado.

Querido Amigo, esta linda historia de amor nos confirma que las casualidades no existen, pero sí las Diosidencias. DIOS nos hace sus instrumentos. No en vano, yo también espero que se cumplan mis sueños, pues  aunque en mi iglesia no haya un mantel bordado por mí, Dios conoce perfectamente cuáles son mis deseos y mis necesidades.