Thursday April 18,2024
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INDICE REFLEXIONES

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DIEZ MANERAS DE DECIR TE QUIERO

  1. Invita a tu hijo a ayudarte en  algo importante, como por ejemplo, arreglar el jardín,
    reparar una bicicleta o cocinar.
  2. Inventa una canción de cuna para él o ella y hazl@ protagonista del cuento que
    le lees por las noches.
  3. Aprende el nombre de sus amigos.
  4. No le entregues más importancia a lo que te digan los demás, siempre escucha
    primero a tu hijo.
  5. Si no alcanzas a verlo ni en la mañana ni en la noche, preocúpate de dejarle una
    nota o un dibujo en su almohada.
  6. No lo retes en presencia de terceros, ni le cuentes a otros sus errores.
  7. Si es posible, enséñale tu lugar de trabajo.
  8. Pídele que te cuente sus tres deseos más importantes.
  9. Una vez al mes invita a tus hijos, por separado, a comer fuera de casa.
  10. Respeta sus gustos y sentimientos, aunque sean muy diferentes a los tuyos.

 

La mayoría de los niños escuchan más mensajes negativos que positivos: "deja eso", "-no toques ahí-", "siéntate bien". A diario escuchan tantas órdenes, prohibiciones y negaciones que pueden llegar a la conclusión de que tal como son no gustan a sus padres.

Este círculo vicioso puede comenzar desde muy temprana edad, tan pronto como cuando el bebé comienza a caminar, porque los padres comienzan a prohibirles ciertas cosas, como por ejemplo para protegerlo de que no se caiga de la escalera o bote el televisor.

Es obvio que ningún padre reta por puro gusto, simplemente estamos ante dos intereses encontrados: por un lado, la curiosidad del niño; y por otro, la obligación de padres para proteger a su hijo y de enseñarle las reglas de convivencia.

Normalmente los niños comprenden y conocen muy pronto la existencia de cierta relación entre sus actos y la cara de enojo de sus padres. Mientras no se les prohiba demasiado, se les deja un margen razonable a su afán investigador; y los besos y regaloneos abunden más que los reproches, no habrá nada que temer, pues crecerán con la tranquilizadora convicción de que sus papas los quieren, aunque no estén siempre de acuerdo con lo que hacen.

Sin embargo, y si en esta delicada fase de las primeras prohibiciones se agrega otro factor que el niño siente como negativo (nacimiento de un hermano, vuelta de la mamá al trabajo, crisis matrimonial)..., la duda se instala en su corazón. Y si en ese momento los padres no se dan cuenta del conflicto en que se. encuentra  el niño, y lo castigan  o retan, imperceptiblemente  empieza a desarrollarse un círculo vicioso.

Mientras el niño se sienta cada vez menos amado, se portará cada vez peor, lo que con el tiempo puede deformar el carácter del pequeño.